editorial

Problemas en los accesos a la ciudad de Santa Fe

  • Con frecuencia se producen accidentes que generan situaciones caóticas en el tránsito.

Con demasiada frecuencia, dos de los principales accesos a la ciudad de Santa Fe se convierten en un verdadero infierno. El pasado lunes, cinco autos protagonizaron un accidente de escasa gravedad en el Puente Carretero. Fue en horario pico, poco después de las 8 de la mañana. Como siempre ocurre en estos casos, se generó un verdadero caos en el tránsito. La cola de vehículos fue de varios kilómetros.

En el acceso este, sobre la Ruta 168, las situaciones críticas se repiten con sorprendente reiteración. El 7 de abril, una camioneta que trasladaba verduras perdió nada menos que una de sus ruedas y quedó atravesada en una de las manos a la altura del aliviador del megamercado. En medio del desconcierto generalizado, el tránsito se vio interrumpido.

El 29 de abril, un camión proveniente de Brasil se accidentó sobre otro de los aliviadores de esta ruta. Las consecuencias fueron nefastas para los conductores que aquel día intentaban ingresar a la ciudad. El siniestro se produjo un sábado, cuando el tránsito por la zona es incesante. Tan grande fue el embotellamiento, que la circulación se vio interrumpida incluso sobre la Ruta Provincial 1, a diez kilómetros del incidente.

Algunos conductores debieron permanecer alrededor de cuatro horas sobre la ruta, avanzando a paso de hombre y sin saber cuál era la causa de semejante demora. Incluso, fue necesario suspenderse la salida de colectivos interurbanos desde la terminal de Paraná, con destino a Santa Fe. Las tareas para retirar al camión y la carga demandaron dos días de trabajo.

El caos se repitió el pasado 18 de mayo. Otra vez en horario pico, durante las primeras horas del día y en ese mismo escenario. Un automovilista atropelló a dos motociclistas y se dio a la fuga. En el lugar quedaron las víctimas. Se cortó el tránsito hasta que los servicios de emergencia pudieran llegar para atender a los heridos.

La situación deja al desnudo las falencias que afectan los accesos a la ciudad Capital. En el caso de la ruta 168, no existe ninguna vía alternativa. Y como si esto no fuera suficiente complicación, tampoco hay banquinas que permitan el tránsito en casos de emergencia. Al ser zona de bañados, los aliviadores suelen convertirse en un escollo insalvable cuando la circulación se ve interrumpida.

Es verdad que existen proyectos para la construcción de nuevos puentes. En el caso de la conexión Santa Fe-Santo Tomé, se encuentra en estos momentos envuelta en un halo de incertidumbre. De todos modos, para recorrer el trayecto entre ambas ciudades puede utilizarse la alternativa de la autopista a Rosario.

El gobierno nacional insiste en que se producirán rápidos avances en la construcción de una nueva conexión vial a Paraná, ya que en estos momentos, la Ruta 168 suele convertirse en una trampa sin salida y ambas capitales apenas se encuentran vinculadas por un túnel subfluvial pensado para otro nivel de exigencia.

El problema es que, mientras los proyectos se ponen en marcha, los inconvenientes exigen respuestas urgentes. Y en este sentido, tampoco parece existir la organización adecuada como para atemperar el impacto de los accidentes que con frecuencia ocurren en estos accesos.

La ciudad debería contar con protocolos de actuación aceitados. No sólo para saber cómo actuar en el preciso lugar de los siniestros, sino para establecer mecanismos que permitan informar al resto de los conductores qué es lo que está sucediendo. Sólo a modo de ejemplo, ante una interrupción prolongada del tránsito en el acceso por la Ruta 168, habría que alertar a quienes conducen por la Ruta 1 hacia la ciudad de Santa Fe. Lo mismo debería ocurrir en caso de accidentes con quienes se dirigen hacia el Puente Carretero, para que tengan la posibilidad de optar por la alternativa de la autopista.