A 25 AÑOS DE “PERROS DE LA CALLE”

Un estilo de cine

  • El film que inició la carrera de Quentin Tarantino se presentó en el Festival de Sundance el 21 de enero de 1992. En su estructura, poco convencional, se reunieron todas las influencias asimiladas por Tarantino en varios años de videoclubismo, desde el policial negro hasta el cine asiático.
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Tim Roth, Harvey Keitel y Michael Madsen en un fotograma de los primeros minutos de la película. Atrás, Steve Buscemi, Lawrence Tierney, Chris Penn y el propio Tarantino. Foto: Miramax

 

Juan Ignacio Novak

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Cuando se habla hoy de una película de Quentin Tarantino, cualquier aficionado al cine sabe de qué se trata. O al menos tiene la certeza de que se topará con una estructura narrativa no lineal, diálogos rápidos e ingeniosos, personajes complejos y caricaturescos, alguna que otra escena de violencia visceral, humor retorcido. Pero hace un cuarto de siglo, cuando el cineasta presentó su primera película “Perros de la calle” (que pasó por el Festival de Sundance el 21 de enero de 1992 hace 25 años), sorprendió al mostrar una mezcla de esos elementos en un mismo film, que a pesar de su pequeño presupuesto modificó el rumbo del cine norteamericano, cuyo ramal independiente se hallaba estancado.

Para modelar el guión de su ópera prima, Tarantino echó mano a todo lo que había aprendido durante sus años como videoclubista cinéfilo, que le impusieron una formación heterogénea como espectador. Al punto de que en su escritura se notan tanto las influencias de las películas de cine negro de los 40 y 50 y las series televisivas de los 70 (“Kung Fu” entre otras), como del spaghetti western, el blaxploitation, el cine asiático y los clásicos del cine estadounidense. De hecho, él mismo había señalado que su primera película debía ser una especie de “Pandilla Salvaje” de los 90, en referencia al violento western dirigido por Sam Peckinpah en 1969, con William Holden, Ernest Borgnine y Robert Ryan.

Considerada como una obra de culto (para Pablo Kurt, del sitio www.filmaffinity, se trata de la mejor ópera prima de los 90), “Perros de la calle” tuvo su amanecer como proyecto mínimo, que Tarantino pensaba filmar con amigos en 16 mm, en blanco y negro. Pero algunas personalidades que ya tenían para entonces una trayectoria en la industria del cine (Tim Roth, Michael Madsen y sobre todo Harvey Keitel, que también cumplió un rol clave como co-productor) se fueron sumando a la iniciativa, que así cobró otra envergadura pero sin perder su espíritu original de clase B, un aspecto que fue clave en el posterior eco que produjo en el público.

La forma es contenido

La innovación de Tarantino en su primer film no es argumental, sino claramente formal. De hecho, su sinopsis se corresponde en muchos aspectos con la de conocidos títulos como “Rififí” (Jules Dassin, 1955), “Casta de malditos” (Stanley Kubrick, 1956) o “Mientras la ciudad duerme” (John Huston, 1950) : “Seis criminales son contratados para un trabajo. Preparan el robo a un almacén de diamantes, pero la policía aparece inesperadamente, convirtiéndolo en una masacre. Todo hace sospechar que hay un traidor infiltrado”.

Sin embargo la estructura quebrada del guión, que permite al espectador ir conociendo las historias de cada uno de los maleantes, en paralelo a los hechos narrados, representa un hallazgo. Igual que la decisión de utilizar el fuera de campo en el momento en que se produce el robo, lo que aumenta la tensión cuando los personajes repasan y discuten luego los detalles. Logros a los que hay que sumarle diálogos divertidos (“Sos el señor Rosa porque sos maricón ¿Ok? Acá no se eligen los colores. Si fuera así, tendrías de inmediato a tres tipos peleando por ser el señor Negro”), mucho humor ácido (Michael Madsen hablando con la oreja que le acaba de cortar a un policía al que tomó como rehén), violencia explícita pero anclada con el tono general de la historia (el tiroteo luego del fallido asalto) y actores compenetrados en sus personajes.

Desde que “Perros de la calle” se exhibió en los cines, fueron muchos los que trataron de imitar el estilo de Tarantino, que elevaría su apuesta en “Pulp Fiction”, acentuando algunas características de su primer trabajo. Sin embargo, ninguno de ellos logró el “toque” creativo. “Perros de la calle” resultó premiada en los festivales de cine de Sitges y Toronto, ganó un Independent Spirit al Mejor Actor Secundario (Buscemi) y fue nominada por el Círculo de Críticos de Nueva York como Mejor Ópera Prima, galardón que quedó en manos de Allison Anders por “Gas, Food, Lodging”.

La radio según Woody Allen

  • El próximo martes 24 de enero se cumplirán 30 años de la presentación (en el United States Film Festival) de la película “Días de radio” de Woody Allen, que tuvo su estreno comercial el 30 de enero de 1987. No suele estar mencionada entre las obras más trascendentes del director (“Annie Hall”, “Manhattan” o la más reciente “Match Point” suelen ocupar esa lista), pero aún así se trata de una película entretenida, plagada de nostalgia. Se trata de la evocación de una época a través de un puñado de anécdotas vinculadas con la radiofonía, desde el punto de vista de una familia judía de clase baja (claro guiño autobiográfico) que habita en los suburbios neoyorquinos.

Como siempre, la caracterización de los personajes es uno de los aspectos más logrados, en buena medida gracias al plantel de actores, entre los cuales sobresalen Mia Farrow (que para entonces ya había descollado en “La rosa púrpura de El Cairo” también junto a Allen), Dianne Wiest, Danny Aiello, Julie Kavner (más conocida por prestarle su voz a Marge en “Los Simpson”) Josh Mostel y Michael Tucker. La película obtuvo dos nominaciones al Oscar, en las categorías Mejor Guión Original, que finalmente ganó John Patrick Shanley por “Hechizo de luna” y Mejor Diseño de Producción, estatuilla que fue para “El último emperador”, de Bernardo Bertolucci, la gran triunfadora de ese año.