“Libertad preventiva”

El curioso caso del “Nahuelito” de barrio Barranquitas Oeste

Una familia de nuestra ciudad fue víctima de robos, amenazas de muerte y agresiones verbales y físicas el mes pasado. Su calvario, por el que está acusado un joven de su mismo barrio, pudo evitarse.

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Mal vecino. El “Nahuelito” no salía de su barrio para delinquir y allí fue detenido las tres veces que cayó preso. Foto: Archivo

 

Joaquín Fidalgo

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El jueves 30 de abril, minutos después de las 3.30, un delincuente atacó una vivienda ubicada en barrio Barranquitas, más precisamente en donde calle Ecuador choca contra el Terraplén Irigoyen. Allí, amenazó con un arma de fuego al matrimonio dueño de casa. Antes de retirarse, el asaltante le dio al hombre un culatazo en la cabeza y le pidió dinero. Horas más tarde, ya con la luz del sol comenzando a iluminar la zona, las víctimas fueron sorprendidas en la puerta de su hogar por el mismo malviviente, que desde la vereda de enfrente volvió a apuntarles con un revólver y efectuó disparos al aire de manera intimidante.

A partir de entonces, la aterrada familia decidió abandonar su domicilio por las noches y regresar de día. Las aberturas de este inmueble habían sido reforzadas con distintas medidas de seguridad, pero todo esfuerzo fue en vano. El pasado 1º de mayo, el violento sujeto regresó y rompió reja, vidrio y puerta para entrar. En dos oleadas consecutivas, saqueó la casa. Se llevó muebles, electrodomésticos y hasta una puerta de chapa.

El sospechoso, apodado “Nahuelito”, fue detenido el pasado viernes 5 de mayo durante una serie de allanamientos realizados por la Policía de Investigaciones en el mismo barrio: Perú al 4300, Estrada al 4600 y en Bolivia al 4200. Este sujeto debía estar preso, pero estaba en libertad por una “llamativa” decisión judicial. Durante los procedimientos, se recuperaron algunos de los elementos sustraídos.

La historia delictiva “conocida” de este malviviente comenzó el 20 de abril de 2016. La madrugada de ese día, fue sorprendido por personal policial cuando -con un cómplice- trataba de romper a “hachazos” la puerta de una casa ubicada en la esquina que forman las calles Bolivia y Juan Díaz de Solís. “Nahuelito”, acusado de robo en grado de tentativa, recuperó su libertad poco tiempo después.

Madre e hijos

El siguiente capítulo, mucho más violento, se escribió el 13 de diciembre de 2016, cuando este asaltante -también con un secuaz- irrumpió por la fuerza en la casa de calle Estrada al 4800 habitada por una mujer y sus tres pequeños hijos. Con un revólver amenazó a la joven, frente a sus chicos, para robar sus pertenencias.

Cuando los ladrones se fueron, la vecina pidió auxilio a la Central de Emergencias 911 y varios móviles del Comando Radioeléctrico rastrillaron toda la zona. Una patrulla pudo observar como un muchacho como el descripto por la víctima saltaba sobre un tapial de un domicilio ubicado debajo del terraplén. Los uniformados se toparon en la puerta con el dueño de casa, a quien le explicaron que un delincuente había ingresado a su vivienda. El hombre accedió, sin siquiera imaginar que era a su hijo a quien habían visto.

“Nahuelito” estaba “agazapado” en el fondo, dentro de un baño. En su poder tenía un revólver calibre 38 corto tipo “lechucero”, con un proyectil calibre 9 milímetros en la recámara. Además, entre otras cosas, llevaba entre sus ropas el teléfono celular de la mujer asaltada.

Imputado

Estos casos del año pasado fueron investigados por la fiscal Laura Martí, quien imputó al sospechoso y consiguió que la jueza Sandra Valenti le dictara la prisión preventiva el 17 de diciembre del año pasado.

No obstante, el abogado defensor del “Nahuelito” apeló la resolución días después, porque hasta ese momento los peritos no habían pasado un informe por escrito -sí oralmente- para acreditar que el arma utilizada por el delincuente estaba en condiciones de disparar. La Cámara entendió entonces que no se trataba de un robo calificado, sino un robo “simple”, y le otorgó la libertad el pasado 20 de marzo. Salió de prisión con la condición de que debía presentarse en la fiscalía cada dos semanas, pero apenas pisó la calle se esfumó. Entonces, se pidió su captura.

El pasado lunes se llevó a cabo la audiencia de medida cautelar en donde nuevamente el juez Jorge Pegassano dictó la prisión preventiva para el acusado. En esta oportunidad, no habrá apelación. “Tuve que discutir nuevamente la prisión preventiva por los hechos ‘viejos’. Se discutió la caducidad de la alternativa a la prisión preventiva, la que le impuso el juez de Cámara, porque no la cumplió. Pero ahora sí estaba incorporado al legajo el informe del técnico armero que acredita la aptitud para el disparo del arma utilizada en ese momento por el detenido. También solicitamos la medida por los nuevos hechos. El magistrado encontró que había proporcionalidad en el pedido. A partir de este lunes, este sujeto quedó con prisión preventiva por el delito más grave ya acreditado, el de robo calificado por el uso de arma de fuego, que tiene una pena mínima establecida de 6 años y 8 meses de cárcel”, explicó el fiscal Estanislao Giavedoni.