Terremoto en Irán

“Parecía el fin de los tiempos”

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Se mantienen las tareas de remoción de escombros en procura de dar con más víctimas del movimiento telúrico.

Foto: Agencia DPA

 

Farshid Motahari

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“Pertenecemos a dios y a él regresamos”: esta frase que se dice en Irán cuando alguien muere se escucha sin cesar desde el lunes en Sare Pole Sahab. Esta ciudad fronteriza de 85.000 habitantes situada en el este del país vivió la muerte de 240 personas, la mayoría kurdos, tras el terremoto de magnitud 7,3 que la sacudió la noche del domingo.

El sismo afectó con especial dureza a una gran familia kurda. La familia de Ali Agha (señor Ali) estaba celebrando un cumpleaños infantil. Entonces comenzó a temblar la tierra y en pocos segundos 34 personas quedaron sepultadas por los escombros, perdiendo la vida. “Parecía el fin de los tiempos y no cesaba”, dice uno de los pocos invitados que sólo resultaron levemente heridos.

El ambiente en la ciudad se mueve desde entonces entre el luto y la ira, ira sobre todo hacia el Gobierno del ex presidente Mahmud Ahmadineyad. Él hizo construir allí un edificio de viviendas de cinco plantas con el nombre “casa de la caridad”.

Sin embargo, la construcción tampoco resistió al terremoto. “La casa de la caridad de Ahmadineyad se convirtió en una fosa común... Al diablo con él”, dice un agricultor que prefiere permanecer en el anonimato.

En muchos lugares de la ciudad se ve a personas sentadas junto a cuerpos envueltos en mantas. Algunos lloran, otros parecen traumatizados. “Llévame a mí también, llévame a mí también”, grita una anciana una y otra vez mientras abraza el cadáver de su marido. Los vecinos cuentan que el matrimonio iba a celebrar el año que viene sus bodas de oro.

El joven Massud, de 19 años, y su hermano pequeño también permanecen inmóviles junto al cuerpo de su padre. “Ayer aún planeaba construir una habitación extra para las noches de fútbol del próximo Mundial... ahora está aquí, envuelto en esta fea y sucia manta”, dice Massud.

El joven no sabe dónde están exactamente su madre y sus dos hermanas. Solo sabe que están vivas y que fueron trasladadas a un hospital en la capital de la provincia de Kermanshah.

Esta provincia, una de las más pobres de Irán, resultó gravemente afectada por el terremoto. Allí se registraron más de 400 muertes. La mayoría de la población kurda es humilde, pero orgullosa, dicen ellos.

“No teníamos mucho, pero ahora también hemos perdido eso”, lamenta una madre de cuatro niños. Sin embargo, da las gracias a dios. “Al menos estamos vivos”.

El presidente iraní, Hassan Rohani, visitó la ciudad de Sare Pole Sahab para hacerse in situ una idea de la situación. Allí prometió una rápida reconstrucción de las zonas afectadas. Sin embargo, la visita no despertó grandes esperanzas entre los ciudadanos.

“Viene de nuevo y pronuncia palabras y más palabras, pero están vacías, vacías, tanto como mi vida ahora”, dice un anciano, que tampoco quiere dar su nombre.

Día de duelo

El Gobierno iraní decretó este martes como día de duelo nacional para honrar a las víctimas del terremoto de 7,3 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, que ocurrió la noche del domingo con epicentro en la frontera entre Irán e Irak y que causó, hasta el momento, 430 muertos y 7.150 heridos.

Además, el Ejecutivo emitió un comunicado en el calificó a lo sucedido de “amargo y doloroso incidente”, expresó sus condolencias a los familiares de los fallecidos y deseó una pronta recuperación de los heridos, según consignó EFE.

En el mensaje, también valoró el trabajo del personal de los equipos de rescate e hizo un llamamiento a todos los ministerios e instituciones estatales para que ayuden a los afectados por el terremoto.

La cifra de víctimas aumentó con el paso de las horas y el avance de las tareas de rescate y limpieza de escombros, las que prosiguen en las localidades más damnificadas, como Ghasr Shirin, Azgale y Sarpul Zahab, en esta última se estima que la mitad de los edificios se derrumbaron y los servicios de agua y luz siguen cortados.

Miles de personas tuvieron que instalarse en carpas debido a que sus viviendas quedaron destruidas o dañadas por el sismo, el más grave registrado en Irán desde 2003, cuando murieron 31.000 personas.

Un nuevo movimiento

Un nuevo terremoto pero de 4,3 grados de magnitud en la escala abierta de Richter sacudió la provincia de Lorestán, en el oeste de Irán, limítrofe con Kermanshah, devastada por el sismo del domingo.

El Centro Sismológico de Irán indicó que el terremoto ocurrió a las 07:58 (01:28, hora en Argentina) y que su epicentro se situó a 10 kilómetros de profundidad, cerca de la ciudad de Kuhdasht.

Por el momento no se reportaron víctimas o daños materiales en la zona a causa del nuevo temblor, informó la agencia oficial IRNA, citada por EFE.

La provincia de Lorestán limita con Kermanshah, donde en la noche del domingo se registró un terremotop de 7,3 grados de magnitud en la escala abierta de Richter que provocó, hasta el momento, 430 muertos y 7.150 heridos.

Por su parte, el Gobierno iraní decretó el día de hoy de duelo nacional para honrar a las víctimas del sismo, que tuvo más de un centenar de réplicas.Irán tiene una gran actividad sísmica.

El terremoto más grave hasta la fecha se sucedió en junio de 1990, cuando murieron 37.000 personas en varios pueblos del norte del país.

Otro fenómeno telúrico registrado en diciembre de 2003 en la provincia de Kerman causó 31.000 víctimas mortales.