Cambio de paradigma

Ayer se conmemoró el Día Mundial de los Fertilizantes. El campo argentino sigue en una ecuación deficitaria en materia de nutrientes, que obliga a buscar caminos que aporten sustentabilidad al sistema.

Federico Aguer

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La población mundial crecerá un 25 % para 2050. El dato no es menor, teniendo en cuenta que la realidad cambió, al punto que ese cambio es hoy, la única certeza. Mientras en la década del 60 una hectárea agrícola debía generar alimentos para 2 personas, para 2025 deberá alimentar a 5.

Según la Asociación Civil Fertilizar, los fertilizantes nutren las plantas para aumentar el rinde de cultivos cada vez más fuertes y nutritivos. Además, son los responsables de la producción del 50 % de los alimentos del mundo. Esta semana se supo que, de la mano de las Buenas Prácticas Agrícolas, la venta de fertilizantes se duplicará en los próximos 10 años. Pero sigue sin alcanzar.

“Es cierto que la tecnología que ha crecido en los últimos 20 años de la mano de la Siembra Directa y de mejores variedades, pero todavía hay mucho por crecer”, le dijo a Campolitoral María Fernanda González Sanjuan, directiva de esa entidad. “Se aplica menos del potencial de los cultivos, y por otro se le pide al sistema que los aporte, con lo cual los balances de nutrientes son negativos y eso no es sostenible”, sentenció.

En promedio, el balance está entre el 25 y el 35 % de reposición. Este año puede haber un pequeño crecimiento en la aplicación de fertilizantes que llegue al 6 % “con suerte”, pero el tema es “que se aplique mejor en función a objetivos, y en medida que la rotación se incorpora, ella es la que permite enderezar otras cosas, como el Carbono, que no se incorpora con fertilización, sino con las gramíneas en el rastrojo”.

Según nos dice, hubo una mejora sustancial después del cambio de políticas, pero los anegamientos no permitieron concretar en trigo las intenciones iniciales, y resta saber qué pasará en el maíz. “Aspiramos a crecer hasta un 60 a 80 % de Fósforo y Nitrógeno, pero estamos muy por debajo”, concluye.

Se hace evidente un cambio de paradigma que vaya de un sistema basado en las tecnologías de insumos, hacia una tecnología de procesos.