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Premios Máscara

JULIO BELTZER

Las máscaras se han utilizado desde la antigüedad con propósitos ceremoniales y prácticos. Los griegos, los egipcios y hasta los romanos las han empleado en las famosas fiestas dionisíacas y en las representaciones escénicas. El uso ceremonial de la máscara para participar en rituales o en encuentros religiosos se mantiene en varias culturas; pero con el tiempo, su utilización se ha sumado en entretenimientos, como en fiestas de cumpleaños, bodas, carnavales u otros eventos, cuyo fin es la diversión y el festejo, y también como protección del rostro, como es el caso en incendios y explosiones, o por la realización de trabajos en los que se manipulan instrumentos peligrosos.

Por otra parte, las personas suelen emplearlas para disimular ante una situación que provoca vergüenza o para ocultar su timidez. El término también se usa simbólicamente para referirse a la simulación o al engaño intencional. En este sentido se emplea frecuentemente como sinónimo de “careta”.

Para los actores, en cambio, el trabajo con máscaras requiere un grado de sinceridad interpretativa muy grande. Es paradojal, aunque parezca extraño, cuando el actor oculta su rostro detrás de una máscara está más vulnerable que cuando está descubierto. La máscara cubre y devela. Tapa y desnuda, y requiere de la armonización del cuerpo del actor al estado expresivo de la máscara que encarna al personaje para que existan las consonancias y las disonancias necesarias.

Pero Máscara para nosotros -y cuando digo nosotros me estoy refiriendo a la gente de arte en general y de las artes del espectáculo en particular de Santa Fe, que estamos reunidos en un eterno presente aquí y ahora- es también un premio a la actividad teatral santafesina. Esta distinción ideada por Roberto Schneider, que otorga anualmente -desde hace ya veinticinco años- la Municipalidad de Santa Fe, a través de un jurado ad honorem designado especialmente, tiene múltiples significados.

Si jugamos el viejo juego de los surrealistas, a modo de cadáver exquisito, podríamos entonces arriesgar que el Premio Máscara puede ser tragedia, comedia, careta, mueca, balbuceo, competencia, cuerpo, cara, gesto, simulación, ocultamiento, descubrimiento, emoción, conmoción, alegría, tristeza, llanto, distinción, orgullo, reunión, risa, abrazo, reconocimiento... u otras tantas cosas más.

Todo depende de si ya te otorgaron el premio o no.

Que cada cual se ponga el sayo que le corresponde.