editorial

Se cayó la ley de paridad

  • Los argentinos dieron claras muestras de que a la hora de elegir optan por quien mejor los representa, sin tener en cuenta el sexo del candidato.

La gobernadora María Eugenia Vidal se transformó en la dirigente política con mejor imagen en la Argentina. Elisa Carrió provocó un verdadero cimbronazo político al definir su candidatura en Buenos Aires y se convirtió en un punto de referencia constante para el presidente Mauricio Macri. Cristina Fernández gobernó el país durante ocho años y fue reelecta en 2011 por el 54% de los votos.

Mientras estas dirigentes -y tantas otras con un perfil más bajo- vienen demostrando con absoluta claridad la enorme influencia que las mujeres pueden alcanzar en la política argentina, en la provincia de Santa Fe se discutió hasta hace apenas algunas horas la posibilidad de exigir por ley la presencia femenina en el 50% de las listas de candidatos legislativos.

El tema no es nuevo. Tanto es así que fue a principios de 2016 que este proyecto de ley ingresó a la Cámara de Diputados de Santa Fe, hasta que en octubre finalmente terminó siendo aprobado y pasó entonces al Senado.

Sin embargo, el año terminó sin que se produjeran avances. En marzo de este año, el gobernador Miguel Lifschitz sorprendió al anunciar que enviaría el proyecto de ley de paridad para que fuera tratado en sesiones extraordinarias en la Cámara Alta. La novedad se produjo a pocas horas de la celebración del Día Internacional de la Mujer.

La noticia no cayó nada bien entre los senadores, ya que sintieron que tanto los diputados, como el Poder Ejecutivo, avanzaron con este tema conscientes de que en definitiva debería ser el Senado el que tuviera la última palabra y, por lo tanto, pagara el costo político de la decisión.

A poco de conocerse la postura de Lifschitz de enviar este tema a extraordinarias, el vicegobernador Carlos Fascendini -presidente del Senado- adelantó lo que los hechos terminarían confirmando. Dijo públicamente que veía difícil que la ley de paridad de género pudiera ser tratada: “No creo que se pueda tratar, entendería que no... En un año electoral no se tratan reformas electorales. Todos los temas tienen tiempos para ser estudiados y tratados. Va a ser agendado para más adelante ya que esta elección es comunal y municipal”.

Los senadores tenían distintas alternativas. Una de ellas era tratar el proyecto e introducirle modificaciones, de manera tal de que pasara nuevamente a la Cámara de Diputados. Sin embargo, simplemente optaron por no llevar el tema el recinto. Cuando el 1º de mayo comience el período de sesiones ordinarias en la Legislatura, el proyecto de ley de paridad habrá perdido estado parlamentario.

A estas alturas de las circunstancias, cuesta aceptar que se insista en la necesidad de equiparar la presencia de hombres y mujeres en cargos electivos mediante una ley. En todo caso, los partidos políticos deberían encontrar mecanismos internos como para que exista en su seno mayor representación femenina. Imponer por ley al votante una determinada conformación de listas de candidatos representa un desatino que, incluso, violenta las libertades.

Desde 1991, rige en la Argentina la denominada Ley de Cupo Femenino, que plantea la obligación de que al menos el 30 por ciento de los integrantes de listas para cargos electivos sean mujeres. En aquel momento, este legislación representó un hecho importante, ya que las mujeres difícilmente tenían la posibilidad de incursionar en política.

La Ley de Cupo generó una plataforma que llevó a una enorme cantidad de mujeres a lugares importantes en materia legislativa a nivel nacional, provincial y municipal.

Es cierto que la cultura machista continúa imperando en esta sociedad. Sin embargo, también es verdad que los argentinos han dado claras muestras de que eligen a quien sienten que mejor los representa, sin tener en cuenta el sexo del candidato.

Vidal, Fernández, Carrió y tantas otras, son la evidencia.

Los partidos políticos deberían encontrar mecanismos internos como para que exista en su seno mayor representación femenina.