EL PRESIDENTE ECHÓ AL FUNCIONARIO QUE MANEJABA OBRAS SOCIALES

La CGT marchó y evalúa un paro mientras Macri realinea su equipo

La organización gremial, que marchó ayer a Plaza de Mayo, no descarta una medida de fuerza. En el gobierno insisten en que hay intereses “electoralistas”. Fue despedido el superintendente de Servicios de Salud.

Redacción de El Litoral

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DyN

La CGT concretó ayer una jornada de protesta contra las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri y anunció el “reinicio de un plan de lucha” a partir del 25 de septiembre, que incluya “un paro general”.

Horas después, el superintendente de Servicios de Salud Luis Scervino, el funcionario que manejaba hasta ayer los fondos de las obras sociales sindicales, fue despedido por orden del presidente Macri. Scervino estaba al frente de la estratégica Superintendencia de Servicios de Salud, que maneja millonarios fondos de las obras sociales, y respondía a José Luis Lingeri, histórico mandamás del Sindicato de Obras Sanitarias.

Esta mañana, Scervino reveló que el argumento del ministro de esa cartera, Jorge Lemus, para pedirle la renuncia, fue que hubo “cierta incomodidad de un sector del gobierno con la marcha de la CGT de ayer”, y consideró “un poco incomprensible esa solicitud”. “Hace 15 meses que asumí y mi rol es técnico, yo no soy ni dirigente político, ni dirigente sindical, tengo 40 años de médico y la mitad de mi carrera me dediqué al estudio de la seguridad social”, expresó Scervino, quien negó ser “militante sindical”.

Ayer el gobierno nacional, con el presidente Macri a la cabeza, salió a replicar la marcha de la CGT y sectores sociales en contra de su política económica, con un acto en la Casa Rosada junto a jóvenes que consiguieron su “primer empleo” en una empresa informática, rodeándolo en un formato 360, estilo que caracterizó la campaña del oficialismo en las Paso. Sentado en el centro del salón Pueblos Originarios, en la planta baja de la Casa Rosada, Macri se mostró rodeado de jóvenes que consiguieron en el último año su primer empleo, media hora después de finalizada la masiva marcha del sindicalismo a la que el gobierno calificó de tener intereses “electoralistas”.

Macri replicó la protesta también con un mensaje electoral, al recordar que “este cambio que emprendimos y con alegría vimos que se ratificó en la voluntad de una parte importante de la Argentina hace pocos días atrás” en referencia al resultado de las Paso, y agregó: “Esperemos que con mayor fuerza aún en octubre, tiene que ver con apostar al hacer, decirnos la verdad‘.

EVALÚAN MEDIDAS

Mientras tanto, el triunviro cegetista Juan Carlos Schmid, el único orador del acto que la central obrera realizó ayer en Plaza de Mayo, anunció la convocatoria a una reunión del Comité Central Confederal para el 25 de septiembre, con el objetivo de impulsar un “plan de lucha que incluya un paro general”.

El acto contó con la presencia de representantes de las dos CTA, los tres secretarios generales de la CGT, dirigentes de Barrios de Pie, la CCC y la Ctep, referentes kirchneristas, mientras que la izquierda tuvo una movilización independiente que partió desde el Congreso y llegó hasta la avenida 9 de Julio.

Con ese anticipo, Schmid finalizó su discurso en la Plaza de Mayo, donde agregó que en esa cumbre sindical se evaluarán “todas las medidas que sean necesarias para el interés de los trabajadores”.

“No venimos a levantar la bandera de ninguna candidatura ni detrás de ninguna conspiración, sino a presentar nuestra agenda social”, afirmó y planteó el reclamo de “trabajo digno y salario justo”.

Al respecto, señaló que pese a que “recientemente ha habido elecciones”, los trabajadores representan la “generación de riquezas en este país y no nos alcanza solamente con votar”.

Liturgia y descontrol

Nicolás Poggi (DyN)

La segunda movilización de la CGT contra el gobierno de Mauricio Macri transcurrió entre la apelación a la inoxidable liturgia peronista, los incidentes entre afiliados de Camioneros y la salida accidentada de algunos de los jefes sindicales, en un acto exprés en Plaza de Mayo.

La imagen que la CGT quiso dejar fue despareja: mientras en el palco se acomodaron sindicalistas como Rodolfo Daer -quien había estado en contra de la marcha- y hasta Gustavo Vera, de la ONG La Alameda, el triunviro Héctor Daer prefirió quedarse abajo, entre los suyos del Sindicato de Sanidad. Ni los propios organizadores estaban al tanto de esa decisión.

Otro de los que se quedó del otro lado fue Antonio Caló, el jefe de la UOM, uno de los gremios que estaba en duda.

Camioneros, responsable de la organización, tampoco pudo escapar a la tradición y fue el centro de una serie de incidentes, tanto en el inicio como al final.

A la hora del cuerpo a cuerpo, los hombres del moyanismo no dudaron en apelar a lo que hubiera a mano, por lo que las cruces conmemorativas de las Islas Malvinas surcaron los aires como proyectiles en uno de los laterales de la plaza.

Perón a un lado, Evita al otro, y una imagen de Santiago Maldonado abajo: así fue decorado el escenario, ubicado en la pirámide central, de espaldas a la Casa Rosada. Para el final quedó la arenga con la Marcha Peronista, un momento en el que ganó notoriedad, desde el Cabildo, la militancia de las 62 Organizaciones Peronistas, pese a que los jefes de ese conglomerado siguieron la marcha por televisión en un almuerzo con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.