Artes Visuales

Orillas de Juan y Lucía

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En las pinturas al óleo directas sobre el lienzo, Arancio describe con excelencia de oficio escenas entendidas como registros visuales de la vida cotidiana de la zona ribereña del Litoral.

Fotos: Gentileza Producción

 

Domingo Sahda

En el espacio de Toda Santa Fe Comunicación y Arte, Mercado Norte (Santiago del Estero 3166) fue abierta a la apreciación pública una exposición de arte visual titulada “Orillas de Juan y Lucía”, integrada por pinturas firmadas por Juan Arancio y esculturas de autoría de Lucía Schmidhalter. La exposición conjunta reúne trabajos fechados en distintos momentos y conjuga dos modos o visiones artísticas de dos artistas plásticos santafesinos.

En las pinturas al óleo directas sobre el lienzo, Arancio describe con excelencia de oficio escenas entendidas como registros visuales de la vida cotidiana de la zona ribereña del Litoral, valiéndose de planos cromáticos delicuescentes para registrar con minucia diversas situaciones propias de la vida cotidiana de sus pobladores. Sin apelar a construcciones visuales complejas, cada escena recortada aparece como estampa cuasi documental, elaborada a pincel y óleo, con esmerado y preciso registro. La pincelada cromática se ajusta en todos los casos, las obras, al modelado de las imágenes de acuerdo a registros “veristas”, con intencionalidad descriptiva. El expositor señala cada una de las escenas pintadas apelando a una hipotética objetividad, sin acentos emocionales particularizados. Cada escena elaborada aparece como registro del acontecer señalado desde la presunción de “verdad visual existente”, la cual aparece por voluntad fáctica del artista. La hipótesis de verdad preexistente que el artista documenta es una opción tradicional del arte visual entendido como proceso documental subjetivado. De este modo, cada pintura deviene en “estampa” sociocultural intencional elegida, y el pintor es el “ojo que ve y la mano que ejecuta” sin otra intencionalidad que la de documentar una situación que deviene ornamento. El oficio al que apela es en sí mismo incuestionable y de este modo, con sólidas herramientas representacionales, el pintor deviene en testigo ocular que registra fielmente aquello que acontece. Las piezas expuestas devienen en ornamentos de calidad evidente dentro de su especialidad reproductiva, sin otra proyección que el placer de ser apreciadas circunstancialmente.

Lucía Schmidhalter por su parte exhibe piezas resueltas como volúmenes espaciales de marcada definición expresiva, evidenciando un sólido oficio en la ejecución de cada obra a la vista. Se trata de metales soldados, recortados vigorosamente, patinados, en los cuales una imagen, el pez —como entidad expresiva recurrente-, apela indirectamente a idéntica temática expresiva que el pintor, en este caso, la existencia animal en las “orillas...”.

Se evidencia en cada pieza a la vista de tamaño medio y menor un manifiesto oficio de calidad estructural. La solvencia en el manejo de la materia y las herramientas pertinentes es evidente. La ornamentalidad subjetivada se hace presente en cada pieza a la vista. El recorrido en torno a las mismas permite enlazar instancias plásticas sin fisuras compositivas. La idea de representación emana de cada obra a la vista, sea tanto en el volumen manifiesto como en los relieves montados sobre superficie, que repiten idéntico tema.

Ambos expositores revelan estar en posesión de un oficio de calidad evidente, recurriendo a una temática relacionada con el paisaje ribereño sin exceder en ningún caso los límites prefijados por el arte visual como atenta y subjetiva descripción del mundo en torno, ajustando la imaginación a lo previsible en cada caso, trasladando la idea del arte visual al concepto de excelencia de ejecución sin otro devaneo imaginativo.

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Lucía Schmidhalter exhibe piezas resueltas como volúmenes espaciales de marcada definición expresiva, evidenciando un sólido oficio en la ejecución de cada obra a la vista.