¿Romanticismo o acoso?

España discute el caso de “la chica del tranvía”

Él se sintió flechado, pero no se atrevió a hablarle. Después, le redactó una carta y pegó copias por las calles de Murcia, para tratar de encontrarla. Reacciones opuestas en las redes sociales desataron un debate de fondo.

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“Si no fuera por las películas de Disney, el murciano que busca a la chica del tranvía nos parecería a todos un psicópata”.

Foto: DPA

 

De la redacción de El Litoral

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Sergio volvía a su casa en el tranvía cuando vio una pasajera que lo atrajo de inmediato. La idea que tuvo para contactarla es ya una historia viral que dividió opiniones en España: donde unos vieron un acto de romanticismo, otros denunciaron un ejemplo del acoso sufrido a diario por las mujeres de todo el mundo.

El joven de 23 años no se atrevió a hablar a la chica algo menor durante el viaje. Pero al bajarse del tranvía la noche del 18 de abril, todavía afectado por el “flechazo”, redactó una carta dirigida a “la chica del tranvía” y colgó algunas copias por las calles de Murcia, en el sureste de España.

“Me sorprendí a mí mismo en el momento en que me di cuenta de que no podía apartar mis ojos de ti. Tendrás unos 20 años, pelo oscuro y corto. Vestías una camiseta blanca, la cual combinaba muy bien con tus ‘leggins’ de color negro”, escribió Sergio tras precisar la hora y el sitio en el que la chica había subido al tranvía.

“Pude observar que no tuviste un buen fin de fiesta. Pero aun así estabas preciosa”, especuló el joven. “Me gustaría haber reunido el valor de sacarte del infierno que estabas pasando y alegrarte la noche. Ojalá te hubiera tendido mi mano”. Sergio terminó la carta dejando su teléfono por si la chica quería contactarlo.

“Micromachismo”

Pero lo que ocurrió fue bien diferente: si bien algunos usuarios de redes sociales comenzaron a compartir la foto del cartel para ayudar a Sergio a ubicar a “la chica del tranvía” -incluso una marca de cerveza les ofreció una cena si se completaba la “fantástica aventura”-, otros se pusieron en el lugar de la joven.

“Creo que toda la gente que suspira por la historia de la chica del tranvía no es consciente de lo asustada que debe de estar ella”, se indignó una usuaria en Twitter. Otro añadió: “Si no fuera por las películas de Disney, el murciano que busca a la chica del tranvía nos parecería a todos un psicópata”.

Pronto circuló una supuesta respuesta de la chica que se volvió también viral: “No hay descanso para las mujeres, ni siquiera en el transporte público”.

La discusión se superpuso con otro debate de actualidad en España: los expertos vienen alertando contra el “micromachismo” diario que late detrás de la violencia de género, una lacra que cada año deja unas 60 víctimas en el país. Un video de una estudiante recopilando “100 comentarios machistas” que suele escuchar una mujer a lo largo de su vida acaba de sumar medio millón de visitas en pocos días.

“No es romanticismo”

En ese contexto, el caso de “la chica del tranvía”, que en otros países podría quedar en una anécdota cotidiana o una nota de color en la prensa, saltó pronto de las redes sociales a la sección de opinión en los principales diarios de España.

“No, lo de la chica del tranvía de Murcia no es romántico”, tituló El País un duro comentario que advertía de la deformación del concepto de “romanticismo”: “De vez en cuando se disfraza de hazaña y confunde amor con invasión: en ocasiones del espacio físico, en otras del espacio mental. Y la palabra que más se aproxima es acoso”.

La autora del texto -uno de los más leídos en la edición online del diario- cuestionó también que Sergio se arrogara el don de saber lo que pensaba la chica y se presentara como su “salvador”.

“Creyó que nada de lo que estaba haciendo tiene que ver con el machismo, ese tan instalado en la rutina que puede llegar a pasar desapercibido”, explicó.

El propio joven, que tuvo que dar de baja la línea de teléfono que había dado en el cartel, ofreció al diario su versión de la polémica: “Tras leer varias veces el cartel que puse, sé que hay partes que se pueden llegar a malinterpretar”, explicó algo sorprendido. “En ningún momento quería que se malinterpretara todo esto”.

¿Un exceso de celo y corrección política, o un ejemplo de machismo y acoso encubierto? Ante la consulta de la agencia DPS, el Instituto de la Mujer español remitió a las definiciones de “acoso” que maneja y que se basan en la Ley de Igualdad aprobada en el año 2007.

La web del instituto público explica el acoso como “cualquier comportamiento verbal o físico y de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo”.

Sin embargo, la propia definición comienza aclarando que el acoso puede darse en “determinadas conductas difíciles de especificar”. Una frontera delicada que debates públicos como el del caso de Sergio y “la chica del tranvía” van ayudando a delimitar.