Urbano vale más

Para la clase política un puesto de trabajo en el campo vale menos que uno industrial. Tuvo que quebrar “la nave insignia” de la lechería para que propongan la emergencia en la actividad.

Juan Manuel Fernández

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Hace años que la lechería no encuentra un rumbo que la estabilice y la haga crecer. Es interminable la cantidad de materias pendientes que podrían enumerarse desde la última gran crisis, en el 2002. La deuda más importante de estos 15 años es, quizás, la perpetuación de la informalidad del mercado, que deja al productor de leche a merced de la imprevisibilidad, en tanto entrega su producción sin saber cuanto se la pagarán ni en qué plazos. A ello cabe sumarle el abandono de las zonas productivas en materia de infraestructura, como probaron las dos inundaciones en menos de un año que sufrió la cuenca santafesina.

El resultado de esta indiferencia se mide en empresas que desaparecen. Un estudio del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (IPEC) en noviembre de 2015 confirmó que, entre 2008 y 2015, cerraron 402 establecimientos tamberos, casi el 10% de los existentes al comienzo de la serie. Podría decirse que la misma cantidad de familias se quedó sin trabajo en el campo, puesto que las labores tamberas suelen desempeñarlas los medieros y sus hijos. El informe aclara, sin embargo, que la cantidad de tambos (unidades productivas) no cayó tanto (sólo el 2.1%) puesto que mientras en algunos cerraban otros abrían. Resumiendo: no varió tanto la producción (litros entregados a industria), pero sí los puestos de trabajo. Quizás por eso no se encendió ninguna alarma.

Distinta fue la sensibilidad que despertó en los legisladores provinciales la quiebra de SanCor. Tanto que ya tiene media sanción en la Legislatura un proyecto para declarar la “Emergencia Láctea” en la provincia. La iniciativa originalmente planteaba la asistencia con fondos públicos y beneficios fiscales a las industrias para asegurar la continuidad laboral de los operarios. Pero alguien se dio cuenta y, modificación mediante en Senadores, lo ampliaron también a la producción primaria.

Evidentemente el presidente de Carsfe, Gustavo Vionnet, tenía razón cuando protestó al ser consultado por la crisis de SanCor: “en los últimos años se cayeron cientos de tambos, cientos de familias que se quedaron sin trabajo y fueron a engrosar los pueblos y la necesidad de asistencialismo político; ya se vienen perdiendo miles de puesto de gente que trabaja en el territorio y a eso nadie le presta atención”.