Línea Directa

La Fortaleza del Oeste

ALBERTO CARAMELLINO

DNI. 11.511.170 / [email protected]

Harta de no encontrar respuestas, decepcionada por todos aquellos que dicen servir al pueblo y hastiada de sus falsas promesas... la gente se puso en movimiento sin dudas y sin pausas.

Silenciosa, desinteresadamente, sin esperar nada a cambio y sólo por voluntad propia han enfrentado la necesidad del prójimo, haciéndola suya.

Primero fueron esfuerzos puntuales, que florecían aquí y allá, esporádicamente, pero luego se hizo costumbre, y por aquello de que las buenas acciones contagian, se sumaron adeptos.

Entusiastas, agradecidos, exultantes, disfrutan con placer y enorme alegría el sagrado deber de ayudar al necesitado. Y así se irguieron bastiones de solidaridad.

Emergentes y aglutinantes, que se convirtieron en punto de referencia ciudadana. En cada lugar hay uno, en cada barrio hay varios y en toda ciudad se cuentan por miles. No importa su tamaño, sino lo que hace y provoca.

Porque son nobleza pura, sin más interés que congratularnos con la vida. Donde se disfruta con pasión ejercitar a pleno nuestros mejores y más sublimes valores. Aquí en el oeste, en las entrañas profundas del barrio Roma, una fortaleza se erige inconmovible y febril. Liderada por heroínas de agujas incansables y espíritu irreductible. Su ejemplo motiva, se expande, multiplica y potencia. Al punto de que a menudo deben adelantar viajes o envíos al verse saturadas por las donaciones de todos aquellos que se han convertido en acólitos incondicionales de su causa.

No importa cuál sea su contribución, siempre recibirá una hermosa sonrisa a cambio.

Y seguramente se irá pensando en volver, porque nada gratifica tanto como darle una mano a quien más lo necesita.

Si está perdido o no sabe llegar, pregunte por las Ibarra. Ellas lo estarán esperando.