llegan cartas

El verbo perseguir

MARTA SNAIDERO DNI 12.215.210

Si bien llevo muchos años votando en otra localidad que no es nuestra Santa Fe Capital, me preocupa el estado de la ciudad que me viera nacer.

De niña era un paseo habitual, aunque cercano a mi casa, recorrer el histórico Jardín Botánico, hoy llamado Jardín República del Líbano tan sólo por una placa in situ y reemplazado por otro al norte de la ciudad.

Desde el año 2008, vecinos del lugar esperan. Promesas incumplidas, proyectos elaborados y no ejecutados, publicaciones en medios varios, entrevistas que quedan en la queja y el reclamo.

En nombre de vecinos y ocupantes temporales y esporádicos, presenté notas acompañadas de fotografías ante la Mesa de Entrada Única del Ejecutivo y el Concejo Municipal, siendo éste último quien demostró real interés en escuchar a sus votantes y así surgió la Ordenanza Nro. 16135 del 15-9-16.

Nada ha cambiado ni desde hace nueve años en que el municipio citó a vecinos, ni desde que mantuve una conversación personal con el ex intendente Mario Barletta y el actual José Corral en noviembre de 2015. Ni el aporte de medios gráficos, televisivos y radiales sobre el estado de abandono del Jardín y/o la presencia de quienes sí quieren verlo como años ha, logran que la autoridad competente oiga, lea, corrobore y resuelva.

Nuestra constitución pretende organizar la vida de quienes habitamos este suelo. A quienes pretenden erigirse en representantes, electos por el voto de la ciudadanía, les exige entre sus artículos respetar, cumplir, cuidar y otros tantos verbos.

Desde el 15 de noviembre de 2016, el verbo que más escucho es perseguir. Al parecer es fácil de conjugar y el “sujeto” sobre el que predica suele ser un nombre y apellido: José Corral.

Pero difícilmente sea un acto persecutorio hacia las autoridades municipales el que hagamos público en redes sociales y medios la situación de abandono en la que se encuentra desde hace años el ex Jardín Botánico, en Aristóbulo del Valle al 4700.

Quizás deba instalarme frente al palacio municipal, bocina en mano, o pagar por una pancarta y colgarlo desde el primer piso. O quizás sea necesario “perseguir” efectivamente a los funcionarios, para que me identifiquen como la impulsora de la puesta en valor de un espacio natural, estratégicamente ubicado. Un espacio que dejaría de ser solamente un buen lugar para pasear perritos o enterrarlos, o para mantener relaciones sexuales a plena luz del día como ha sucedido, y se transformaría en un lugar donde desarrollar actividades sociales, recreativas y deportivas para el bien de la comunidad toda.

Coincido con aquello de que “los hombres pasan, las instituciones quedan”. Los intendentes pasan, pero los parques y paseos quedan, en este caso como ejemplo de abandono y promesas incumplidas.

El pueblo vota y, según estén conformes o no, suma o resta a la hora de otorgar un cargo a candidatos/as. Quien tuvo la oportunidad de que ser escuchado en campaña y por segunda vez pudo tomar acciones y no lo hizo, ¿qué lugar pretende ocupar en el futuro?¿Qué dice nuestra Constitución Nacional sobre las promesas de representantes que nunca se cumplen?¿Y qué sobre aquellos que nos hacen creer que sí pueden alcanzar las metas planteadas si son reelectos/as y luego dejan para el que venga la tarea incumplida?