Carlos Paoli, de la Comisión de Expertos en Cambio Climático

Inundaciones: “No hay ninguna obra que solucione el problema durante la emergencia”

La gestión integrada como concepto central, que involucra medidas estructurales y no estructurales. Y la planificación y continuidad como sus pilares.

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“Las inundaciones son parte de una misma moneda que en la otra cara tiene el problema de la falta de agua”, sostiene Carlos Paoli.

Foto: Mauricio Garín

 

Nancy Balza

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Sobre el escritorio que ocupa Carlos Paoli en la dirección del Instituto Nacional del Agua está abierto el manual que lo tiene como autor: su título, “Gestión integrada de crecidas”, es prácticamente una declaración de principios. Pero además, el libro está abierto en la página 16, donde un gráfico muestra la interacción de tres conceptos que conviene internalizar, no sólo en el ámbito de la gestión pública sino también en la comunidad: amenaza, riesgo y vulnerabilidad.

Profesor titular de Hidrología de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, Paoli fue uno de los especialistas convocados por el gobierno provincial para integrar la Comisión sobre Cambio Climático. Y ahí surge la primera interrelación entre los términos mencionados: “El cambio climático estaría asimilado al concepto de amenaza, mientras que la falta de ordenamiento territorial, la ocupación indebida del territorio, las prácticas inadecuadas en la producción constituirían la vulnerabilidad”. La primera pregunta es si el riesgo, en la intersección de ambos conceptos, aumenta por una o por la otra.

“Lo que se ha encontrado es que en general es mucho mayor la incidencia del aumento de la vulnerabilidad”, dice Paoli. No es inocente esta conclusión: “Supongamos que la amenaza esté aumentando por el cambio climático, la responsabilidad es global. Por eso cuando se producen estos problemas hay una tendencia a asignarle la responsabilidad al cambio climático. En cambio, la vulnerabilidad es responsabilidad local, es decir de los habitantes y los gobiernos locales”.

Sin dudas, éste será uno de los temas a profundizar en el desarrollo de la comisión provincial de expertos, que recién tuvo su primera reunión de presentación a comienzos de marzo. Es muy probable que también se debata sobre otros conceptos contenidos en el decreto que dio origen al grupo de trabajo: impacto, adaptación y mitigación.

Aumento del riesgo

Lo que si se puede afirmar es que “el desencadenante para conformar este panel fue la problemática de las inundaciones”. La pregunta obvia es ¿En qué incide el cambio climático en este fenómeno? “A partir de los años 70 se ha detectado una tendencia al aumento en el registro de precipitaciones en algunas zonas -no fue igual en todas partes- que se atemperó hacia el año 2000. Esa tendencia se asocia con crecidas importantes: el río Paraná registró las grandes crecidas en los años 83, 92 y 98 y después no volvió a tener los grandes aumentos de niveles mayores a los 7 metros en Santa Fe. Ahí se plantea, a nivel de los meteorólogos, otra discusión sobre si la mayor frecuencia de eventos extremos que se puedan detectar se deben a una cuestión de variabilidad del clima o al cambio climático”.

“Dejando de lado eso, decimos que en estos momentos aparece una mayor frecuencia de tormentas intensas. Más allá de que este fenómeno sea originado por variabilidad o cambio climático, los que estamos sobre el terreno tenemos que ver cuáles son las políticas de adaptación que se requieren en estas situaciones. Después tendremos que contar con escenarios a futuro para ver si se van a mantener o no”.

“Si rescatamos la problemática de las inundaciones que es lo que está afectando en estos últimos años en forma más notoria al territorio, no tanto a las inundaciones por desbordes del Paraná sino a las del tipo rurales y de pequeñas poblaciones, decimos que hay un aumento del riesgo” que se refiere a los daños que puede sufrir un determinado territorio y está compuesto por dos factores: la amenaza que son las crecidas intensas y las de los pequeños cursos de agua, y la vulnerabilidad, que es el territorio y su ocupación”.

"Supongamos que la amenaza esté aumentando por el cambio climático, la responsabilidad es global. Por eso cuando se producen estos problemas hay una tendencia a asignarle la responsabilidad al cambio climático. En cambio, la vulnerabilidad es responsabilidad local, es decir de los habitantes y los gobiernos locales”.

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"En estos momentos aparece una mayor frecuencia de tormentas intensas. Más allá de que este fenómeno sea originado por variabilidad o cambio climático, los que estamos sobre el terreno tenemos que ver cuáles son las políticas de adaptación que se requieren en estas situaciones”.

Claves de la gestión integrada

Desde hace varios años existe un programa mundial que busca cambiar el enfoque de “hacer obras nada más” por el de una gestión integrada de crecidas, actividad de la que Paoli participa activamente, también como experto vinculado a la Asociación Meteorológica Mundial.

Algunos principios de este enfoque involucran:

- La unicidad del ciclo hidrológico: “Siempre hay que tener en cuenta que están relacionadas las aguas de lluvia con las aguas superficiales con las subterráneas. No se pueden analizar de forma separada. Y además hay que tener en cuenta que las inundaciones son parte de una misma moneda que en la otra cara tiene el problema de la falta de agua”.

- La gestión debe hacerse por cuencas: “Significa que si se actúa sobre un territorio, las repercusiones son sobre toda la cuenca hidrográfica, así que no se puede analizar en forma aislada y parcializada”.

- El proceso de la gestión integrada tiene que ser participativo. “Los afectados o los beneficiados tienen que involucrarse en la propuesta y en la adopción de las soluciones”.

- En el ciclo de gestión del riesgo siempre hay una etapa de preparación, una de respuesta durante la emergencia y una de reparación. Y no se las puede tomar de forma separada.

- Las soluciones tienen que ser la integración óptima entre obras y medidas no estructurales.

A todo esto, Paoli suma sus propias recomendaciones: “No se puede trabajar sin planificación”, “la continuidad es fundamental” y “no hay ninguna obra que solucione el problema en la emergencia”, además de la necesidad de armar un rompecabezas para que este esquema funcione, con los aportes nacionales, provinciales y locales. “Si se logra armar este rompecabezas institucional, se puede avanzar; si no, va a ser muy difícil”.

El otro ciclo del agua

Uno de los capítulos del libro “Gestión integrada de crecidas”, del que Carlos Paoli es autor, resume una situación conocida y repetida en nuestra región. Se trata de “Las inundaciones rurales por lluvias extraordinarias” que describe un panorama complejo cuando se producen en zonas fuertemente intervenidas con obras viales, canales, bordos y algunos terraplenes de defensa (no siempre construidos con suficientes estudios) que modifican la dinámica de escurrimiento.

Describe, a continuación, situaciones bien conocidas. Por ejemplo que “las obras de saneamiento hídrico (canales) en áreas cuya característica natural era inundarse cíclicamente, inducen un desarrollo adicional con intensificación de actividades y consiguen una respuesta agrícola espectacular en años normales o húmedos no extremos. Pero cuando se presentan situaciones de mayor recurrencia para los cuales no están preparadas, los anegamientos que lógicamente se producen, dan lugar también a daños espectaculares”.

Expone luego sobre las modificaciones que el desarrollo de la infraestructura vial produjo en la dinámica hídrica, y la manera en que los problemas afloran en forma exponencial en situaciones de excesos extraordinarios, para concluir en la necesidad de planificar y sostener en el tiempo las decisiones.

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La producción agropecuaria puede beneficiarse o afectarse con los fenómenos pluviales. Planificación y decisiones sostenidas en el tiempo son claves para aliviar impactos.

Foto: Archivo El Litoral

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La clave son las “políticas de adaptación” y la “vulnerabilidad”, según explica el especialista.

Foto: Archivo El Litoral