llegan cartas

¿Y la solución al problema del Leyes?

MARIANO CABRAL MIGNO

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En 2004 hubo un fuerte movimiento de opinión a raíz del proyecto de extender la luz del puente sobre el arroyo Leyes, a casi el doble de su longitud actual, el que por un lado mereció el beneplácito de las localidades situadas al norte de dicho puente, afligidas por obvias razones de comunicación y, por el otro, las fundadas objeciones de quienes situados en la costa oeste del Sistema Leyes-Setúbal veían con espanto el disparate de provocar un enorme incremento del caudal a ingresar hacia la propia Capital, dada la considerable inclinación del flujo en sentido Paraná-Santa Fe.

Han pasado 13 años y mucha agua y, como de costumbre, esa incomprensible irresponsabilidad hecha de indiferencia, malicie e incapacidad característica de los funcionarios políticos logró, una vez más, que todo se diluyera. Nada concreto se ha hecho, como no sea alguna poderosa promesa para que San Expedito nos salve de morir ahogados.

Los muy útiles desagües, canales, reservorios y estaciones de bombeo de nuestra ciudad serían como un vaso sacando agua de La Picasa cuando llegue el día de una nueva gran inundación, si la Trinidad Nación-Provincia-Municipio no ejecuta las obras que tantos estudios aconsejan. Estudios no faltan: el de mi propio padre, el Ing. Segundo A. Cabral, conocido como “Plan Cabral” (realizado en soledad tras la crecida de 1966); el de la Gerencia Paraná Medio de Agua y Energía encargado por el intendente Tomás Berdat y presentado en 1987 al muy recordado intendente Carlos Aurelio Martínez, quien dicen- se negó a pagarlo, y otro encomendado a la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, Agua y Energía y la Dirección Provincial de Hidráulica.

Sin calificación profesional en el tema, como simple “contribuyente” para que se haga algo fundamental y no nos generen otra catástrofe-, sugiero releer las leyes provinciales 10.623 y 10.825, además de desempolvar el proyecto de una Costanera hasta Monte Vera presentado por el concejal Darío Giménez que, bien proyectada, podría servir de defensa noreste de la ciudad.

Triste ironía: el poderoso curso de agua se llama como lo que nunca se cumple.

(Véanse http://www.elmangodelhacha.com.ar/revista35/revista35nota1.htm, y http://www.derf.com.ar/despachos.asp?cod_des=31395)