Comicios anticipados

Los japoneses eligen gobierno, con el premier Abe como favorito

  • El primer ministro busca ser reelecto por segunda vez para potenciar su plan económico.
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Shinzo Abe, favorecido por todas las encuestas de opinión.

Foto: Télam

 

Redacción de El Litoral

Télam

Los japoneses votarán mañana en elecciones anticipadas convocadas por el primer ministro Shinzo Abe, quien busca ser reelecto por segunda vez para potenciar su plan económico pero enfrenta el desafío de un nuevo partido opositor orientado por la carismática gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, popularmente conocida como “la Hillary japonesa”, quien de todos modos no es candidata.

El conservador Partido Liberal Demócrata (PLD) de Abe, que ha gobernado en Japón de manera casi ininterrumpida desde 1955, es el claro favorito según todas las encuestas de unas elecciones anticipadas que el primer ministro convocó un año antes de lo previsto para fortalecer su mayoría en un momento de debilidad de la oposición.

Sin embargo, la repentina aparición del Partido de la Esperanza de la gobernadora de Tokio, creado a pocas horas de que Abe anunciara la convocatoria de las elecciones hace menos de un mes, desencadenó una inesperada espiral de cambios en la política nipona y un mayor interés de los japoneses por estos comicios.

La popular Koike, de 65 años, y su mensaje de “resetear Japón”, han conseguido disparar los minutos dedicados en los medios a la campaña electoral, y las encuestas muestran que la participación ciudadana podría aumentar mañana considerablemente, aunque ello no pondría en duda el triunfo del oficialismo, que podría obtener 300 de los 465 escaños de la Cámara Baja.

En efecto, Abe llega reforzado a estas elecciones gracias al buen pulso de la tercera economía mundial, que atraviesa su período expansivo más largo de los últimos 11 años y el mejor momento desde que llegó al poder a fines de 2012, cuando puso en marcha su ambicioso plan basado en reformas, estímulos e inversión pública.

Los indicadores más recientes apuntan a que el producto interior bruto (PIB) se mantendrá en la senda creciente, mientras que la Bolsa de Tokio ha escalado a niveles inéditos en las últimas dos décadas, gracias a la confianza de los inversores en los beneficios corporativos y en la previsible continuidad en el poder de Abe.

Escándalos

Esta bonanza económica eclipsa los escándalos de amiguismo que golpearon al gobierno en los últimos meses y minaron la popularidad del primer ministro, y supone “uno de los motivos más importantes” del renovado apoyo popular a Abe, según dijo a la agencia de noticias EFE el profesor de la Universidad de Tokio Yu Uchiyama.

“Habrá muchos votantes que no quieran desalojar a Abe del poder incluso si no son muy partidarios suyos”, explicó el especialista.

“El PLD se beneficia de haber mantenido el poder durante décadas. Ha desarrollado una poderosa maquinaria electoral con gran capacidad de movilización. Además, cuenta con mucho apoyo en las zonas rurales que están representadas por demás en el Parlamento”, explicó por su parte Jeff Kingston, director de Estudios Asiáticos de la Universidad Temple de Japón.

Fundado en 1955 tras la fusión de varios partidos políticos de derecha, la formación ha gobernado desde entonces con la excepción de un breve período entre 1993 y 1994 y de 2009 a 2012, en base a políticas más pragmáticas que ideológicas.

La actual gobernadora de Tokio, que perteneció al PLD e incluso fue ministra de Abe en su primer gobierno en 2017, agita ahora la necesidad de superar los viejos partidos y definió su formación como “conservadora, reformista y tolerante”.

Dura batalla

A pesar de haber humillado al PLD en la Asamblea de Tokio, donde arrasó de manera histórica en los comicios de julio pasado, las encuestas muestran que el Partido de la Esperanza no repetirá la proeza mañana con un programa acusado de vago, en el que destaca su oposición a la energía nuclear como principal contrapunto al gobierno de Abe.

“Su nuevo partido parece más una plataforma complaciente que un grupo populista disidente. Ella es tan de derechas como el PLD, que cuenta con una base fiel de votantes, y los liberales no la ven como una alternativa”, señaló Kingston.

Los analistas consideran además que a Koike no la ha ayudado el hecho de anunciar sin dar muchas explicaciones que no se presentaba como candidata de su propio partido en estas elecciones, para seguir como gobernadora de Tokio.

El 28 de septiembre último, Abe anunció sorpresivamente un adelantamiento en las elecciones nacionales, con el objetivo de revalidar el mandato del gobierno para emprender reformas económicas y afrontar la crisis de Corea del Norte, según el primer ministro.

“Va a ser una batalla dura. En estas elecciones se trata de preguntar al pueblo japonés quién puede proteger su vida y su existencia pacifica”, dijo.

Marco político

El anuncio supuso el remate final de la hasta hora principal fuerza opositora, el Partido Democrático (PD), muy desacreditado por su periodo en el gobierno de 2009 a 2012, en el que tuvo que hacer frente con más pena que gloria a la crisis nuclear de Fukushima.

Tras pésimos resultados en anteriores comicios y sumido en una cruenta lucha interna, el partido de centro ha quedado escindido en una facción favorable a integrarse en el partido de Koike, y en otra más progresista y reacia a aliarse con la gobernadora.

Esta última corriente, impulsora del también recién creado Partido Constitucional Democrático de Japón (PCDJ), liderado por Yukio Edano, disputará con Koike la condición de consolidarse como la segunda fuerza del país con un programa basado en su oposición a la reforma de la pacifista Carta Magna de Japón que busca llevar a cabo Abe desde que llegó al poder en diciembre de 2012.

El PLD mantiene una coalición de gobierno desde entonces con el budista Komeito, encabezado por Yoshihisa Inoue, y que cuenta actualmente con 35 representantes en la Cámara Baja.

El más duradero

El persistente y conservador Shinzo Abe ha vuelto a apostar fuerte y, pese a que su popularidad cayó fuertemente este último año, mañana buscará ser revalidado en las urnas por tercera vez en menos de cinco años, lo que lo pondría en camino de convertirse en el primer ministro más duradero de Japón.

En su peor momento de popularidad desde que llegó por segunda vez al poder, en 2012, Abe lanzó una arriesgada jugada política y convocó a elecciones un año antes de acabar la legislatura sin más razón aparente que aprovechar el momento de gran debilidad de la oposición con el propósito de alargar y fortalecer su ambicioso mandato.

Este hijo y nieto de prominentes políticos, que consiguió en 2014 también con unos comicios anticipados revalidar su anterior victoria, centró su discurso una vez más en la buena marcha de la economía y en la necesidad de un gobierno fuerte para hacer frente a la amenaza de Corea del Norte. Este político hiperactivo y trabajador, que mantiene relaciones excelentes con el presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder ruso, Vladimir Putin, no oculta la tirantez con sus vecinos más cercanos, Corea del Sur y China.

Abe, que utiliza a su esposa Akie -aparentemente mucho más liberal que él- para ablandar su dura imagen, cuenta con una amplia experiencia en la despiadada cancha política nipona, donde mantenerse en el poder es toda una proeza.

Si ganara las elecciones, fuera reelegido como presidente del PLD el año que viene y se mantuviera en el poder hasta noviembre de 2019, Abe se convertiría en el primer ministro con más tiempo en el cargo en la historia de Japón, un récord que ahora ostenta Taro Katsura, quien gobernó durante 2.886 días a principios del siglo XX.