El desafío ganadero, según Pablo Cattani

“Digestibilidad a matar o morir, no queda otra”

El especialista fue el orador principal de la charla técnica que organizó el Grupo ProAgro San Carlos en la sociedad rural local. Bajo el título “Silaje de pasturas para la ganadería que se viene”, hizo algunas sugerencias en el manejo de la alfalfa y la confección del silo.

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Intensificación. “Hay recursos que empiezan a escasear, la tierra es uno -aseguró-, por lo que se necesita una mayor carga animal”.

 

Juan Manuel Fernández

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Para el especialista en forrajes conservados Pablo Cattani, entre tantas ventajas comparativas que Argentina ofrece para las actividades ganaderas existe una limitante cada vez pesada, que sólo se puede atenuar o neutralizar acelerando al máximo el ciclo productivo para lograr una renta mayor.

Con el clima, el agua y la calidad de los suelos a favor, la tierra disponible tiende a escasear en el país y para que el negocio crezca hay una alternativa: optimizar la alimentación de los rodeos para hacer girar el capital al máximo. No es únicamente una cuestión de cantidad; el detalle fundamental es la calidad de la materia seca que se suministre. La clave para lograr altos consumos -asegura- es la digestibilidad y para mejorarla planteó algunos cambios de paradigma en torno al uso del silo de alfalfa.

El miércoles 4 de octubre Cattani fue el orador principal de la charla técnica que organizó el Grupo ProAgro San Carlos SRL en la sociedad rural local. Bajo el título “Silaje de pasturas para la ganadería que se viene”, el técnico propuso algunos cambios en el manejo de la forrajera y su conservación, como momento de corte, densidad de siembra, tamaño de picado o mantenimiento del silo.

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Más prolijos. Al momento del consumo, se planteó prestar atención al nivel de desperdicio. Foto: Archivo

No sólo volumen

“Digestibilidad a matar o morir, no queda otra”. En esa frase resumió a Campolitoral el desafío para los ganaderos, tanto de carne como de leche. Explicó que la necesidad de acelerar el negocio es una tendencia que creció de modo exponencial en los últimos años. “Hay recursos que empiezan a escasear, la tierra es uno”, aseguró, por lo que “se necesita una mayor carga animal y que todo el capital que gire lo haga a la máxima velocidad para que la empresa ganadera tenga mucha renta”. Por ejemplo, que en dos años esté listo un novillo gordo; o la ternera se haga vaca cuanto antes. Para eso -afirmó- hay que tener recrías cortas y altas ganancias de peso diario.

En ese planteo le otorgó al silo de pastura un rol preponderante. Al margen de la categoría de los animales a alimentar o la dieta que sigan, propuso una alta inclusión en el rumen de este recurso. Pero como la condición es una elevada tasa de consumo (“que el rumen se vacíe en 24 horas”) la condición es que tenga “muy buena digestibilidad”. Para eso la idea es “aprovechar el forraje en un estadío temprano”. Por lo tanto consideró que las alfalfas deben cortarse en “estado vegetativo puro”, antes de floración.

¿Como hacer para que esto no implique cosechar menos volumen? Sugirió aumentar la densidad de siembra para compensar el menor desarrollo de las plantas. “Yo no quiero poner menos de 16 a 18 kilos de semilla de alfalfa por hectárea”, dijo. Y plantó como objetivo lograr unas 150 plantas por metro cuadrado a los 120 días. En este punto advirtió que, como no hay sembradoras específicas, existen dos alternativas: sembrar al voleo o realizar pasadas intermedias con las máquinas convencionales para evitar el espacio que queda vacío entre surcos.

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Vegetativo puro. El asesor plantea no esperar a que la alfalfa florezca para cortar. Pero para no perder volumen propone duplicar la densidad de siembra. Foto: Archivo/Juan Manuel Fernández

Materiales y técnicas

En este aspecto Cattani puso énfasis en saber aprovechar la genética disponible. “Creemos que seguimos trabajando con las alfalfas Monarca, cuando hoy tenés elección de grupos y otras variables”. Y aseguró que la clave pasa por “elegir genética moderna, que elonga mucho y antes de florecer larga el rebrote”, además de no tener consistencia arbustiva de las viejas. “Sembremos alfalfas de grupos cortos, que concentren mucho la producción en una época del año, que es cuando voy a hacer el forraje conservado, y la cosechamos en el momento de mayor digestibilidad; cuando empieza a rebrotar, ese es el momento de cortar”. Propuso hacerlo al primer rebrote, con un corte que sea bajo y con niveles de 40 a 45% de materia seca.

Para no perder volumen, también demostró la importancia de tener buen filo en las cuchillas, de modo que no desgarre los tallos, porque la planta luego concentra energía en sanarse en lugar de desarrollar forraje. Mostró una medición en la que se comprobó cómo en 5 cortes sin filo la producción de materia seca por hectárea fue 1.654 kilos menor al testigo. “Prácticamente se pierde un corte al año”, sentenció.

La otra “premisa fundamental” cuando se corta temprano es el pre-oreo para evitar el ingreso de altos volúmenes de humedad al silo, que luego escurren “como si fueran un té” que se lleva los nutrientes. En ese sentido recomendó también uniformidad de picado (1.5 cm en promedio, más grande si tiene mayor húmeda o más chico si la pastura está más seca) y trabajar muy bien con todo el proceso: juntar hileras para tener consistencia en tamaño de picado; hilerar para que el secado sea lento (funciona como fusible ante algún imprevisto que obligue a parar el trabajo); ser muy prolijo en el uso de rastrillos (“no más de 7km/hr de velocidad) y cuidar “a rajatabla” la higiene del forraje.

Por otra parte, indicó que “el silaje de pastura tiene otro condimento, que es el porcentaje de proteína que buscamos”. Para optimizarlo, la pastura tiene que respirar lo menos posible para que no levante temperatura, que es lo que dispara la proteólisis (degradación de las proteínas). Por eso planteó la necesidad “una alta capacidad de trabajo” para no demorar la confección del silo, que para pasturas dijo preferir embolsado. También remarcó la importancia de “mantener la anaerobis” (ausencia de oxígeno) hasta el momento del consumo.

Productores animados y buenos rendimientos

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Daniel Ferrero, gerente del Grupo ProAgro de San Carlos, mencionó que iniciaron la campaña con ensilados de cereales de invierno y próximamente comenzarán con las pasturas. Pioneros en confección de silo de trigo, comentó que el uso viene creciendo y que esta campaña está arrojando excelentes rendimientos en la región. Mientras el año pasado dieron entre 7.000 y 8.000 kilos de materia seca por hectárea, en en este ciclo superan los 10.000.

La mayor proporción de servicios se brinda a productores tamberos, que “están animados” -dijo Ferrero, que también es productor de leche- tras haber superado los daños que causaron las lluvias en las últimas campañas. “Este año se nota que todos se están preparando mejor”, dijo, en función de un incremento en la cantidad de reservas confeccionadas. “Hicimos mucho maíz de segunda y también hubo mucho interés de silo de trigo y avena. En reservas se están equipando mejor”.

En la campaña pasada incorporaron un nuevo equipo de picado (John Deere 8500) que al cabo de su primer año arrojó un saldo muy positivo: antes tardaban tres horas para llenar una bolsa y hoy lo hacen en 1.20hs. “Tiene el doble de capacidad con muy buena calidad de picado y procesado de grano”, indicó el gerente, quien anticipó que este año -además- brindarán el servicio de análisis del silo, gracias al instrumental que aportará la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros a la que pertenecen.

Al respecto, Matías Boretto, coordinador de trabajo del Grupo indicó que los análisis se harán a partir de los 40 días de confeccionado y se medirá proteína, fibra detergente ácida y neutra, extracto etéreo, energía metabólica y PH, “parámetros en base a los cuales los nutricionistas diseñan las dietas”.

Desde el año pasado, con la nueva maquinaria de última generación, venían entregando a sus clientes de mapeos de suelo, rendimientos, humedad, materia seca. “Al que le gusta la tecnología eso es excepcional”, aseguró.

 
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“Sembremos alfalfas de grupos cortos, que concentren mucho la producción en una época del año, que es cuando voy a hacer el forraje conservado, y la cosechamos en el momento de mayor digestibilidad”

 

Biogás, nuevo destino para el silo

El coordinador zonal de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF), Fernando Clemente, reveló que las buenas perspectivas ganaderas y el incipiente uso de silo para generar energía están modificando el mapa de usuarios. “Lo que se está cambiando, que nos llamó bastante la atención, es la proporción de silaje para uso de carne o leche, que era del 50% cada uno, mientras ahora la carne superó a la leche”, señaló. Mientras que para energía “hay un gran potencial” a partir del estímulo del gobierno nacional. Por ahora hay pocas plantas de biogás, pero se están construyendo varias. La más desarrollada en la actualidad es Bioeléctrica, en Río IV, Córdoba. “A partir de que le gobierno empezó a incentivarlo, se están construyendo varias”, comentó, y reveló que los técnicos de la Cámara ya comenzaron a capacitarse en Alemania, donde la mayoría de las hectáreas ensiladas se orientan a la generación de gas.