Palabras del submarinista santafesino a su padre

“Viejo, si nos llega a pasar algo nosotros no sentimos nada”

En una entrevista con El Litoral, Jorge Suárez recordó a su hijo. Habló sobre la búsqueda del ARA San Juan y de cómo vivió la espera de novedades junto a las familias de los 44 desaparecidos. “Los mandaron a que se suiciden, esa es la verdad”, aseguró.

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Germán junto a su mamá, Ana. “Su madre era el amor más grande que él tenía”, dijo Jorge emocionado.

Foto: Gentileza de la familia Suárez

 

Tomás Rico

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“Éramos una familia muy unida, él amaba a sus hermanos Juan Pablo y Cristian y estaba muy feliz cuando nos reuníamos en las Fiestas”, dijo Jorge Suárez, papá de Germán, el submarinista santafesino que navegaba en el ARA San Juan al momento de su desaparición.

Su familia, como la de las otras 43 que perdieron a sus seres queridos en la tragedia, pasará el fin de año con la ausencia irremplazable y con el dolor que sólo ellos pueden entender.

En una nota exclusiva con El Litoral, Jorge contó cómo sobrelleva la angustia de perder a su hijo y la incertidumbre de saber si el mar le devolverá el cuerpo de Germán. También dio su opinión acerca de la búsqueda, las condiciones en la que estaba la embarcación antes de zarpar y recordó a su hijo como “un chico con mucha paz” y muy creyente.

Sensaciones

— ¿Cómo se enteró de la desaparición?

— Por los medios de comunicación. Después me llamó alguien de la Armada al que le dije que no me mienta porque ya sabía lo que había pasado.

—¿Cuál es su opinión sobre lo que le pasó al submarino?

— Desde el minuto cero se supo que detonaron las baterías. Si hay algo que me consuela es que jamás sintieron dolor. Hay muchas pruebas y documentación que expresa que no debía salir el submarino y salieron igual porque no podían decir que no habían colocado las baterías, ya sabían en las condiciones que estaba y por eso son todos responsables. A esta altura deberían estar al menos ocho almirantes presos por dolo eventual. Los mandaron a que se suiciden, esa es la verdad.

— ¿Su hijo le había comentado sobre las condiciones en las que estaba el submarino?

— Mi hijo estaba en la parte de táctica de operaciones porque era sonorista, pero sabía todo lo que pasaba. Estuve cuatro veces con mi hijo en el ARA San Juan de visita y mi hijo me contó lo que hacen las baterías y me dijo: “Viejo si nos llega a pasar algo, nosotros no sentimos nada”.

— ¿Por qué no lo encuentran?

— La búsqueda estuvo plagada de irregularidades. Si hay una implosión el mar expulsa sea lo que sea, el combustible sobre todo se ve a kilómetros, eso no lo podes ocultar. Hubo comunicaciones que indicaron el lugar donde ocurrió y lo quisieron ocultar, tal es así que en un momento un barco de la prefectura avisó que había detectado un objeto y a las horas lo hicieron volver al puerto.

— ¿Qué va a pasar con la búsqueda?

— Ahora recién empieza la búsqueda porque relevaron al Jefe de la Armada (Marcelo Srur), quien el año pasado había recibido un informe de que el submarino no podía salir, prácticamente nunca lo quisieron encontrar porque no les conviene que aparezca. Ahora el nuevo Jefe de la Armada —José Luis Villán—, que es un infante de marina, tiene órdenes de encontrarlo sí o sí. La verdad se va a saber y lo van a encontrar.

— ¿Qué piensa de los responsables?

— Algunos almirantes nos mintieron en la cara, lo único que me llevo de los responsables es que saben que bajo sus responsabilidades hay 44 muertos.

— Sobre la versión del ataque militar que habría ocasionado la explosión ¿qué piensa?

— Ninguna fuerza va a atacar algo que está colapsando y que ni siquiera llevaba torpedo y tampoco para los ingleses es un objetivo militar. Se vendió mucha carne podrida sobre las informaciones que se divulgaron, hay muchos que hablan diciendo saber pero no saben nada, no saben ni por donde se entra a un submarino.

— ¿El apoyo de los países sirvió para algo?

— La ayuda de los demás países está muy buena, lo malo es que las órdenes fueron dadas por los mismos que no quieren hallarlo.

— ¿Cómo vivió el momento junto a los familiares a la espera de novedades?

— Lo que viví junto a los familiares y amigos de los submarinistas fue tremendo, muchos se desmayaron. Todos estamos unidos para que aparezcan y cada uno va a estar en paz cuando tenga el cuerpo de su ser querido descansando en sus ciudades, por eso necesitamos que lo encuentren y es su obligación porque son camaradas.

— ¿Se va a hacer justicia?

— Creemos en lo que haga la jueza Yáñez porque sabemos que hay sumarios. Ahora por dolo culposo tendría que haber detenidos, pero la jueza está armando todo bien y dijo que no necesitaba el submarino para saber lo que pasó. Yo no quiero ningún resarcimiento económico, sólo que se haga justicia y paguen los responsables.

El recuerdo de su hijo

— ¿Cómo era Germán?

— Era un chico con mucha paz, tanto para hablar como en su forma de ser. Todos valoraban esa cualidad de él.

— ¿Cuáles eran sus sueños de joven?

— A él siempre le gustó la Armada. Su primera incursión dentro de la Armada fue en la corbeta ARA Granville. A través del tiempo vio lo que era el submarino e ingresó tras un difícil examen de ingreso, —hace cuatro años que estaba en el ARA San Juan— no cualquiera entra, tenés que estar muy bien de la cabeza. Él me decía ‘papi si nos pasa algo tenemos habanos y nos sentamos a esperar la muerte’.

— ¿Tenía otras ambiciones además de la Armada?

— El estuvo a punto de irse de la Armada porque su sueño más grande era ser sacerdote. En las guardias tenía sus libros y grabaciones con oraciones, siempre con Dios al lado de él. Formaba parte de un grupo católico y llevaba con él un escapulario, un colgante que en la creencia cristiana significa que al morir la Virgen junto a Jesús te vienen a buscar.

— ¿Cuándo fue su último contacto con tu hijo?

— Fue antes de que zarpen de Ushuaia. En la última charla que tuve con él me dijo que me quedara tranquilo porque ya había ido a la iglesia y había comulgado antes de subir al submarino.

— Aunque sea muy difícil expresar lo que siente en esta situación ¿cómo sobrelleva estos momentos?

— El dolor de la muerte de un hijo no cesa, te duele todo el tiempo. No saber donde están es como un cuchillo que te va desgarrando de a poco, sólo que los encuentren va a poder sanar un poco la angustia. Éramos una familia muy unida, él amaba a sus hermanos, Juan Pablo y Cristian, y estaba muy feliz cuando nos reuníamos en las Fiestas.

— ¿A quiénes recuerda como estandartes en la vida de Germán?

— A su amigo Rodrigo Chávez, integrante del ARA San Luis, y a Fabián Cascallaces, su segundo padre, quien lo formó, lo hizo amar al “fierro” (como le llaman al submarino) y lo convirtió en profesional. El mismo Cascallaces gritaba: “Tendría que haber estado yo con mis muchachos”, eso fue desgarrador. Gracias a Dios, mi hijo fue aprendiz de él. Además quiero destacar al abogado querellante de la causa, Luis Tagliapietra y a su hijo Alejandro, quien navegaba junto a Germán en el ARA San Juan. A sus hermanos y a su madre, el amor más grande que él tenía.