ADVIERTEN SOBRE “PREJUICIOS MACHISTAS” Y DESCONOCIMIENTO DE LA LEY

El sinuoso camino de las denuncias por violencia doméstica en la Justicia

Del descarte sistemático de expedientes a la prueba de contexto, se avizoran algunos cambios. La Corte Suprema organiza cursos de capacitación en todo el país.

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Elena Highton.

 

Redacción de El Litoral

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Télam

La condena a la violencia psicológica y al maltrato en todas sus formas, que muchas mujeres sufren en el ámbito privado de una casa sin testigos directos, está lejos de recibir un tratamiento apropiado de la Justicia, que está atravesada por “prejuicios machistas”. Las víctimas de violencia no sólo tienen que lidiar con la fragmentación de su denuncia en diversos fueros, sino también con el desconocimiento de muchos agentes judiciales sobre el alcance de la ley 26.485 (de protección integral a las mujeres), además de los resabios de la vieja teoría de que los conflictos domésticos son de índole privada.

La vicepresidenta de la Corte Suprema y titular de la Oficina de la Mujer del máximo tribunal, Elena Highton, advirtió que el Poder Judicial sigue siendo “machista”, tanto por la mirada de los varones como por la “actitud” de funcionarias mujeres, que no aplican “perspectiva de género en el trato en los juzgados hacia las víctimas de maltrato”.

En una entrevista con Télam, la ministra consideró necesario multiplicar los soportes de ayuda y denuncia, que “previenen hechos más graves e incluso femicidios, como por ejemplo, la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), que funciona las 24 horas, todos los días del año. La OVD, que coordina la Corte Suprema, atendió en el primer semestre del año a 5.283 personas por casos de violencia, la mitad de ellos considerados de riesgo moderado y un 34 por ciento, de riesgo “altísimo”. El 91 por ciento de las personas afectadas fueron mujeres, niñas y niños y sólo el 9 por ciento restante correspondió a varones.

ROMPER EL CÍRCULO

“Una vida libre de violencia es un derecho humano fundamental y la Justicia tiene que dejar de ser machista, abandonar estereotipos y prejuicios, y aprender a investigar este tipo de delitos con esa mirada”, reflexionó por su parte Genoveva Cardinali, fiscal de Violencia de Género de la ciudad de Buenos Aires. En sólo la primera mitad de este año, la Fiscalía porteña registró la cifra récord de 12.162 víctimas de violencia, es decir casi el 72 por ciento del total de personas asistidas durante 2016 (16.883). Esos números equivalen a plantear que se registran cinco víctimas cada dos horas.

Celos, burla, insultos, violencia ambiental (arrojar comida u objetos, patear o golpear muebles y puertas), empujones, golpes de puño o desarrollar tácticas de control, de aislamiento y de violencia emocional sobre la mujer y sus seres queridos, además de dominio económico y en muchos casos maltrato físico, son descripciones comunes en las denuncias de las mujeres.

Patricio Maissonnave, titular de la Oficina de Asistencia a la Víctima y al Testigo, destacó la importancia de “fortalecer el rol de la víctima dentro del proceso judicial para que pueda romper con el círculo de violencia doméstica”. En esa oficina fiscal un equipo formado por psicólogos, abogados y trabajadores sociales acompaña a las mujeres en todo el proceso de denuncia por maltrato, violencia psicológica y amenazas en sus múltiples formas.

CAMBIO DE PARADIGMA

En los últimos años, la Justicia empezó a dar algunos pasos hacia un cambio de paradigma. Históricamente las causas se archivaban ante la ausencia de testigos presenciales de la violencia que ocurría entre cuatro paredes, en una relación familiar o de pareja. De hecho, en 2003 una investigación de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina (AMJA) detectó un descarte “sistemático” de expedientes por violencia doméstica, con el argumento de que el derecho penal “no debía intervenir en asuntos de familia”. Ahora las investigaciones contemplan lo que se denomina “prueba de contexto o indicios, a contramano del paradigma tradicional del análisis probatorio y testigos directos, es decir se toman en cuenta las declaraciones de vecinos, encargados de edificios, padres del colegio adonde van los hijos de la víctima o sus compañeros de trabajo para sostener la hipótesis de que una mujer está siendo maltratada.

“Lo ideal sería que no hubiera necesidad de crear fiscalías especializadas, sino que todos los operadores judiciales tuviesen perspectiva de género”, remarcó Cardinali. Con ese fin, la Corte Suprema realiza en todo el país cursos de capacitación con perspectiva de género para el universo judicial, al que ya asistieron unos 33 mil operadores.

El gobierno nacional tiene en marcha el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, coordinado por Fabiana Túñez, titular del Consejo Nacional de las Mujeres, que analiza la creación de un fuero especializado y unificado para casos de violencia intrafamiliar. “El origen de la violencia de género está en una cultura machista y patriarcal y el cambio de paradigma también tiene que ser cultural y una política de Estado para todos los gobiernos”, subrayó Túñez.

312.138 llamados

por violencia de género recibió el año pasado la línea gratuita 144.

Celos, burla, insultos, violencia ambiental (arrojar comida u objetos, patear o golpear muebles y puertas), empujones, golpes de puño o desarrollar tácticas de control, aislamiento y violencia emocional sobre la mujer y sus seres queridos, además de dominio económico y en muchos casos maltrato físico, son descripciones comunes en las denuncias de las mujeres.