Arte urbano puertas adentro

Niño de Cobre dejó estampado su arte en una pared de El Litoral

La intervención ilustrará la tapa del suplemento Educación SF, que ofrecerá información académica relevante de la ciudad y la región y se distribuirá con el diario. El artista contó cómo lo realizó.

Andrés Iglesias, alias Niños de Cobre, muestra su obra concluida en el estacionamiento de El Litoral.

Foto: Pablo Aguirre

Carla Zita Zorzón

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Andrés Iglesias, el joven grafitero más conocido por su seudónimo “Niño de Cobre”, desplegó su arte en una pared del estacionamiento de El Litoral. La intervención ilustra a un adolescente al momento de elegir una carrera, en un contexto inmerso en el uso de internet y las redes sociales. Será la tapa de Educación SF, un suplemento que reúne información académica relevante de la ciudad y la región.

Con tan sólo 30 años el grafitero santafesino se ganó el galardón de “artista callejero” por las numerosas intervenciones que realizó en la ciudad. Tales son los dos murales homenajes que concretó este año. El primero es el que pintó para Pato, el joven atropellado en el puente Carretero, en Almirante Brown al 7100 -intersección con Alberti, frente al parque de la Alfombra Mágica. El otro está en la esquina de Marcial Candioti y Sargento Cabral, donde una semana después de la muerte de Chris Cornell, el artista pintó su homenaje para una de las voces más genuinas del rock. Este último fue noticia nacional.

Del papel a la pared

“Estoy acostumbrado a elaborar las ideas solo. A veces, me tiran un pie que me sirve para crear; pero en este caso fue un trabajo en equipo en el que Arcadia (la consultora encargada de la producción de la publicación) le dio mucho énfasis al diseño”, relató Iglesias.

En cuanto a los trabajos que suele realizar confesó que le apasionan los retratos o personajes que dialogan con el entorno. Por ello, quienes recorran las paredes intervenidas por Cobre, podrán percibir que los paisajes o logos no son elementos que predominen en sus obras.

Una vez que tiene la idea de lo que quiere plasmar, Andrés llama a un amigo para fotografiar. Ese es el disparador de un trabajo que, luego, continúa en la computadora -le hace photoshop para darle forma y lograr que se asemeje a una caricatura- y, más tarde, frente a la pared, con las pinturas. El trabajo le lleva entre cuatro y cinco días.

Además de hacer murales, Andrés realiza publicidades y animación en 3D. “Llevo de la mano las dos cosas: el trabajo en el estudio y salir a la calle. La animación me implica estar mucho en el estudio, sentado en la comodidad de mi escritorio, con mi café, acompañado del aire acondicionado o la calefacción. No podría hacer ninguna de las dos cosas constantemente, todo el tiempo. Porque me satura y me aburre”, contó Iglesias.

Trazo y textura

Por hobby y placer, desde muy pequeño comenzó a pintar paredes. De repente, comenzaron a surgirle propuestas de trabajo, hasta que hoy se convirtió en el medio por el cual vive y asegura ser un privilegiado.

“Cuando terminé el secundario estudié de todo. Es algo que le pasa a muchos y supongo que este suplemento es para orientar a esos indecisos. Hasta que me di cuenta que lo mío era la pintura y el arte. Primero empecé con diseño industrial, después estudié cocina, finalmente me di cuenta que lo mío era pintar. Me la pasé dos años y medio pintando en la calle para juntar plata e ir a España, en donde estudié animación y cine”, relató Niño de Cobre.

Con respecto a su labor supone que lo distingue la textura del realismo que obtiene provenientes del juego de contrastes. El resultado final se asemeja más a una pintura que a un grafiti. “Soy el único que está haciendo esto en la ciudad, el resto de los grafiteros suelen llevarlo para el lado del cómic, con delineados grotescos, figuras exageradas. A mi me gusta la sutilidad del realismo, ponerle poritos, colocar pelos en la parte de la piel donde no se ven; da la sensación, pero no se ven”, aseguró el grafitero.

En relación con su formación, mencionó que el cine le dio una noción sobre el lenguaje que reflejan las imágenes; su poder radica en contar algo. De la animación aprendió a darle vida a una imagen y dotarla de emociones. Confesó no haber estudiado pintura ni dibujo, pero todo lo que estudió lo ayudó a complementar lo que hace hoy.

“Por más que te intentes engañar, lo vas a explorar y puede ser que te des la cabeza contra la pared un montón de veces. Pero todos tenemos algo dentro que es lo que vamos hacer a futuro. Es cuestión de ser fiel a uno mismo y seguir las corazonadas”, concluyó Iglesias.