“Movimiento Babasónicos”

Congelar el fuego escénico

 
  • El fotógrafo Martín Bonetto inauguró el martes pasado, en Capital Federal, la muestra desprendida de su libro de imágenes sobre las andanzas de la banda encabezada por Adrián Dárgelos. En diálogo con El Litoral, relata el desafío de capturar la mística arriba y abajo del escenario.
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El público puede visitar de manera gratuita la muestra, inaugurada el pasado martes 11. Fotos: Gentileza Martín Bonetto/TyT Group

 

Ignacio Andrés Amarillo

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El reportero gráfico Martín Bonetto inauguró el martes pasado en Capital Federal la muestra “Movimiento Babasónicos” en La Usina del Arte, organizada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. La exposición, que ya pasó por Rosario y se puede visitar gratuitamente, muestra imágenes de la banda arriba y abajo del escenario, algunas tomadas en giras por México y otros países.

En el marco de la apertura de la exhibición, que se complementa con un libro, Bonetto (de amplia carrera en el diario Clarín) dialogó con El Litoral sobre esta iniciativa.

Gestación

—¿Cómo surgió la idea de “Movimiento Babasónicos”?

—Venía trabajando con ellos, haciendo fotos desde el principio, desde el ‘99. Soy fan de la banda, venía escuchando su música y yendo a shows. En el 99 empecé a hacer fotos desde el vallado, como cualquier fotógrafo; después los conocí a ellos y empecé a cruzármelos en eventos; empecé a tener un poco más de amistad. Y con el tiempo empecé a hacer fotos de prensa, de notas; ahora salen unas fotos de disco que hice en el Colón. Empecé a generar una cosa entre trabajo y amistad, a partir de tantos años.

Estábamos en una gira por México hace dos años, por ahí, con Adrián (Dárgelos), terminó el show y me dice que le parecía que con lo que había hecho en la gira más lo que tenía ya daba para armar algo, para hacer un libro. Ahí me sorprendí, me encantaba la idea, no lo había pensado, pero por lo difícil que es hacer un libro. Me dice: “Con el tema de la gestión dejame a mí”. Así que armé todo, lo gestionó, lo hicimos.

Después salió el libro y había que presentarlo. Quería darle algo distinto a la muestra: más allá de que era la presentación del libro quería que tuviera un nombre propio: ahí se me ocurrió “Movimiento Babasónicos”, por lo que genera el nombre, un movimiento. Uno dice “es re babasónico”, hay cosas que quedan como un adjetivo. Me gustó ese nombre y quedó plasmado en la muestra todo lo que quedó fuera del libro por una cuestión de espacio. Son años de juntar fotografías, anécdotas, algunos videos.

Desde adentro

—Es una banda que tiene fama de cerrada. ¿Cómo lograste entrar a su universo?

—La confianza que me tienen fue ganada con el correr de los años; no es que de un día para el otro entré al camarín. Me costó entrar y pedir ir de gira, siempre pedía y reboté 20 mil veces hasta que un día me lo propusieron ellos, ya había perdido la ilusión (risas). Me dijeron: “Hay una gira, nos gustaría que vengas a retratarla”. Después generé las situaciones para que salieran en el diario, así que hicimos una tapa para Viva con eso.

Fue estar, estar comprometido con el laburo, que veían lo apasionado y lo que me gustaba la banda. Adrián me decía: “Uh, te vas a morir en este show con tal tema que tocamos”, la lista. Con el paso del tiempo demostré que uno estaba para sumar y no para monitorear.

—Que subirte al barco tenía un valor.

—Totalmente. Estar arriba, y que es un trabajo, no sólo el fanático que quería estar cerca de la banda. Eso permitió que me abrieran las puertas.

Apuesta estética

—¿Hay una pretensión de que la cámara se vuelva invisible para el retratado o no puede evitar la presencia?

—Eso de invisible es lo que dicen todos los fotógrafos. Pero con la banda, encima cuando sos amigo, estás siempre ahí: están atentos, te vuelven loco con algunas situaciones. Pero porque se da esa confianza, a veces de ser como uno más; entonces no se es tan invisible, al menos en mi caso, con la cámara. En el show puede ser, pero después en el camarín se siente la presencia de alguien que está haciendo fotos: a veces son de dos por dos los camarines.

Pero después cuando vamos de gira propongo situaciones, así que la cámara está ahí presente. Otras veces sí se ha hecho invisible, pero no es tan fácil. Siempre están pendientes Babasónicos de la cámara, no es que está todo librado al azar. Ya es su postura: mientras sean Babasónicos, mientras estén en el laburo están atentos.

—Tienen una cuestión de la estética muy fuerte.

—Claro, pensá que siempre cada foto ya venía con un porcentaje de lookeados, que te ayuda un montón para hacer la imagen.

—¿Y cuánto proponen ellos a la hora de hacer una foto de prensa?

—Hasta ahora, todas las veces que propuse algo cayó bien, gustó. Ahora salieron “Impuesto de Fe” y “Repuesto de Fe”, que tienen fotos mías porque son en vivo, pero después las otras fotos de discos no fueron mías. Entonces ellos hacían fotos de discos que iban pegadas a las fotos de prensa. Las que hago yo, son como movidas mías y ellos sí vienen lookeados: capaz que decimos el día anterior “che, traten de ir por el negro, o ir más coloridos”. Después propuse los lugares, y uno también sabe más o menos lo que a ellos les gustaría.

—Dijiste por ahí que no hay demasiada invasión a la vida privada. ¿Hay una voluntad de mantener cierto halo de mística?

—Sí, claro, totalmente. Ellos, como la mayoría de la gente expuesta, todo bien con su trabajo pero después de la parte privada, con los hijos y eso, no tengo fotos. Bob Gruen es un fotógrafo que siguió a John Lennon por todos lados, y tiene fotos con la familia, el cumpleaños, todas esas cosas. En algún momento me dije “bueno, quizás me falta eso”, y después me dije que lo que quería retratar era a Babasónicos, no a Adrián Rodríguez: es Dárgelos el que está ahí; son Roger y Panza, no Diego Castellanos ni Mariano Domínguez.

Itinerancia

—La muestra llegó a La Usina del Arte después de otros recorridos... ¿Está la idea de que siga viajando?

—Primero estuvo en Estadio Único de La Plata dentro del festival Provincia Emergente, el festival organizado por Cultura de la Provincia. Después pasó al Museo Mar en Mar del Plata, donde fui agregando cosas. Después fue al Centro de Expresiones Contemporáneas de Rosario y ahora está en La Usina. En todas fui agregando algo para hacerla un poquito distinta, aunque no la haya visto la misma gente. También para que sea más divertido para mí.

La idea es llevarla a todos los lados donde me propongan; lo que pasa es que es un presupuesto moverla: son 160 fotos, la mayoría enmarcadas con madera y vidrio, es un tema. Estoy abierto a centros de exposiciones, museos, quería llevarla a Córdoba y Mendoza, donde había una posibilidad pero ahora está difícil. Por ahora acá se cortó, pero si alguien quiere llevarla para su ciudad se conecta al Instagram o al Facebook, propongo y vemos si se puede hacer.

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El fotógrafo, recorriendo la muestra junto a Adrián Dárgelos.

Nuevos rumbos

—Habías hecho una muestra más miscelánea, “Fotorragia”. ¿Estás en un momento de balance? Tenés fotos de gente que ya no está, uno ya empieza a revisar lo que ya ha hecho.

—Y, con dos libros, encima con el mismo tema o en la misma onda rockera, uno se pone a hacer balance. Quizás me pongo a pensar qué es lo que viene después, porque hay un montón de cosas que ya no hago en el ambiente del rock: salir hasta las ocho de la mañana, cruzarme con determinados personajes que antes me gustaba fotografiar. Ahora teniendo hijos y con una familia hermosa, hay cosas que te perdés pero que ya las hiciste; también hay gente que ya no está.

Entonces pienso: ¿Qué voy a hacer ahora? Si lo que mejor me salía era estar metido en la noche y hacer fotos de todo el under. Ahora puedo hacer algo serio, qué sé yo (risas), por decir de alguna manera. Estoy en ese plan ahora. Por suerte me estoy manejando con el archivo que tengo y haciendo muestras con eso; pero como un proyecto nuevo no sé qué voy a hacer.

—Las puertas están abiertas al futuro...

—Estoy juntando muchas fotos en estos últimos diez años que son una mezcla entre salir y la familia. Ahora tengo muy buenas fotos de mis hijos, así que podría hacer un libro álbum familiar (risas).