Ideología y postverdad

La facilidad que actualmente encuentra la mentira para presentarse como información pone a prueba a periodistas y medios de comunicación.

Juan Manuel Fernández

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El 22 de diciembre pasado una noticia difundida por un medio porteño corrió como un rayo en redes sociales: había nacido, en Pergamino, un cerdo con trompa de elefante al que el periodismo capitalino de inmediato bautizó “chanchofante”. La curiosidad biológica, a la que el hombre de campo no es ajeno puesto que abundan casos de malformaciones entre los animales de granja, se potenció al señalar al uso de agroquímicos como la causa de semejante monstruosidad. Según el artículo, la malformación hasta “derivó en un alzamiento de los productores rurales de la zona, quienes responsabilizan por la muerte de sus animales a efectos de fumigaciones irregulares”.

Esta semana el periódico de Pergamino Nuevo ABC Rural refutó la mentira. La falsa noticia se fabricó en base a la fotografía de un cerdo con una notoria malformación, nacido muerto hace 12 años en el establecimiento de un productor de la zona. El veterinario consultado aquella vez por el propietario del animal reveló, además de la antigüedad del caso, que luego de someter el cadáver a un tratamiento para su conservación -y de mantenerlo en su poder durante una década- decidió donarlo con fines pedagógicos a la escuela secundaria de la localidad de Acevedo. El director de la institución confesó que un docente había solicitado retirar el ejemplar, pero que luego lo utilizó con “un fin distinto al expresado cuando lo requirió”.

A partir del caso pueden hacerse algunos análisis. Uno, el más evidente (quizás obvio), es que cuando la ideología se impone a la razón el fin justifica los medios. Y si es por la “causa” contra los agroquímicos, todo vale. Sobre todo mentir o desinformar. Sobran ejemplos al respecto, como el ataque a las pulverizaciones aéreas con glifosato, una falacia que productores y técnicos identifican rápidamente puesto que sólo en casos muy excepcionales se aplica el herbicida por ese medio. Otra consideración es tomarlo como una expresión típica de lo que, en la comunicación social, se denomina “era de la postverdad”: un tiempo (el actual) en que la circulación de información falsa, gracias la facilidad que dan las redes sociales, se impone como verdadera. Apenas empieza a teorizarse al respecto, pero ya se advierte a los medios de comunicación que su misión será -cada vez más- demostrar la veracidad de la información, así como denunciar las noticias falsas. Este es y seguirá siendo nuestro compromiso.