Elecciones en Francia

¿Una nueva sorpresa como Trump y el “Brexit”?

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El candidato a la presidencia de Francia Emmanuel Macron durante un acto electoral en París.

Foto: DPA

 

Pol O Gradaigh y Sebastian Kunigkeit - DPA

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Si de encuestas se trata, hay dos cosas que están claras pocos días antes de las elecciones presidenciales en Francia del domingo 23 de abril: La primera es que es imposible anticipar cuáles serán los dos candidatos que lograrán pasar a la segunda vuelta definitoria el 7 de mayo.

La candidata de extrema derecha Marine Le Pen y el reformista de centro Emmanuel Macron van empatados en intención de voto. Muy de cerca los siguen el conservador François Fillon, afectado todavía por el escándalo del presunto empleo ficticio de su mujer en el Parlamento, y el referente de izquierda no tradicional Jean-Luc Mélenchon.

La segunda conclusión es que la líder del Frente Nacional (FN) cuenta con pocas probabilidades de resultar elegida en segunda vuelta, en caso de que supere el obstáculo de este domingo. Los sondeos la muestran como perdedora ante cualquiera de los otros tres rivales. Por su parte, Macron aparece como ganador en cualquiera de los escenarios.

Esta última cuestión trae un poco de calma a aquellos preocupados por las posiciones del FN contra la inmigración o la determinación de Le Pen de abandonar el euro y de cuestionar la permanencia de Francia en la Unión Europea (UE).

Sin embargo, el último año las posturas de derecha y las políticas aislacionistas han ganado en dos oportunidades a pesar de lo que indicaban las encuestas: en las elecciones presidenciales de Estados Unidos con la victoria de Donald Trump y en el Reino Unido con el referéndum sobre el “Brexit”.

¿Podría Francia ser otro caso similar? El analista Serge Galam, del Centro de Ciencia Política de Francia, cree que sí. Recientemente le dijo al diario ‘Le Figaro‘ que una victoria de Le Pen era ‘muy posible‘.

Incluso si las encuestas son acertadas respecto a los niveles de apoyo a los candidatos, una mayor participación electoral de los seguidores de Le Pen, o el ausentismo de sus adversarios, podría inclinar la balanza hacia la extrema derecha, según Galam.

Otros expertos son más escépticos, como Edouard Lecerf, director global de investigación política y de opinión de Kantar Public. “Ahora no somos los únicos que decimos: ‘Ten cuidado, es solo una encuesta’”, advierte.

Pero también aclara que su empresa fue una de las dos que anticiparon correctamente los resultados del “Brexit”, y que las encuestas de opinión a nivel nacional en Estados Unidos también acertaron con la victoria de Hillary Clinton en relación al voto popular. Los errores en este último caso estuvieron vinculados a los sondeos locales en estados clave.

Lecerf opina que una victoria de Le Pen “es posible pero muy, muy improbable”. De un electorado de 47 millones, estima que no más de nueve millones de personas han votado alguna vez al FN.

Le Pen tendría que conseguir muchos votantes nuevos, así como persuadir a otros de que su elección no es peligrosa, alentándolos a abstenerse antes que a votar en su contra, explica.

De todos modos, el analista considera también otra hipótesis. Si la líder del FN tiene un mejor desempeño del esperado en la primera vuelta y Fillon queda afuera, podría provocar “un efecto político explosivo”.

“Podría conseguir en la segunda vuelta votantes que no concurrieron en la primera, debilitando la idea de que su elección es un peligro real, haciendo creer que abandonar el euro es una locura, etcétera, y convencer a algunos de los votantes de Fillon. Pero todos esos factores deberían confluir”, aclara Lecerf.

La estrategia más probable de Le Pen para la segunda vuelta sería intentar centrar el debate no en términos de izquierda-derecha sino en torno a “Europa y el sistema”, dice.

En ese caso su base electoral podría incluir no solo a los nueve millones de votantes que se estima tiene el FN, sino también a los más de 15 millones que rechazaron en 2005 el proyecto de Constitución Europea, explica Lecerf.

Además, si Le Pen se enfrentara en la ronda decisiva al conservador François Fillon, que representa la política de recortes, muchos votantes de izquierda se verían ante un dilema, pese a que hasta ahora en Francia ha regido el “consenso republicano” de todos los demás partidos contra Le Pen.

Y un problema similar se daría de tener que elegir entre Le Pen y Mélenchon, a quien hasta el presidente François Hollande calificó como un riesgo para Francia.

Es un escenario similar a la elección de Trump o al referéndum sobre el “Brexit” y la única forma de que Le Pen suba el techo que impidió hasta ahora un mayor crecimiento del FN, dice Lecerf. Pero, agrega, si Le Pen se enfrenta a Macron en la segunda vuelta el ex ministro de Economía también tiene una poderosa arma, que es su mensaje optimista.

“(Macron) juega con la idea de que todavía podemos ser optimistas (...) En Francia las campañas presidenciales son cada vez un momento extraordinario en el que la gente en general quiere recuperar la esperanza”, explica.

Para el filósofo Peter Sloterdijk, Le Pen como presidenta sería “el fin de Francia como la conocemos”. El país podría ser imposible de gobernar durante años, dijo al semanario alemán “Die Zeit”. “Una figura ultraderechista en el Elíseo despertaría los fantasmas nacionales de la revuelta”, opina. “Y una Francia encerrada en sí misma, ocupada con sus desgarramientos, sería inútil para Europa”.