INVESTIGADOR SANTAFESINO BECADO A ITALIA

La vigencia de los problemas filosóficos abordados por Aristóteles

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“¿Qué es un ser humano sin la capacidad de pensar, de reflexionar, de criticar, sin arte, sin historia y sin filosofía? ¿Es humano?”, se pregunta Berrón, estudioso de la obra de Aristóteles. Foto: ARCHIVO

Por Octavio H. Molinas

Manuel Berrón, docente e investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias (UNL) y del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (Conicet), realizará una estancia de investigación en la Università degli Studi di Macerata (Italia), por seis meses, para estudiar la filosofía aristotélica. Conversamos con el profesor, autor de Ciencia y dialéctica en “Acerca del cielo de Aristóteles” (UNL, 2016) sobre esta convocatoria.

—¿Qué es una “estancia de investigación”?

—En primer lugar, consiste en un período de tiempo en el que un investigador se instala en un lugar particularmente seleccionado con la finalidad de llevar a cabo una investigación específica. ¿Cuáles son los motivos para elegir tal lugar? Esto es muy relativo a cada disciplina: un físico elige cierto lugar porque quizá allí haya una maquinaria específica con la que precisa realizar algún experimento, lo mismo puede suceder con un biólogo. En el caso de la filosofía es distinto porque, naturalmente, no hay necesidad de instrumentos o laboratorios. Lo que sí es indispensable son dos cosas: que exista un buena biblioteca y que exista un grupo humano o equipo de investigación. Una buena biblioteca porque allí está el material fundamental con el que se investiga en filosofía y un buen equipo de investigación porque precisamente eso hace particular el lugar. Bibliotecas puede haber en muchas partes, pero ciertos equipos sólo existen en lugares específicos. En mi caso, cabe destacarse que la Universidad de Macerata tiene una larga e importante historia en los estudios del área de filosofía antigua que se remonta al medioevo, pero definitivamente lo relevante es el grupo humano que existe actualmente.

—¿Eso fue lo que te llevó a elegir ese lugar?

—Cómo decía, una de las razones tiene que ver precisamente con el grupo que allí investiga. Una prestigiosa investigadora, la Dra. Arianna Fermani, ha traducido distintas obras de Aristóteles y ha escrito numerosos artículos y libros sobre el tema. Precisamente, mi interés por Macerata es por someter mi propia investigación a una discusión con todo el grupo y, de ese modo, pulirla de los errores posibles y volverla más fuerte. En nuestra disciplina, la mejor forma de enriquecer una investigación es sometiéndola a la revisión de los pares de forma permanente. Algo así como buscar que te digan dónde está el error, cuál es el problema. Una versión de la máxima socrática: “Si me señalan el error, habré salido de mi ignorancia”. Pero volviendo a tu pregunta, mi propio grupo de investigación aquí en Santa Fe tiene una historia de contacto con los colegas de Macerata. En 2015, firmamos un convenio UNL-Macerata que funciona como marco para el intercambio y la colaboración entre las dos universidades y particularmente entre los dos grupos. En septiembre de 2017, la Dra. Fermani nos visitó en Santa Fe en una reunión de trabajo donde también participaron colegas de Chile y Brasil. En fin, la elección del lugar no es casual sino que es el resultado de un intercambio de más de diez años entre los dos grupos.

—¿Te puedo provocar? ¿Por qué estudiar Aristóteles y no cómo curar el cáncer?

—Buena pregunta, ¡seguro que muchos se la hacen! Hay varias formas de responderla. Un argumento tradicional que ya se encontraba en los griegos antiguos es que la filosofía es un tipo de conocimiento que se busca por sí mismo y al que no hay que buscarle utilidad alguna. Son respuestas a preguntas tales como ¿cuál es el origen del universo? O ¿cuál es el origen de la vida? Su respuesta no nos es útil para nada, no sirve para nada, pero es un conocimiento que todos quisiéramos saber. Otra vía argumentativa sería la siguiente. Todo conocimiento es útil, en distinta medida: por ejemplo, hay cálculos matemáticos aplicados directamente en la construcción de un puente, pero hay otros cálculos matemáticos que no tienen ninguna aplicación directa. Sin embargo, estos últimos sí pueden ser útiles para los primeros porque pueden volverlos más claros o, simplemente, pueden servir de prueba teórica de los anteriores. El teorema de Pitágoras se puede utilizar para construir dos paredes en escuadra perfecta, pero existe una prueba teórica que demuestra tal teorema. Allí, entonces, tendríamos una utilidad directa y la segunda que, hablando en términos de hacer algo concreto, no hace nada y, por ello, no es útil. Con la filosofía, ocurre algo semejante, no hay una utilidad directa, la filosofía no produce nada directamente, la filosofía no cura el cáncer. Pero sí, es extremadamente útil en el segundo nivel porque entre otras cosas te permite estudiar el modo en que pensamos y actuamos, sobre nuestras valoraciones, sobre nuestras decisiones, sobre el modo en que nos organizamos a nivel social, sobre todas estas cosas la filosofía dice muchas cosas y, bajo esa perspectiva es enormemente útil y, te diría, imprescindible. Pongo un último ejemplo relacionado con mi investigación (mi investigación será sobre el texto de Aristóteles titulado “Política”): en general discutimos de política, si fulano es bueno, si mengano es malo, etc. Discutimos también si el Estado tiene que ser de tal modo o de tal otro. Esta reflexión se encuentra ya en Platón y en Aristóteles. Platón escribió un libro hoy conocido con el nombre de “República” donde discute, entre otras cosas, la forma que debe tener un Estado ideal. Aristóteles escribe la “Política” donde discute muchas cosas y donde responde a muchas de las afirmaciones de Platón. ¿Por qué leer textos de más de 2.400 años? Pues la respuesta es que los problemas allí planteados siguen siendo, en gran parte, los mismos y las respuestas que plantearon estos autores tienen en alguna medida todavía hoy un interés para nosotros. Esto no significa que vamos a aceptar lo que allí esté escrito, pero sí que vamos a prestarle atención a los errores, tanto los que fueron señalados por Platón y Aristóteles como ¡los que fueron cometidos por ellos! En fin, estudiar estos autores no cura ninguna enfermedad, pero potencia y enriquece nuestra reflexión sobre temas que son muy valiosos para nosotros y que tienen una enorme incidencia en nuestra vida.

—¿Quién financia tu investigación?

—La Universidad del Litoral. En 2017, se inauguró un programa nuevo de financiación de investigaciones posdoctorales para docentes investigadores de la casa de estudios. Todos los que participamos del programa somos doctores e investigadores de UNL. Lo más importante del programa es la posibilidad de insertarse en un contexto externo al ámbito ordinario de trabajo lo que permite, por un lado, que el investigador se libere de sus compromisos habituales y, por otro, el contacto con el grupo de investigación seleccionado. Desde mi punto de vista, es un programa excelente y al que le auguro una larga vida: mi deseo es que no sufra los embates de recorte y achique que se están pregonando desde el seno del gobierno nacional.

—¿Por qué es importante que el Estado financie investigaciones de este tipo?

—Esta pregunta se conecta con la pregunta sobre la utilidad de la filosofía y, en un contexto más amplio, sobre la importancia de las ciencias humanas, en general. Hay, además, un falso presupuesto en tu pregunta porque supone que no es claro que el Estado tenga que financiar este tipo de investigaciones. Uno podría simplemente dar vuelta la pregunta: ¿podría el Estado no financiar investigaciones de este tipo? Pero bueno, asumamos que tenemos que justificar por qué el Estado debe financiar.... Por un lado, una buena razón se encuentra en esa “utilidad” de segundo orden que yo mencioné antes. Por otro lado, hay otra razón que se vincula con la naturaleza de la democracia. Nuestro sistema político supone que los individuos eligen sus autoridades, pero supone también que los individuos saben elegir, es decir, supone que somos criteriosos a la hora de nuestras decisiones. Una democracia de burros no es un buen sistema: los burros no saben elegir y si lo hacen no lo hacen bien. Te ofrezco una última razón en forma de preguntas: ¿se puede dejar liberado a las reglas del mercado la formación integral de las personas? ¿Podemos dejar que la educación de los jóvenes se limite a una mera formación laboral? ¿Qué es un ser humano sin la capacidad de pensar, de reflexionar, de criticar, sin arte, sin historia y sin filosofía? ¿Es humano?