Tribuna ciudadana

Puente Santa Fe - Santo Tomé, de la incertidumbre al optimismo

Por Eduardo J. Tiburzi

Respecto del puente Santa Fe-Santo Tomé, se observa que las actuales necesidades son diferentes a las de 20 años atrás. El gran crecimiento poblacional nos obliga a disponer de un cruce urbano o vecinal exclusivamente para los santotomesinos. El desarrollo de los barrios privados en el norte de la ciudad, está conformado por 20 mil a 25 mil personas en su conjunto. La totalidad de habitantes de Santo Tomé ronda las 100 mil personas, que depende sólo de un cruce, que es regional (RN11) y con tráfico pasante.

Ese crecimiento demográfico nos indica que no sólo necesitamos adicionar un cruce, sino varios. El fundamento es que ese crecimiento poblacional es geométrico. Un solo cruce no es solución, menos aún con la expectativa de esa escala de crecimiento, de manera que nos acecha el peligro de caer en una emergencia vial profunda. Este razonamiento es el que fundamenta la necesidad de una reformulación de la obra, pero sin que se alteren los proyectos en vigencia. El desafío es resolver este crucial problema con una perspectiva de décadas.

Las diversas alternativas en disputa, cualquiera sea la que se defina en este contexto de crecimiento demográfico, no resultará suficiente por sí sola.

En estos momentos, la posibilidad de concretar la vinculación vial con la ciudad capital es altamente real, a saber: se considera un presupuesto de $ 610 millones -o U$S 41 millones-, en cuatro años (fondos que se acreditarían de la siguiente manera: en: 2017, $150 millones; en 2018, $150 millones; en 2019, $180 millones; y en 2020, $130 millones), lo que cubriría de manera aproximada un 25% de la obra proyectada como Traza Norte Alternativa 3, ubicada en los barrios privados, con obras complementarias que suman 8,5 km de caminos, con un presupuesto de $2.000/3.000 millones de pesos, hipótesis que no soluciona el problema representado por la presión que ejerce el crecimiento poblacional.

La reformulación que propongo consiste en construir sólo el conjunto de los tres puentes (sin obras complementarias que quedarían para el futuro). En esta difícil situación, ese financiamiento establecido por el gobierno nacional de $ 610 millones de pesos, se orientaría a reducir el proyecto, ampliando la eficiencia.

Fundamentos

Al colapso vial lo tenemos en todos los frentes de la ciudad y es simultáneo. Postergar las obras complementarias no significa volver atrás, dado que son el “cuello de botella” del proyecto porque ocasionan costos que superan ampliamente a los del puente propiamente dicho. Al presidente Mauricio Macri le digo que si nos comprometemos a hacer una obra que empiece y termine en la fecha comprometida, y sin corrupción, los precios empezarán a bajar y eso nos permitirá hacer más obras.

Respetando los estudios de las alternativas 3, 5 y 7, se deberían tomar sólo los puentes de orilla a orilla, sobre pilotes y sin terraplenes. Así no se alteraría el drenaje natural de las aguas, lo que supone cero riesgo ambiental. Además, no habría costo de expropiaciones, ni complicaciones económicas o sociales (fundamentos del menor costo), por tratarse de una obra estándar, con características similares al viejo puente actual (pero sin arcos), para vincular ambas ciudades desde el Acceso Norte de Santo Tomé a la Av. Circunvalación de Santa Fe.

Yendo de la incertidumbre al optimismo, podemos decir que cada puente de orilla a orilla, tipo estándar de dos manos de 1.300/1.670 m de longitud, tiene un costo aproximado de U$S 10 millones (comparado con obras similares). Si se construyera un puente vecinal o urbano por año, se obtendría una real solución de largo plazo. A futuro se podría contar con seis cruces: 1) El actual puente de la autopista, en servicio; 2) Posible: Alternativa 3; 3) Posible: Alternativa 5; 4) El actual Puente Carretero, en servicio; 5) Posible: Alternativa 7; 6) A futuro, ya definido: Paraná - Santa Fe. La cuestión es no cerrar la mente, sino abrirla para aceptar lo que nos sirve y resulta práctico.

En ningún caso, se cambia ni altera sustancialmente lo proyectado. La idea de construir sólo cada puente en particular, representa en su conjunto la real solución, lo que sería inmensamente positivo. Para mejor, con ubicaciones de cruces en diferentes barrios, lo cual permitiría experimentar si las obras complementarias son o no necesarias; y en qué lugar, aunque se construya un puente por año. Estas apreciaciones nos facilitan pasar de la incertidumbre al optimismo. No debemos perder esta oportunidad -quizás única- de replantear esos montos ya asignados. El costo-beneficio que obtendremos con esta reformulación es muy superior al de construir un solo puente, con sus muy complicadas y costosas obras complementarias (que por el momento son prescindibles). La reformulación le ahorraría al Estado una muy importante erogación económica que podría aplicarse a saldar la dilatada deuda social.

Conclusión

Si se considera una erogación de $2.000/3.000 millones de pesos para una obra que no resolverá el problema construyendo sólo un cruce -además sólo se cuenta con 610 millones de pesos en cuatro años-, ¿dónde está el inconveniente de que con un costo muy inferior al establecido logremos plasmar tres cruces? No hay necesidad de introducir el tráfico pasante en el sector urbano de Santo Tomé, ni en la ciudad de Santa Fe. El objetivo es solucionar el paso doméstico, sea denominado urbano o vecinal, para beneficio prioritario de los santotomesinos.

El Corredor Bioceánico Central y/o Regional está vigente en la RN 11, RN 19, Autopista Santa Fe-Rosario y Av. de Circunvalación de Santa Fe, la cual cumple desde hace mucho el servicio vial zonal del tráfico pasante. De modo que considero muy necesaria y determinante la prioridad de construir conexiones domésticas que garanticen las normas viales de circulación, en previsión de accidentes.

Hay que entender que al colapso vial nos lo provoca el uso doméstico, no el pasante. Si se continúa insistiendo con las obras complementarias, lograremos “una solución, sin solución”.

Es bueno tener en cuenta -si de costo se trata- el ejemplo de la ciudad de Córdoba, donde se licitó la construcción de la autovía “Variante Costa Azul” y de un puente sobre el lago San Roque, con una inversión de $ 1.000/1.300 millones, en un plazo de 24 meses. Este proyecto consiste en la construcción de una autovía de montaña de 6,7 km, que contorneará ese lago (se puede verificar en Internet).

La obra pública, tan cuestionada en nuestro país, no es un problema en sí misma, sino que se manifiesta cuando no hay claridad en la decisión política, ni certero y continuo compromiso ciudadano.

Hay que entender que al colapso vial nos lo provoca el uso doméstico, no el pasante. Si se continúa insistiendo con las obras complementarias, lograremos “una solución, sin solución”.