La política en foco

SanCor: parece que juegan con fuego

Si no se adoptan medidas, 4 mil trabajadores quedarán en la calle. “No da para más”, aseguró Lifschitz.

José E. Bordón

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La actual situación de quebranto que presenta SanCor, una de las importantes industrias lácteas de la Argentina, “no aguanta tres días” y si no se adoptan medidas, 4 mil trabajadores quedarán en la calle. “SanCor no da para más”, aseguró categórico y realista- el gobernador Miguel Lifschitz. Lo sostuvo al término de una reunión multisectorial realizada el viernes en Rosario, donde se analizó el estado actual de las gestiones para obtener un aporte nacional que permita cancelar deuda con trabajadores y proveedores, quienes en su gran mayoría- no cobran desde hace 4 meses.

Para que quede claro lo que venimos señalando: SanCor le debe el sueldo de todo marzo a sus empleados (más de 4.000 trabajadores) y parte de febrero. Además, viene de tener cheques rechazados en abril por unos $ 52 millones.

Así, la agonía de la industria láctea con sede en Sunchales, al oeste de esta provincia, se está agotando. Y el fin parece inevitable. Lifschitz instó al gobierno nacional a buscar una solución al “cortísimo plazo” porque “la empresa láctea no aguanta tres o cuatro días más en esta situación”.

“Esperamos durante el fin de semana que alguna acción marque una solución definitiva al problema, porque si bien lleva años, esto se agudizó a comienzos de este año”, dijo el mandatario, quien precisó que “cuando había un avance positivo en las negociaciones para llegar a un acuerdo de salvataje financiero por parte del gobierno nacional, el gremio aceptó ciertas restricciones salariales como contribución a la solución, y los directivos se comprometieron en hacer reestructuraciones. Parecía que todo estaba cerrado, y en los últimos días las negociaciones desde Nación se enfriaron y la solución pareció alejarse”, destacó.

“Pedimos que se priorice la solución del problema, que se dé financiamiento para restablecer la cadena de pagos a proveedores y a los trabajadores. No podemos esperar nuevas conversaciones porque se dilata la solución, que está al alcance de la mano”, subrayó Lifschitz.

Por esas mismas horas, empresarios sunchalenses definían la situación con un ejemplo claro pero contundente: “SanCor es hoy como una pared torcida. El último ladrillo no es el culpable. Todas las partes vinieron colocando un ladrillo torcido. Y hoy, ésta es la realidad”. A buen entendedor pocas palabras: en cualquier momento esta pared se cae. Lo peor sería el efecto horizontal: trabajadores despedidos, cortes de las cadenas de pago en decenas de pueblos del interior, y una caída sostenida de la calidad de vida de pueblos y ciudades “SanCordependientes”.

Está latente que hoy existe preocupación. Políticamente, el gobierno nacional no puede “cargarse” el cierre de una empresa de estas características. Más aún, en vísperas de unas cruciales elecciones. Económicamente, siguen las dudas sobre la continuidad empresaria, porque ya no hay mercado ni financiamiento. Si no hay solución, puede llegar la quiebra de la mayor cooperativa del país. Ojalá los interesados entiendan, porque hay algunos actores que juegan con fuego sin saber que están arriba de una montaña de explosivos.