Convenio entre la provincia y la cooperativa de trabajo Higiene Urbana

Un Centro de Cuidado para los hijos de los recicladores de Santa Rosa de Lima

Será el primer Centro de Cuidado Infantil de la ciudad. El espacio se emplazará en el barrio Santa Rosa de Lima y estará destinado a contener a los hijos de familias que viven de la recolección informal de residuos. Luego, pretenden replicarlo en otros barrios santafesinos.

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Rúbrica. Esta mañana se firmó el convenio a través del cual se dio inicio a lo que será el Centro de Cuidado Infantil de Santa Rosa de Lima, que comenzaría a funcionar antes de fin de año.

Foto: Mauricio Garín.

 

Redacción El Litoral

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El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y la Cooperativa de Trabajo Higiene Urbana firmaron un convenio para la apertura de un Centro de Cuidado Infantil (CCI) en el barrio Santa Rosa de Lima de la ciudad de Santa Fe. El acto se realizó esta mañana en la sede de “La Juntada. Espacios de encuentro y creación”, en Mendoza 4261.

El acuerdo tiene por objetivo iniciar un trabajo en conjunto para la apertura del primer Centro de Cuidado Infantil de la ciudad de Santa Fe, que estará destinado a contener a los hijos e hijas de familias que realizan tareas informales de recolección y comercialización de residuos, que pertenecen a los barrios Santa Rosa de Lima, Villa Oculta y la zona. La meta del gobierno es abrir el espacio antes de fin de año.

“Los Centros son espacios de cuidado donde se llevan adelante distintas actividades educativas y culturales, con docentes, donde también se aplican cuestiones como la seguridad alimentaria”, dijo Guillermo Cherner, subsecretario de Políticas de Empleo y Trabajo Decente de la provincia. “La idea es replicarlo en otros barrios, para trabajar con las distintas poblaciones en diferentes sectores de la ciudad”.

Por su parte, el senador por La Capital, Emilio Jatón, contó cómo nació el centro. “Un día compartimos unos choripanes con Rubén y los compañeros, y él me mencionó la necesidad de un centro de cuidado. Por la calle pasaban los carros de cirujas. Entonces comenzó a tomar fuerza lo que pedía desde hace 15 años. Fue cuestión de poner manos a la obra y hacerlo”, dijo. “Si hay algo que uno no quiere es ver a los chicos trabajar, porque cuando uno los ve arriba del carro, sufre, porque sabe que no tienen que estar ahí”, agregó.

El espacio, que funcionará en el barrio Santa Rosa de Lima, permanecerá abierto todos los días de 17 a 23, horario en el que los padres salen a recorrer las calles para la recolección informal de residuos.

En esta primera etapa asistirán cerca de 25 a 30 chicos y chicas de entre 5 y 12 años de edad, todos ellos escolarizados. “Esto posibilitará no sólo que los chicos no trabajen sino que además puedan realizar una actividad, como por ejemplo, las tareas escolares”, destacó Rubén Sala, presidente de la Cooperativa de Trabajo Higiene Urbana.

El acuerdo prevé además la participación de la Dirección de Seguridad Alimentaria, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, que garantizará los recursos para la correcta nutrición de los niños y niñas que asistirán al nuevo CCI.

Los centros de cuidado infantil se enmarcan en el programa “El trabajo no es cosa de chicos” que implementa el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social desde el 2011. Dichos espacios están destinados a prevenir el trabajo infantil doméstico o peligroso y las peores formas de trabajo adolescente, en ámbitos urbanos y rurales.

La apertura de los centros permite a los padres y madres realizar sus tareas con la tranquilidad de que sus hijos más pequeños quedan en un lugar seguro, con los cuidados adecuados. En la provincia ya son 35 los centros de cuidado infantil en funcionamiento.

“Algunos chicos hasta hoy acompañan a sus padres a cirujear o se quedan en la casa de algún familiar o vecino, porque debido a la violencia es imposible dejarlos en su casa solos”, según cuenta Salas. Ahora tendrán la posibilidad de dejarlos en el Centro mientras recorren las calles de la ciudad.

“No reivindicamos ser cirujas como un trabajo, es la actividad más precarizada de la sociedad, inclusive mal vista”, admite el dirigente barrial, y agrega: “Cuando elegimos trabajar en este sector es porque vimos que es el más desprotegido, postergado y atacado en los últimos diez años en Argentina”. Y su relato recrudece cuando dice: “Queremos dejar de comer de la basura”. Consultado sobre este punto, Salas explica que “el ciruja come lo que sobra en las panaderías y pizzerías. Esto fue así toda la vida”.

En la actualidad, el barrio Santa Rosa de Lima no es ajeno a la violencia imperante en la ciudad con mayores índices del país. Ello se palpa en las calles y los vecinos más comprometidos con su barrio, como Salas, lo describen con crudeza.

“El barrio ha vuelto a los altos niveles de violencia. La cuestión económica se puede pelear, para sobrevivir. Pero la violencia y las adicciones son alarmantes —dijo Salas—. En Santa Rosa de Lima no tenemos ninguna familia que no haya tenido vinculación con la violencia, como víctima o victimario.Y ello hace que el barrio esté cada vez más desunido, y esa violencia impide realizar cualquier actividad social. Hoy es imposible hacer una asamblea en la esquina”.