Tribuna de opinión

La Política Internacional: una realidad simple de entender

Por Magín Ferrer (*)

El mundo puede verse desde distintas ópticas: liberales, neoliberales, institucionales, marxistas, neomarxistas, estructurales, etc. Pero hay una visión que creo que hoy ha recobrado relevancia y es el realismo.

El realismo, a través de sus teóricos, a ambos lados del atlántico, con diferentes matices pero con una base única de conceptos, se ha mantenido con altibajos; incluso ha sido y es dominante en el mainstream académico. Su visión de las cosas ha influido no solo en la política exterior de los países dominantes, sino que ha sido la base de muchas otras visiones/teorías de las relaciones internacionales.

Como dijimos, el mundo tiene otras visiones, más complejas y abarcadoras que también dan explicaciones acertadas de la realidad y que muchos Estados aplican con relativo éxito en sus políticas exteriores, pero debemos decir que sus autores reconocen o confiesan que partieron de premisas neo realistas.

El eje de los estudios, como internacionalista, es y ha sido la política internacional. En diversos contextos y con distintos grados de cientificidad, con aportes de otras ciencias, con visiones más comerciales, económicas, sociales y culturales es “la política a nivel internacional” la que se ha estudiado y analizado.

A diferencia de otras visiones el realismo considera, sin miramientos de ninguna clase, que la política internacional es el ámbito de estudio; se origina en el Estado y se hace desde el Estado y de los organismos por éste creado. Como tal, conlleva comportamientos relacionados con el poder, y como las unidades estatales comparten un espacio común conflictúan entre sí por la obtención, el mantenimiento y acrecentamiento del poder. El por qué y para qué necesitan del poder es y ha sido objeto de análisis y conclusiones diversas, pero el punto central sigue siendo el mismo: la política.

Es desde el realismo y sus variantes que estas cuestiones encuentran una explicación sin arquetipos o prejuzgamientos. La política internacional es política internacional, autónoma pero a la vez dependiente de otras esferas como la economía, lo militar, lo social, lo cultural, etc. A diferencia de los sistemas domésticos, al no haber una autoridad suprema, centralizada, en algún punto las cosas se resuelven y la manera para eso es la guerra.

El papel del derecho internacional y las organizaciones internacionales respecto de la política internacional es secundario. Ha actuado y es importante, pero lo hace una vez que los Estados terminaron sus disputas y desacuerdos y lo plasman “legalmente” en un acuerdo que sirve para evitar futuros conflictos.

Sabemos que las actividades de los Estados y otros actores a nivel internacional están en su mayoría reguladas o dentro de un marco institucional, por ende podemos inferir que aquellas que no tienen regulación es porque políticamente no se llega a un acuerdo y que son los más poderosos los que no dejan que suceda.

Ahora bien, cuando alguno de estos acuerdo legales, convenciones o marcos regulatorios atenta contra los intereses de un Estado con certeza será revisado, cuestionado, actualizado o directamente no se lo respetará.

Podemos citar innumerables ejemplos al respecto, pero uno que afecta a nuestra cotidianeidad es que los Estados en el mundo tienen graves problemas para la generación de empleos; a contrapelo de otros procesos el actual carece de la capacidad de renovación y creación de nuevos empleos y eso hace que en un punto los gobiernos revean tratados que impidan o constriñan la capacidad de crecimiento y desarrollo en detrimento del medio ambiente o de procesos de integración (Mercosur en nuestro caso).

La política internacional se basa en la defensa de los intereses nacionales como objetivo mínimo (la defensa del territorio, de la población, contra el crimen organizado, etc.), pero para la consecución de determinados intereses se hace necesario una cuota de poder o autonomía, de lo contrario se tornan vulnerables y dependientes.

Por último y para entender la realidad, la política internacional está cruzada o afectada por intereses armamentísticos (convencional y nuclear), tecnológicos, por el control de los recursos naturales (petróleo, minería y alimentos), por cuestiones geoestratégicas, por la autosuficiencia energética, por el manejo del sistema financiero y el manejo de la información (medios de comunicación).

El recuso clásico de poder son las armas, en particular las nucleares (lo siguen siendo), pero cualquiera de los temas mencionados en el párrafo anterior son, hoy en día, una excelente fuente de posicionamiento mundial para cualquier Estado. El secreto está en encontrar la veta, explotarla y complementarla con otras capacidades.

(*) Licenciado en Relaciones Internacionales con Especialización en RR II (El Salvador, Posgrado en la UCSF). Docente universitario en FCJS-UNL y UCSF. Docente en la Universidad Nacional del Litoral y en la Universidad Católica de Santa Fe.