Editorial

Educación en ruinas

  • El fenómeno se produce por responsabilidades compartidas. Las actitudes del presente no permiten vislumbrar tiempos mejores.

Quizá sea cierto que, como aseguran los gremios docentes, no resulta casual que el gobierno haya dado a conocer las conclusiones de las Pruebas Aprender en medio del conflicto salarial que mantiene virtualmente paralizada a la educación argentina.

Sin embargo, esto no significa que los resultados de esta evaluación -que involucró a 963.470 alumnos de todo el país- no reflejen la realidad de un sistema absolutamente quebrado, en el que los chicos no tienen la posibilidad de acceder a conocimientos elementales que les resultarán imprescindibles a lo largo de sus vidas.

Las responsabilidades son compartidas. Quienes durante las últimas décadas fueron los encargados de adoptar decisiones en materia de políticas educativas, no estuvieron a la altura de las circunstancias. Demostraron ser incapaces de generar un sistema adaptado a las necesidades actuales y en condiciones de captar la atención de los niños y adolescentes.

Pero limitar el problema en quienes ocuparon puestos clave a lo largo de los distintos gobiernos -tanto en cargos ejecutivos, como legislativos- significaría reducir los alcances del fenómeno.

Es cierto que difícilmente se pueda brindar una educación de calidad cuando millones de alumnos en la Argentina sufren carencias que dificultan su capacidad de aprendizaje. Numerosos chicos asisten a la escuela primaria porque allí reciben alimentos que no encuentran en sus hogares.

Sin embargo, los docentes también son parte esencial de este verdadero dilema. No sólo porque tampoco ellos tuvieron acceso a una formación adecuada sino, en gran medida, porque cada vez que se intentó elevar el nivel de su capacitación se opusieron de manera casi irracional.

Las generalizaciones nunca son buenas. Pero los maestros tendrán que reconocer que desde hace décadas se niegan a toda posibilidad de ser evaluados.

Los resultados de las Pruebas Aprender son contundentes: el 70,2% de los alumnos de quinto y sexto año de la secundaria no puede resolver problemas matemáticos sencillos. Y el 46,4% no comprende textos básicos.

En la primaria, los peores rendimientos se dieron en Lengua. El 66,8% de los alumnos no comprende o sólo puede encontrar sentidos básicos de los textos. En cuanto a la Matemática, el 41,6% tiene serios problemas para desempeñarse en cuestiones elementales de cálculos.

Como para complicar aún más la situación, las escuelas públicas presentan mayores inconvenientes. De esta manera, las diferencias entre quienes tienen acceso a una mejor educación y aquellos que se ven privado de ella, se profundizan con el paso de los años.

No es la primera vez que un programa de evaluación en materia educativa arroja resultados alarmantes para la Argentina. Sin embargo, a diferencia de otros operativos evaluatorios pensados desde el exterior y que podrían estar alejados de la realidad del país, en este caso se trató de un proceso diseñado por equipos de la Secretaría de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, acordado con el Consejo Federal de Educación y con la participación y aportes de docentes, especialistas, expertos nacionales e internacionales.

No resulta fácil encontrar un país que refleje un proceso de involución histórica como el de la Argentina. Y si el futuro depende de las decisiones que se adopten en el presente, el horizonte no permite vislumbrar tiempos mejores.