Proyecto Factor Humano en Tambo

Bienestar: no sólo para las vacas

Convencidos de que no es posible una lechería sin gente, un grupo interdisciplinario trabaja para hacer la actividad más atractiva y amigable para las personas. Una iniciativa de largo plazo que busca abordar y revertir uno de los principales problemas del sector.

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Instalaciones. Durante los últimos 25 años los rodeos promedio por establecimiento se triplicaron y es necesario contar con infraestructura acorde para no prolongar en exceso los tiempos de ordeñe.

Foto: Juan Manuel Fernández

 

Campolitoral

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“No hay producción lechera sin personas; ellas son el factor del éxito”. Con ese sencillo mensaje Rodolfo Zechner inició su exposición en el bloque “Empresas Atractivas” del Congreso CREATech, realizado el año pasado en Córdoba. Hasta allí llegó como miembro del CREA San Martín de las Escobas-Colonia Belgrano (Santa Fe), donde es propietario del establecimiento lechero “La Invernada S.A.”, pero sobre todo por ser parte el proyecto “Factor Humano en tambo”, una iniciativa de largo plazo de la que participan también INTA, Aprocal, Fundación Valores para Crecer, Caprolecoba y cuatro universidades (Austral, UBA, Lomas de Zamora y del Litoral).

El propósito de este proyecto, que ya lleva dos años, es hacer del tambo una actividad más atractiva para la gente que trabaja allí y sus familias, a partir de la difusión e implementación de buenas prácticas de manejo. En definitiva, abordar una de las mayores problemáticas de la lechería a través de talleres y la conformación de una red territorial.

Déficit estructural

El punto de partida del proyecto lo constituyó una “Encuesta de personal de tambo” realizada por el CREA Rafaela en el año 2011, a partir de la inquietud de sus miembros por la alta rotación de su gente.

En 2012, la Región Santa Fe Centro la hizo extensiva a todos los grupos que la integran y con este diagnóstico, la Zona se puso a trabajar y el proyecto comenzó a gestarse.

En octubre de 2013, demostrando la envergadura de la problemática, se lanzaron las encuestas a nivel de todo el Movimiento (siete regiones, 1.184 empleados y 138 empresarios), lo que constituyó el puntapié inicial para un proyecto CREA a nivel país y más tarde, un proyecto interinstitucional de alcance nacional. Del análisis se desprendieron interesantes conclusiones, entre ellas que el barro y las temperaturas (altas y bajas) constituyen los aspectos más negativos del trabajo, así como los horarios de ordeñe; y que el 58 por ciento no lo recomendaría a sus hijos.

La historia reciente del sector ofrece algunas pistas para comprender los motivos por los que la actividad se ha hecho tan antipática para los trabajadores. Los cambios en la lechería durante las últimas décadas, por ejemplo, triplicó el tamaño de los rodeos pero sin una adecuación de la infraestructura de los establecimientos, y sin la disponibilidad de lineamientos y formación sobre la gestión de las personas. Los equipos de trabajo en el tambo y sus familias se han visto entonces afectados directamente por este proceso, con carencia de bienestar en el trabajo, jornadas extendidas, complejización de las tareas, escaso descanso y condiciones de vivienda muy mejorables.

Para sumarle gravedad, hoy el 49 por ciento de los operarios -según un relevamiento sobre 1.200 empleados de tambos CREA- tiene menos de 30 años, es decir, pertenece a la famosa Generación Y, con un pensamiento y valoración del trabajo muy diferente al de su antecesora.

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Sencillos. Simplificar procesos hace más confortable el trabajo, por ejemplo con guacheras colectivas.

Foto: Juan Manuel Fernández

Mirada integral

¿Cuál es “el norte” que guía al proyecto? Que cada empresa sea sustentable y atractiva para las personas que forman parte de ella y sus familias.

Aunque suene utópico, existen claras evidencias dentro y fuera del Movimiento de que es posible. ¿Cómo? A través de la implementación de buenas prácticas de manejo y condiciones de trabajo en el tambo.

En el establecimiento de Zechner, como en otros que forman parte de la iniciativa, estacionaron los partos para concentrar los trabajos de inseminación y reproducción en tres meses. Lo hicieron pensando en el personal y así consiguieron que tengan casi un mes de vacaciones al año.

Antes, con el objetivo puesto sólo en la productividad, toda la atención se orientaba al pasto y la vaca. Era una visión “fragmentaria” que dejaba fuera del análisis a las personas. Hasta que comenzaron a pensar la empresa de manera integral y entonces surgió la idea de hacer más atractivo el trabajo para los empleados.

Zechner enumeró algunos cambios. “Tener estructuras de tambo acorde, con una cantidad de bajadas suficientes para que los ordeñes no superen las dos horas y media como máximo”, fue una de los principales. Eso implicó, a su vez, tener un corral de espera y callejones acordes. También apuntaron a proveer una “vivienda habitable, cómoda y en buenas condiciones para que luego del trabajo pueda darse un baño de agua caliente y tenga un lugar donde interactuar con su familia y sus amigos”.

Su exposición en CREATech estuvo signada por un evidente proceso psicoanalítico. Según su aprendizaje, “estar mejor con uno mismo permite, por derrame, tratar mejor al otro”. Hablaba de la dinámica grupal y de la insatisfacción -y sus consecuencias en los demás- que le generaba lidiar con expectativas desmedidas o la incapacidad para delegar. En su caso, el cambio de paradigma pasó por pasar de “tener el mando de todo” a “dividir la responsabilidad para poder disfrutar”. Para lograrlo debió aprender que “la confianza es el combustible de los vínculos”.

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Elemental. Viviendas con todas las comodidades para el descanso o la interacción familiar.

Foto: Juan Manuel Fernández

Relaciones positivas

En el Establecimiento La Mora en Colonia Tacurales, departamento Castellanos, también implementaron el servicio estacionado para poder dar licencias y vacaciones al personal, además de la adaptación de las instalaciones de ordeñe para acortar los tiempos en la fosa. Esas medidas se complementan con un esquema que ofrece rentabilidad y confort a los trabajadores.

En ese sentido la lógica es simplificar al máximo las tareas. Por ejemplo el rodeo se maneja en un lote único y cuentan con una guachera colectiva que facilita la asistencia de las crías. Además buscaron integrar a los matrimonios, ofreciéndoles tareas a las esposas del tambero y el tractorista para mejorar el ingreso familiar. Esto incluso les ayudó al armado de francos y vacaciones, ya que posibilita los reemplazos. Pero también remozaron las viviendas disponibles, a las que dotaron de todos le elementos de confort necesarios, desde agua caliente hasta internet.

A su vez proponen horarios más flexibles para el tambo, gracias a la tecnología aplicada, por ejemplo en frío. “No es necesario hacerlo a las dos de la mañana, se puede hacer más tarde; entonces eso ayuda a que la gente tenga ganas”, afirmó Rita Giovenale, titular de la empresa. En invierno los ordeñes son a las 5 y a las 15 horas; mientras en verano se hacen a las 6 y a las 17 o 18 horas.

“Todos cobran buena plata y así, si bien hay rotación, logramos que la gente dure más”, sostuvo la propietaria. Y agregó que también tienen posibilidad de crecimiento personal. “Unos se han hecho su casa, otros cambian el auto”, detalló. En definitiva se trata de factores motivantes que hacen atractiva la actividad para los operarios y rentables para el dueño. Aspectos sin los cuales la eficiencia es imposible de alcanzar, por más que tecnología que se aplique. La tercera pata que estabiliza el planteo es el recurso humano.

Fernando Preumayr, líder del proyecto Factor Humano en Tambos, “hasta ahora, no existía en la Argentina información de referencia que se haga disponible a empleados y empleadores para implementar prácticas que permitan mejorar el bienestar de las personas en el trabajo y la eficiencia global del sistema de producción”.

Y concluyó: “no es cierto que no sea posible, se puede trabajar en el tema y salir de la queja. Es necesario rescatar experiencias de lo que daría en llamar ‘empresas a escala humana’. Este tipo de empresas, independientemente de su tamaño, conformación familiar, actividad o localización, tienen algunos atributos que les son comunes: una trama de vínculos y relaciones positivas, un propósito de trabajo conjunto, un buen ambiente laboral que se respira a cada paso, y un espacio para la calidad de vida personal”.

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Tener estructuras de tambo acorde, con una cantidad de bajadas suficientes para que los ordeñes no superen las dos horas y media como máximo”

Rodolfo Zechner

Titular de “La Invernada S.A.”

Cómo funciona

Muchos son los factores que influyen sobre las condiciones de trabajo en los tambos. Por lo tanto, el abordaje se realiza de manera integral:

1. La confección de una ‘Guía de las Mejores Prácticas y Condiciones de Trabajo en el Tambo’ en las seis áreas enunciadas en el Esquema. Los contenidos de cada área han sido elaborados bajo la coordinación de especialistas en cada temática.

2. La validación, difusión y posicionamiento de la guía en la plataforma virtual del proyecto, la cual tiene a su vez fines informativos, interactivos, y de promoción y comunicación.

3. La conformación de una red territorial de referentes en el tema y su dinamización con actividades (tipo talleres “a la carta”) de desarrollo local y regional. Los talleres están diseñados para abarcar los diferentes aspectos que hacen a la atracción, desarrollo y retención de capital humano en los tambos.

4. El análisis y discusión de una proyección estratégica para esta problemática en interacción con otros actores de la sociedad.

Todos invitados

Para informarse sobre el proyecto: www.factorhumanoentambo.com o www.facebook.com/factorhumanoentambo/