“Vivir en el aire”, publicaba El Litoral

Se reproducen a continuación algunos tramos de la entrevista publicada el 15 de diciembre de 2001 en la sección Región de El Litoral.

Hilario Alcides Valinotti nació en San Francisco el 12 de enero de 1932. Anduvo por todo el mundo, casi siempre por los aires.

Valinotti comenzó su carrera como piloto privado en su San Francisco natal y la culminó como comandante en Aerolíneas Argentinas. Ahora es instructor de vuelo en el aeroclub de Sunchales.

Valinotti, dijo creer que, desde siempre, su vocación fue volar. ‘Tuve la fortuna y la suerte de poder hacerlo. Así que hice el curso de piloto privado en el aeroclub San Francisco en el año ‘48‘. Después, en la Escuela Nacional de Aeronáutica realizó cursos de vuelo y de instructor en la Fuerza Aérea. Posteriormente se desempeñó como instructor en la Dirección de Aviación Civil hasta que en el año ‘56 ingresó a Aerolíneas Argentinas. Desde entonces voló en Aerolíneas Argentinas hasta el año ‘92.

-¿Con qué cargo se retira?

-Yo me retiré como comandante del Boing 747. Volé el Boing 747 desde el año ‘79 hasta el ‘92.

Con el Papa

Con el piloto Hilario Valinotti en la cabina del avión, volaron muchas personalidades, pero él considera “en primer orden de importancia” al Papa Juan Pablo II. Recuerda que en el año ‘82 realizó el vuelo en que transportaron al máximo prelado de regreso a Italia “cuando vino a Argentina por Malvinas”.

Normalmente al Papa, cuando sale del Vaticano, lo lleva la empresa Alitalia y lo retorna al Vaticano la empresa del país hacia donde viaja. “Nosotros teníamos a Aerolíneas, en esa época, muy bien estructurada”, comenta.

-¿Conversó con él?

-Sí. Pudimos compartir algunos momentos con él cuando llegó al avión, durante el vuelo y al arribar a Italia. Entonces se despidió de todos nosotros. Nos hizo él, personalmente, obsequios: una medalla que nos acreditaba como ciudadanos del Vaticano, un rosario y una serie de presentes que hace el Vaticano. Tuvo la deferencia de entregarlos personalmente. El Papa viajó solo en la parte superior del Boing 747 donde tenía un espacio exclusivo. Se acondicionó ese espacio con un buen dormitorio y baño. Tenía una mesa donde cenó con la compañía de algunos cardenales. Cuando lo recibí, antes de iniciar el vuelo, se mostró asombrado por las dimensiones del aparato ya que él nunca había volado en uno de esas características hasta ese momento. Me dijo: ‘qué grande es este avión‘. El Papa, a su vez, me contó algún inconveniente que tuvieron en el viaje de ida, al hacer escala en Río de Janeiro. Me dijo textualmente “¡Cómo bailamos cuando llegamos a Río!”. Me sorprendió porque eso de “bailar” es un término aeronáutico de entrecasa. Ellos, con Alitalia, tuvieron un frente de tormenta al llegar a Brasil. En cambio nosotros tuvimos un vuelo muy agradable.