El canciller Jorge Faurie en El Litoral

“Tenemos que cambiar muchas pautas para parecernos a lo que hace el mundo”

El ministro de Relaciones Exteriores destacó las próximas reuniones en Buenos Aires de la Organización Mundial de Comercio y del G20. Inminente firma del acuerdo de complementación económica con Chile.

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“A fines de 2015, éramos un país paria dentro de la comunidad internacional”, recordó el canciller durante su visita a El Litoral.

Foto: Luis Cetraro.

 

Mario Cáffaro

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Santafesino, ex alumno del Colegio Inmaculada y graduado en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL, el actual canciller Jorge Faurie, volvió esta semana a su ciudad donde disertó sobre la “Inserción internacional de la Argentina”. Antes, estuvo en El Litoral.

—Uno de los cambios importantes con la llegada del nuevo gobierno fue el reposicionamiento argentino ante el mundo.

—Hay un cambio al interno del país, primero de cómo se hace la política, cuáles son los objetivos que la gente espera de la política que trasladado a la escena internacional significa un reposicionamiento del país. Una de las características de todo el período precedente -incluyendo lo que significó la crisis del 2002- fue un gradual aislamiento de la Argentina que en el gobierno anterior no se revirtió, sino que se acentuó. Por distintas razones, fuimos quedando muy cortados primero en el marco regional. Tuvimos conflictos con países insospechadamente candidatos a ser parte de un conflicto, como fue el manejo de las pasteras y el relacionamiento con Uruguay; con Chile a partir de la discusión del suministro energético. Pasamos a ser de un país exportador a importador de energía, lo cual generó un vínculo de densidad diferente con Bolivia o después Venezuela. Por hechos de la política interna redefinimos completamente, a la luz de una mirada muy peculiar, nuestros vínculos externos, y frente a una cantidad de medidas tomadas al interno también fuimos cortando vínculos con socios tradicionales como lo fueron los países europeos. Y, por razones ideológicas, se mantuvo un vínculo muy conflictivo con los Estados Unidos. A fin de 2015 éramos un país un poco paria dentro de la comunidad internacional, que necesitaba reinsertarse en el mundo. Tenemos un gran problema -un 30% de pobreza- y para revertirlo hay que crear riqueza, hay que crear trabajo, hay que generar crecimiento. Para tener crecimiento, hay que tener mercados y para tener mayor productividad tenemos que suscitar una corriente de inversiones y financiamiento porque el país del 2015 quedó agotado en sus recursos. Se traspasó un gobierno sin recursos.

En el frente externo, dependíamos de abrir nuevos mercados y de encontrar personas o entidades interesadas a invertir en la Argentina y en el frente interno debemos crear un cuadro de condiciones que hagan atractivo invertir. Hoy, en el mundo hay una disponibilidad de recursos financieros importante, que buscan donde hacer una inversión rentable, optimizar su inversión. Hay países candidatos a ese financiamiento, incluso de nuestra región. Tenemos que presentar las reformas estructurales que digan que el tratamiento del capital llevado a la Argentina va a tener estas condiciones, que nos va a permitir hacer una buena inversión. La Argentina se ha acercado en este año y medio a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en Francia, que es el club de las buenas prácticas que es lo que hacen los países en materia de tratamiento de inversiones, de tratamiento laboral, de políticas de organización del Estado, de mecanismo de transparencia. Hay todo un vademécum, un conjunto de decisiones ya adoptadas dentro de la Ocde que hacen importante que la Argentina pueda ser partícipe de esas mismas políticas y por lo tanto convertirnos en un país homologable para la inversión.

—Esto no es tarea de un día para otro.

—No, todo lo que la Argentina tiene por delante requiere muchos años de trabajo conjunto de toda la sociedad, ya sea gobierno, sectores tanto empresarial como sindical, la comunidad educativa... Tenemos que cambiar muchas pautas para parecernos a lo que hace el mundo.

—¿El resultado electoral de este domingo va a ser muy mirado por el mundo?

—El mundo lo ha estado siguiendo con mucha atención a lo largo de todo este tiempo. Primero quería saber si las reformas que planteaba el presidente Macri eran aceptadas por la sociedad, muchos entendieron que algunas de esas medidas podían suscitar una reacción social. La gente entendió que hay muchas dificultades en las medidas que se adoptaron, que cuestan un sacrificio pero que son necesarias para que realmente estemos bien y eso lo ha demostrado en un prevoto como fue el de las Paso y la expectativa que lo sea este domingo.

—Mucho se habla de inversiones y pocas llegan...

—Sabemos que nadie da la plata “de mano besada”. Para que llegue la inversión tiene que haber condiciones. Todos los países y los centros financieros dicen que Argentina avanza en el sentido correcto. De parte de las empresas ya instaladas hay un proceso de crecimiento en sus inversiones, nuevas plantas, inversiones para mejorar sus procesos productivos, están llegando inversiones para el sector agropecuario, de infraestructura. La llegada más significativa va a ir creciendo en la medida que vean que los argentinos continuamos haciendo lo que empezamos y ésa es la invitación que hace el gobierno para estas elecciones.

—¿La Argentina es Mercosur o cambió la mira hacia el Pacífico?

—La Argentina está basada en el Mercosur. En poco más de dos semanas vamos a firmar con Chile el acuerdo de complementación económica más moderno que existe a nivel del tratado de Montevideo en la Alalc. Vamos a incorporar todas las disciplinas y con un horizonte de libre comercio entre ambos países. Esto va a facilitar la llegada de nuestros productos al Pacífico y de los productos chilenos al Atlántico. Tenemos que hacer muchas más obras de infraestructura (modernizar los pasos Cristo Redentor, Jama y los tres del sur, hacer Agua Negra). Entre los países europeos hay varias rutas para cruzarse, tenemos que mirar ese horizonte, estar integrados y eso no le quita identidad a nadie. Con Chile, tenemos estándares de desarrollo similares en áreas y podemos integrarnos.

—Usted mencionó el conflicto con Uruguay por las pasteras. Hay nuevos proyectos de inversión en pasteras en el vecino país e incluso en la provincia de Corrientes. ¿Habrá otra vez problemas?

—Tenemos que tener una relación madura. Los presidentes Tabaré Vázquez y Macri han tomado el compromiso y se está desarrollando un instituto que permita examinar la calidad ambiental sobre el recurso compartido, el río Uruguay. Hoy, en virtud de todo aquel conflicto de las pasteras -porque desconfiamos- estamos contratando y pagando los servicios de una empresa canadiense para que nos diga qué pasa. Tenemos las condiciones técnicas y tecnológicas para poder evaluar en forma común si estamos causando problemas ambientales. Ni los uruguayos ni los argentinos podemos, ni queremos, generar contaminación ambiental pero tenemos recursos naturales que requieren un procesamiento de una manera que sea compatible con la preservación y protección del ambiente.

—¿Cómo mira la cancillería la situación de Venezuela?

—Con enorme preocupación, no sólo de Argentina sino también de todos los países de la región. Esto ha sido debatido en el Mercosur y también de los países que se han nucleado en el grupo de Lima. En América Latina, uno de los requisitos fundamentales es que la resolución de los problemas se hiciera por el diálogo en democracia. En Venezuela, tenemos pruebas visuales, no necesitamos ningún consultor externo que nos diga que hoy no impera la vigencia de la democracia. Han alterado su propia Constitución, han desconocido su propio congreso, han creado un congreso sustituto, han ocupado el tribunal electoral, apresan a los dirigentes opositores, no respetan las libertades civiles ni políticas, ponen presa a la gente y aplican tortura, coacción, presión. Es un régimen con características de dictadura. En América Latina, luchamos para que se respete la democracia para que haya un sistema de elecciones libres, que no fue lo que ocurrió el domingo pasado en Venezuela. Eso no es democracia.

—¿Y la situación de España?

—Queremos que España tenga una capacidad de diálogo y que lo haga de acuerdo a sus propias leyes y lo que prevé su Constitución. Hay una discusión de soberanismo de una región que los españoles deberán resolver por el diálogo, no por la fuerza y por mecanismos constitucionales. La mirada argentina es de preservar la integridad territorial.

—Hubo diferencias también con Estados Unidos. Hoy, se retomó el diálogo. ¿Argentina tendrá embajador?

—En un plazo razonable se va a cubrir. Le recuerdo que la Argentina y los Estados Unidos no tienen embajador. Miremos las dos puntas. Esto no significa que los Estados Unidos no le den atención a la Argentina ni viceversa. Los presidentes tienen una relación personal que les permite levantar el teléfono y hablar de la relación comercial. El presidente Macri está muy interesado en el ingreso de productos argentinos a Estados Unidos. No sólo biodiésel, hablamos de carnes y del sistema generalizado de preferencias. Argentina está interesada en regresar donde fue excluida por decisiones de la anterior gestión de gobierno. Quedamos excluidos de un mecanismo que permitía entrar con aranceles reducidos a una cantidad de productos argentinos que perdieron esa facilidad. Habló de esos tres temas esta semana con Trump como lo había hecho antes. Hay coincidencias, otras veces no porque esto forma parte de la vida de los países.

Peculiar

A Jorge Faurie, le correspondió la tarea protocolar para el conflictuado traspaso de mando de Cristina Fernández de Kirchner a Mauricio Macri. Sonríe recordando el caso y aclara que tuvo un equipo grande para esa tarea. “Fue peculiar, era la primera vez que la autoridad saliente no quería hacer el traspaso del mando, que es una cosa inédita porque habitualmente quien concluye su gobierno, termina y traspasa el mando al que viene. Más allá de las características que pudo haber tenido esto fue un hecho notable, pero al mismo tiempo revalidó que el presidente Macri tomaba las funciones en plenitud y validado por todos los argentinos que lo habían elegido”.

Lo que viene

La Argentina será sede en pocos meses de cuatro eventos de relevancia internacional que destacó Faurie. Desde el 1 de diciembre, nuestro país pasará a ejercer la presidencia pro témpore del G20; del 10 al 14 de diciembre se hará en Buenos Aires la undécima conferencia de la Organización Mundial de Comercio (OMC) mientras que el año próximo será sede de la Conferencia Internacional de Turismo y los Juegos Olímpicos de la Juventud.

Sobre la reunión de la OMC, el canciller destacó que “llegarán 170 delegaciones de países actores del comercio internacional. Una discusión sobre el horizonte en el comercio internacional donde hay una pulsión entre aquellos que dicen dejamos de lado el multilateralismo y las reglas de comercio y empecemos a privilegiar las reuniones bilaterales o plurilaterales. Argentina aboga por defender el multilateralismo, somos un país de desarrollo intermedio, necesitamos tener un comercio que tenga reglas respecto de cómo resolver los litigios”.

En tanto, “la reunión del G20 es la posibilidad de sentarnos como presidente de un foro de discusión de los grandes temas mundiales donde quienes se sientan a la mesa representan el 80% del PBI mundial. Esto demuestra que Argentina es uno de los actores importantes de la escena internacional. Somos conscientes de que lo que propongamos no define la evolución del diálogo pero es nuestra capacidad de incluir y ser partícipe. Será la primera vez que el G20 se reúna en el hemisferio sur”.

Perfil

La Cancillería tiene hoy 159 jefaturas en misión por todo el mundo en su gran mayoría a cargo de personal del servicio exterior de la Nación y apenas una docena de ellos en manos de políticos cuando la ley permite que sean hasta 25.

Jorge Marcelo Faurie, el actual titular del ministerio de Relaciones Exteriores se recibió de abogado en abril de 1974, en la Universidad Nacional del Litoral y egresó del Instituto del Servicio Exterior de la Nación en 1976.

Fue vicecónsul entre 1975 y 1976; secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores en 1992; director nacional de Ceremonial de cancillería entre 1994 y 1997 y secretario de Relaciones Exteriores de la misma cartera durante el 2002. Embajador en Portugal entre el 2002 y 2013. Del 2014 al 2015 estuvo en la Secretaría de Coordinación y Cooperación Internacional y, en 2016 llegó a la Embajada de París. Francia fue su último lugar antes de regresar a Argentina para cumplir el mandato que dejó vacante Susana Malcorra.