ocurrió en villa hipódromo

Piden justicia por un crimen oculto

El sábado 15 del corriente Maximiliano Vargas (28) fue acribillado a tiros. Murió el lunes 17. El caso no fue informado

Isabel y Melina, madre y esposa de la víctima. “Decidimos ir a los medios porque el crimen se estaba ocultando y el asesino anda suelto”, dijeron

Foto: Mauricio Garín

Danilo Chiapello

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El sábado 15 del corriente Maximiliano Vargas (28) caminaba junto a un amigo por las calles de Villa Hipódromo. Eran las 8 de la mañana y el nombrado regresaba de un kiosco, de esos que están abiertos las 24 horas.

Pero al llegar a la puerta de su casa la tragedia dijo “presente”. Ambos muchachos fueron sorprendidos por un sujeto que les salió al cruce y sin más disparó con un arma de fuego.

Tres tiros impactaron en Maximiliano; dos en la cabeza y el tercero en su espalda. Tras una penosa agonía, 48 horas después (el lunes) se produjo su fallecimiento en el hospital Cullen.

Un calvario

Lo que siguió a partir de entonces fue un calvario para la familia de Maximiliano; que era padre de tres niños (uno de 8, y gemelos de 6) y se ganaba la vida como personal de mantenimiento en la inmobiliaria Bottai.

A una semana de la muerte de Maximiliano, su esposa y su madre (Melina Martínez e Isabel Gómez, respectivamente) reclaman justicia y señalan que nunca nadie se les acercó para brindarle alguna respuesta.

“Aquel sábado, a las 8 de la mañana, una vecina llega a mi casa y me dice: ‘le pegaron a tu hijo'. Lo primero que pensé es que le habían dado una trompada. Esta mujer me llevó en moto hasta el lugar y cuando llego veo a mi hijo tirado en el piso. Tenía tres tiros. Dos en la cabeza y uno en la espalda.

Había un montón de policías, pero nadie lo socorrió. Ni siquiera me preguntaron su nombre. Tampoco pidieron una ambulancia. Nos cansamos de pedirle que llamaran alguna. Pasó más de media hora y nada. Entonces como no venía nadie entonces cargamos el cuerpo en el auto de mi cuñado y lo llevamos hasta el Cullen. El domingo tuvo muerte cerebral y finalmente el lunes 17 se produjo su fallecimiento. Decidimos donar los órganos”, dice Isabel con lágrimas en diálogo con El Litoral.

Versión del hecho

Junto a Isabel, se encuentra Melina, la esposa de Maximiliano, quien tras escuchar a su suegra brinda su versión de los hechos.

“Maxi venía con su amigo de un kiosco. Ellos caminaban por Peñaloza y doblan por Angel Casanello hasta llegar a Juan Díaz de Solís. Al llegar al pasaje, que es un pasillo, comenzaron los disparos. Sabemos que el que tiró fue uno solo, y lo hizo a corta distancia. Algunos dicen que el agresor tenía problemas con el amigo de Maximiliano. Pero eso no me cierra. Qué casualidad que a Maximiliano le pegaron tres tiros y a su amigo ninguno.

Como presunto autor de los tiros se sindica a un tal “Chudo”, individuo que vive no muy lejos al lugar del suceso, en la zona de Peñaloza y Pedro de Vega.

“Se tapó todo”

En otra parte los familiares de Vargas se muestran sorprendidos por el ocultamiento que se hizo de este suceso.

“Nadie informó este hecho y nadie nos da respuestas. Fuimos a la policía, pero ellos nos piden que consigamos un testigo ocular, que sino no pueden hacer nada. Mientras tanto el agresor sigue lo más tranquilo. De repente todo cambió en mi vida; yo me quedé sin compañero y los niños sin su padre. Encima el caso se tapó todo, por eso acudimos a la prensa. Y ahora tenemos que estar ‘mendigando' justicia”, sentenció Isabel.

Maximiliano era padre de tres niños y trabajaba en una inmobiliaria céntrica. Lo asesinaron de tres tiros (dos en la cabeza y el restante en la espalda). No hay detenidos. Foto: Gentileza familia Vargas