llegan cartas

Maternidad subrogada

MARIO PILO

DNI. 6.263.421

La puesta en escena de la maternidad de Luciana Salazar sólo sirve como reflexión sobre la banalidad y amoralidad de las actuales sociedades capitalistas consumistas; ésas que erróneamente suelen calificarse de neoliberales y que no lo son ni en lo político ni en lo económico. ¿Cuál es la eticidad de una ingeniería genética que embaraza óvulos de alguien con espermas seleccionados de un desconocido, y se madura en un vientre alquilado por dinero, no por amor?, con lo que habrá que pensar en eventuales consecuencias genéticas imprevistas para el feto.

¿Qué hará en el futuro esta sociedad oxidada por la incoherencia, con los niños que no obedezcan a la estética del momento? ¿Cuál es la moralidad de seudo-médicos que convierten un proceso sagrado como la maternidad, no por creencias religiosas sino por historia de la humanidad, en apenas un negocio más? Ante estos ricos y famosos promocionando una maternidad y/o paternidad, hablando de amor, según los honorarios, me pregunto: ¿por qué si tanto es su amor no van a Casa Cuna para la adopción temprana -que es la más recomendable- de niños que serán depósitos humanos a cargo del Estado, o de las organizaciones que los cuidan mientras el negocio, la publicidad, la frivolidad generan especímenes de laboratorio?

Ni qué decir cuando estas decisiones son producto del fracaso emocional o sexual, o de la ansiedad por renacer ante el tribunal supremo de la corporación mediática.