llegan cartas

Monzón: juzgado hasta la eternidad

MARTA SNAIDERO DNI 12.215.210

Si bien no he tenido injerencia alguna en la decisión de construir el monumento que conmemora a Monzón, organicé el homenaje realizado al cumplirse el 23º aniversario de la conquista del título ante el italiano Nino Benvenutti. El festejo que realizamos tuvo lugar en el Estadio de la Universidad Tecnológica en Santa Fe, encontrándose cumpliendo la condena el Sr. Carlos Monzón. El Festival Boxístico estuvo a cargo de Abel Monzón. Al evento no sólo concurrieron autoridades de clubes locales, público en general y medios de difusión, sino también el propio gobernador en ese entonces: Carlos Reutemann. Durante mis años de publicista, desarrollé actividades tales como organizar eventos, promocionar, conducir y hacer reportajes. El título de la nota a la que aludo en la presente, invoca un acto hoy llamado femicidio, utilizando el nombre de quien fuera uno de los máximos exponentes deportivos que tuvo el país. Hace referencia a que tiene un “monumento” adjudicándolo directamente a quien juzgaron por un delito y no al deportista de reconocimiento mundial. En el contenido de la nota nada refiere al ser humano, demostrando por parte de la autora un interés particular en cuanto a la relación del boxeador y la violencia hacia la mujer. Cientos de comentarios y visualizaciones por parte del pueblo santafesino en las redes sociales dan cuenta del efecto nocivo que tuvo la nota en cuestión, para quienes sin haber estudiado periodismo saben separar un hecho trágico con la carrera incuestionable de Carlos Monzón. La autora y el medio gráfico no tienen en cuenta el daño que producen a familiares de Monzón y a su hijo Maximiliano Roque Monzón Muñiz, quien en su momento hasta tuvo que irse del país, y hoy soporta las consecuencias de una niñez y crecimiento con el estigma de la manera en que se vio privado de su madre y padre. Remover heridas que intentan cicatrizar después de veintinueve años, sólo marca la diferencia entre el buen periodismo y el rating, que en este caso se obtiene por los comentarios a través de alguna red social sobre lo acontecido en vida de alguien que hoy no tiene voz para seguir defendiéndose de las acusaciones fuera de un juzgado. La nota, rechazada por cientos de admiradores de la carrera del Sr. Carlos Monzón con sobrada subjetividad, debería dar lugar a alguna aclaración por parte de quien la firma y del medio que la autorizó, como prueba de respeto hacia algunos de sus lectores, que evidencian su malestar en el mismo espacio de Internet. La ley del hombre juzgó al Sr. Monzón. Sabrá Dios por qué cierto periodismo se permite licencia para seguir condenándolo.