Consecuencias de las lluvias

Rafaela empieza a prepararse para el cambio climático

Las fuertes tormentas que la azotan cada vez con mayor frecuencia e intensidad obligan a la ciudad del oeste santafesino a adoptar medidas para soportarlas mejor, proteger la vida de los ciudadanos y a optimizar su capacidad de respuesta para recuperarse rápidamente de sus consecuencias.

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“Propondremos tres temas a los concejales, en los que también se tendrá que involucrar la ciudadanía”, explicó el intendente Luis Castellano a la prensa cuando días atrás anunció las primeras iniciativas que apuntan esencialmente a establecer “alertas de corto plazo”. Foto: Archivo

 

Juan Carlos Scalzo

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El primer aviso de que fenómenos meteorológicos con características de tempestad iban a sucederse en la localidad ocurrió en febrero del año anterior cuando un viento de gran magnitud provocó destrozos en el sector oeste, afectando particularmente al Parque de Actividades Económicas de Rafaela (Paer), con estructuras fabriles que terminaron derrumbadas y el desprendimientos de varios techos. Después, en el mes de abril, se abatieron sobre toda la región precipitaciones extraordinarias que anegaron casi todo el departamento.

Y cuando la ciudad estaba dejando atrás aquellos dos temporales, en la madrugada del primer día de 2017 la naturaleza volvió a golpearla con fuerza con vientos que alcanzaron los 110 km en el casco urbano rafaelino y lluvias torrenciales provocando estragos mayores que los de un año atrás.

Sólo por la providencia se explica que no se hayan producido desgracias que lamentar porque cientos de árboles y postes fueron arrancados y cables conductores de electricidad se cortaban por doquier en el preciso momento en que miles de jóvenes, que se habían volcado a espacios abiertos o boliches para recibir el año, estaban en las calles intentando retornar a sus hogares indefensos ante la inclemencia del tiempo.

El otro saldo que lamentar fue que una decena y media de viviendas sufrieron la voladura de chapas y sus moradores lo perdieron todo o casi todo. A su vez, gran parte de la ciudad estuvo sin suministro eléctrico por varias horas.

Y Rafaela no salía del shock que le produjo la primera gran tormenta del año cuando 72 horas después (en la madrugada del miércoles 4) el viento otra vez llegó, aunque ahora de manera violenta y repentina, y si bien no alcanzó la velocidad de su antecesor (esta vez, se midieron 84 km/h) vino a completar su obra porque esta vez unos 800 árboles se desmoronaron (1.500 entre los dos tormentas), cerca de un centenar de casas perdieron sus techos, infinidad de postes de antenas de empresas de servicios y comunicaciones fueron a dar contra el piso y los daños en una estación transformadora de la EPE en oeste urbano dejó sin corriente a amplios sectores de la población por mucho tiempo.

Lo relevante fue que todo el sistema de escurrimiento del agua funcionó a la perfección gracias a las tareas de mantenimiento y limpieza que se realizan de forma permanente.

La observancia del protocolo de emergencias establecido, una buen planificación de la tarea a desarrollar por parte de las áreas de gobierno involucradas involucradas en la Junta Municipal de Protección Civil, y, sobre todo, el trabajo a destajo de empleados y cuadrillas municipales, con apoyo de soldados que llegaron de Batallón de Ingenieros Anfibios de Santo Tomé, Bomberos y fuerzas de seguridad, hicieron que la ciudad empezara a recuperar su fisonomía y funcionamiento aceleradamente, a pesar de que aún quedan tareas por realizar.

Bajo estas circunstancias, y ni bien se recobró el ritmo normal desde el gobierno rafaelino impulsaron un profundo debate que debe involucrar a los concejales y, fundamentalmente, a la población para orquestar medidas que mitiguen los efectos y consecuencias de las potentes tormentas que llegaron para quedarse.

Alertas, cableado y replanteo de arbolado

“Propondremos tres temas a los concejales, en los que también se tendrá que involucrar la ciudadanía”, explicó el intendente Luis Castellano a la prensa cuando días atrás anunció las primeras iniciativas que apuntan esencialmente a establecer “alertas de corto plazo en los eventos de concurrencia masiva, el arbolado público y el cableado que realizan las empresas que prestan distintos servicios y que tantas complicaciones produjeron”.

“En los eventos de concurrencia masiva, en un boliche al aire libre o dentro de un gimnasio, en un partido de fútbol, dado que vamos teniendo mayor previsión a partir de las alertas que envía el Servicio Meteorológico, debatiremos qué hacemos con eso para garantizar la seguridad de la gente”, detalló el mandatario.

“El arbolado público es otro de los temas, dado que el mismo estuvo pensado para una ciudad con un viento de estas características cada 30 años y hay árboles que tienen 80 ó 100 años y habrá que tomar decisiones. Sumaremos especialistas con experiencia por haber pasado por estas situaciones. Tal vez no estén en Argentina, de todas formas deberemos convocarlos para que nos ayuden a repensar el arbolado público”, adelantó el titular Ejecutivo rafaelino.

“El cableado privado y público y la postación también entra en debate en el marco del cambio climático. Por eso, las empresas prestadoras de servicios, las privadas y las públicas, no pueden seguir trabajando de esta manera. Si se cambia a otro tipo de cableado será necesaria una inversión que hay que planificar”, remarcó el intendente en obvia referencia a la necesidad de soterrar las líneas.