Encerrados y maniatados

Noche de horror para una familia en Villa California

Un matrimonio y sus dos hijas fueron atacados en su casa. Les robaron dinero, celulares y algunas alhajas. Los rufianes se llevaron el auto de la víctima que luego fue hallado por la policía.

Noche de horror para una familia en Villa California

El lugar del hecho. Los lugareños se quejaron airadamente por la falta de luz y el estado de abandono de algunos terrenos.

Foto: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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Un escribano, su esposa y sus hijas (de 11 y 13 años) pasaron una noche de pesadilla a manos de dos delincuentes, que se ganaron su vivienda de Villa California.

Bajo amenazas, todos los integrantes de la familia (incluidas las nenas) fueron obligados a tirarse al suelo, donde los maniataron con precintos plásticos.

A partir de entonces, los intrusos comenzaron a hostigar al jefe de familia, el que habría sido confundido con un abogado penalista “especialista en sacar presos”, según expresaron los propios malvivientes.

El desastre comenzó anoche, cerca de las 20, cuando la familia regresó de un paseo a su hogar, ubicado en la esquina de Los Eucaliptus y Jazmines.

* “Apenas entro el auto, mi esposa y mis hijas se bajan e ingresan a la vivienda. Unos segundos después me veo sorprendido por dos sujetos que se me aparecen dentro de mi terreno”, relató el profesional en diálogo con El Litoral.

De los maleantes se supo que eran dos hombres de contextura mediana. Ambos portaban armas de fuego y cubrían sus rostros con bufandas y gorros.

* “A los empujones me llevan adentro de la casa. Buscan a mi señora y mis hijas que estaban en un dormitorio y las traen conmigo. A todos nos hacen tirar al suelo boca abajo. Nos maniatan con precintos plásticos y nos amordazan con prendas de vestir nuestras. Fue una situación muy tensa y complicada”, recordó.

Ya adentro de la casa uno de los sujetos guardó el arma de fuego y continuó su faena, ahora exhibiendo un cuchillo.

Una vez que lograron el control del lugar, los ladrones dieron a conocer sus intenciones, aunque todo parece indicar que tenían un dato equivocado.

* “Me agarran y me dicen que están buscando a un abogado penalista que se encarga de sacar presos, el que había cobrado una suma muy importante de dinero por sacar a uno recientemente. En medio de los nervios por la situación intenté explicarles que yo no soy abogado. Hasta les mostré el carné de escribano”, continuó.

Pese a las explicaciones el hostigamiento continuó. Y de la peor manera.

* “Me llevaron hasta un cuarto y hacían simulacros de que me iban a disparar. Montaban el arma y me decían ‘¡dame la guita o sabés que te voy a quemar!’. Al rato volvían y me repetían ‘decí dónde está la plata o quemamos a una de tus hijas! Horrendo todo”.

“Por supuesto que en semejante situación le entregué el dinero que había en la casa. Nada importante (se estima 5 mil pesos). Se llevaron además los teléfonos celulares y las alhajas que son de la familia. Les dije que se llevaran todo lo que había... televisores, computadoras, hasta el auto... todo. Pero ellos volvieron a repetir la historia del abogado.

“Incluso en un momento uno de los tipos se alejó para hablar con su celular. Ahí pude escuchar que hablaba con alguien al que le reprochaba ‘nos vendiste mal... nos diste mal el dato. Te voy a pegar un tiro en la cabeza...’, y cosas así.

“Hoy a la distancia pienso que eso pudo ser así, que tenían un mal dato. O quizás también pudo ser que estaba haciendo un ‘acting’ como para despistar”, aclaró.

Cerca de 40 minutos los delincuentes estuvieron dentro de la casa. Durante todo ese tiempo, uno de los extraños se mostró nervioso e irascible, mientras que su compinche todo lo contrario.

* “En la parte final, yo me fui con el más tranquilo hasta mi auto, un Toyota Corolla. Se los puse en marcha y finalmente se fueron. Yo logro zafarme de mi atadura y llego hasta la casa de un vecino donde avisamos a la policía. Después me enteré de que al rato los agentes encontraron mi auto, el que estaba abandonado en los bañados de la Setúbal, detrás del camping de UPCN.

—¿Cómo se sigue después de esto?

—No lo sé aún. Recién estamos reaccionando. Uno queda con mucha angustia y con muchas preguntas. No sé cómo van a quedar mis hijas. Por el momento, ya estamos pensando en no regresar más de noche. Veremos qué decidimos, porque ésta es la zona que se eligió para vivir, pero uno se empieza a replantear muchas cosas.

El dato

Falta de luz

“La mayor preocupación que tenemos es el manejo que la Municipalidad de San José de Rincón hace en este lugar. Esta gestión es muy mala. Pagamos impuestos muy altos, como si fuese una zona residencial, cuando en realidad no lo es.

“El tema iluminación es pésimo. En las dos cuadras que rodean mi casa tengo varias luces quemadas. Todo esto favorece la acción de los delincuentes. A todo esto se suman terrenos ganados por malezas. Nosotros tenemos que pagar de manera particular para que los limpien”.