¿Qué queda hoy de la ETA?

Pablo Sanguinetti (DPA)

Durante medio siglo fue sinónimo de terror en España, pero la ETA que prepara supuestamente su desarme “total” hasta el 8 de abril consta apenas de algunas decenas de militantes en la clandestinidad y de un arsenal reducido y obsoleto. ¿Qué queda del último grupo armado de Europa Occidental?

“Lo que le queda a ETA es muy poquito”, sostuvo ya en septiembre de 2015 el entonces ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, tras la detención de la cúpula política del grupo formada por sus dos miembros más buscados, David Pla e Iratxe Sorzabal. “Prácticamente es el acta de defunción de ETA”, sentenció entonces Fernández Díaz.

Fue el golpe policial más duro desde octubre de 2011, cuando una ETA ya de por sí debilitada anunció el cese “definitivo” de la violencia, pero no el único: en los últimos cinco años las fuerzas de seguridad de España y Francia detuvieron a más de 160 personas vinculadas al grupo y desmantelaron numerosos escondites con armas.

Según fuentes de seguridad citadas en la prensa española, el capital humano del grupo se limita ya a una veintena de miembros ocultos e inactivos en Francia y otros países de Europa. El más relevante es “Josu Ternera”, histórico dirigente de ETA condenado y huido que al parecer sigue tomando decisiones políticas del grupo.

Además, podría haber decenas de personas vinculadas al entramado etarra ocultas en países de América Latina. En México, por ejemplo, fue detenido el 23 de febrero Ángel María Tellería Uriarte, otro veterano de ETA. En Venezuela se encuentra, entre otros, Iñaki de Juana Chaos, condenado por 25 asesinatos y en búsqueda y captura.

Un intermediario de ETA adelantó este viernes que el grupo anunciará de forma inmediata un plan para estar “totalmente” desarmado el 8 de abril, pero el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, insistió en que esa persecución policial no se detendrá: “No habrá nada a cambio de nada, porque nada puede haber”, dijo en un acto en País Vasco.

El descabezamiento del aparato residual de ETA y las sucesivas detenciones implican que el mayor activo humano del grupo se encuentra en las cárceles: los cálculos indican que hay en torno a 350 presos en cárceles de España, Francia y otros países europeos detenidos por su vinculación con ETA.

Fuentes de la lucha antiterrorista coinciden en que también el arsenal de ETA es “pequeño y obsoleto”. El material escondido sobre todo en guaridas y viviendas en el sur de Francia, consistente principalmente en armas cortas y largas, es en parte inutilizable tras años en desuso. La entrega anunciada el viernes tiene por ello un carácter sobre todo simbólico.

Pero también el mundo simbólico de ETA ha venido contrayéndose. Uno de los cambios más trascendentes desde el fin de la violencia en 2011 fue que la izquierda secesionista vasca -la llamada “izquierda abertzale”- se distanciara del grupo y llegara a las instituciones de la región del norte de España.

Figuras como Arnaldo Otegi, ex portavoz de la ilegalizada Batasuna (brazo político de ETA) y actual portavoz de la formación “abertzale” Bildu, vienen presionando a ETA para que concrete su desarme. “Es una buena noticia”, sostuvo Otegi tras el anuncio del viernes. “Esperemos que se desarrolle hasta el final y de manera integral”.

Sin recursos humanos ni armamentísticos, acosada por las fuerzas de seguridad y abandonada por antiguos aliados, a ETA le queda finalmente el discurso con el que justificó medio siglo de sangrienta lucha por la independencia del País Vasco. Un legado sobre el que el advirtió el ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido.

“El auténtico desarme es también el desarme ideológico, la plena deslegitimación de los terroristas, de sus ideas y de sus causas”, señaló el ministro el viernes. “En ese desarme, muy importante, es en el que estamos trabajando día a día, para que no se difumine que hubo víctimas y asesinos”.

El mundo simbólico de ETA ha venido contrayéndose. Uno de los cambios más trascendentes desde el fin de la violencia en 2011 fue que la izquierda secesionista vasca -la llamada “izquierda abertzale”- se distanciara del grupo y llegara a las instituciones de la región del norte de España.