SERÁ EL PRÓXIMO 5 DE FEBRERO

Recordarán los 125 años de la “Revuelta de Humboldt”

El Centro de Estudios e Investigaciones Históricas de Humboldt, y la Asociación Amigos del Museo Histórico de la Colonia, llevarán a cabo una jornada de reconocimiento al 125º aniversario del histórico acontecimiento.

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REVUELTA. Durante la primera semana de febrero de 1893 en Humboldt, comenzó a organizarse la revuelta que tenía como punto de partida los alterados ánimos de los colonos. Foto: ARCHIVO

 

Redacción El Litoral

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El Centro de Estudios e Investigaciones Históricas y la Asociación Amigos del Museo Histórico de la Colonia, organizan una jornada de reconocimiento por los 125 años de lo que se conoció como la “Revuelta de Humboldt”.

La disertación a cargo del Dr. Raúl Omar Kröhling titulada: “La valentía y el coraje de nuestros abuelos hace 125 años, Instrumento de la victoria del corazón sobre el olvido”, se desarrollará en el Museo Histórico -Avda. San Martín Nº 1625- el próximo sábado 5 de febrero a las 20 horas.

Será el puntapié inicial de una serie de homenajes que culminarán en el mes de febrero con la inauguración de un hito recordatorio, junto a una cartelería especial cerca del lugar del histórico donde se encontraban las tropas de los Colonos y del gobierno Provincial.

Sobre este tema el titular del Ejecutivo local Duilio Rohrmann señaló que posteriormente a la disertación se habilitará un mojón recordatorio, con una cartelería que resuma ese histórico hecho de 1893. “El mismo estará ubicado en un sector cercano al hecho histórico. Sabemos que las tropas de los Colonos estaban del lado de la Escuela Pública, donde hoy se ubica el Instituto Centenario de Humbodt, y las tropas del gobierno provincial estaban apostadas donde hoy se ubica la sede comunal. De un lado y del otro de la avenida”.

Historia

El conflicto registrado en el Archivo Histórico de Santa Fe y en varios libros entre ellos -Colonos en Armas, de Ezequiel Gallo-, se origina en principio por la irritación y bronca que generó en las colonias agrícolas la sanción de la ley -promulgada el 27 de noviembre de 1891 por el gobernador Juan M. Cafferata- que gravaba con un impuesto de 10 centavos la venta de un quintal de trigo y de lino.

Durante la primera semana de febrero de 1893 en Humboldt, comenzó a organizarse la revuelta que tenía como punto de partida los alterados ánimos de los colonos. El 3 de febrero se presentó el recaudador de impuestos y requirió de un empresario local la presentación de los libros de contabilidad para determinar el monto de la tributación.

Ante la rotunda negativa -el funcionario- pretendió proceder a su inmediata detención mediante la acción policial, pero no tardó en percatarse de la imposibilidad de concretar su propósito frente al grupo de colonos que habían acudido a ayudarlo e impedir su detención.

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EN SANTA FE. Otras revoluciones populares acontecieron en el Ferrocarril Francés de la ciudad capital de la provincia donde adhirieron nuevamente colonos de Humbodt, San Jerónimo y Esperanza. Foto: ARCHIVO

“Sin duda, esos hombres se hallaban dispuestos a jugarse. Por ejemplo, cuando luego llegó a Humboldt un destacamento de 20 soldados con las órdenes de efectuar detenciones pero se encontraron con gente armada, esta vez en mucho mayor número, en actitud decidida y contundente. Con la retirada de los soldados y la pacífica dispersión de los colonos, el episodio pareció haber finalizado. Pero en realidad, los sucesos se extendieron a varias colonias vecinas”, explicó Rubén Sattler en una nota publicada por la Revista Nosotros en 2009.

Aquella noticia actuó como detonante de que una tropa más numerosa que la anterior había partido de Santa Fe para detener a los involucrados en la revuelta de Humboldt. “La mayor movilización tuvo lugar en esa localidad, en la que habrían participado de 300 a 400 colonos armados. Pero también hubo considerables aprestos y trajines en Santa María, San Carlos, Franck y, sobre todo, en San Jerónimo Norte, desde donde partió hacia Humboldt un importante contingente armado”.

Falsa alarma

Aquel anuncio que llegó a varias colonias vecinas, en manera alguna estribaba en los falsos rumores como que efectivamente arribó a Humboldt una tropa proveniente de Santa Fe, encabezada por el propio ministro Luciano Leiva. Éste, contrariamente a lo supuesto, mostró una franca disposición conciliadora: si los colonos deponían las armas, no habría detenciones.

“Lastimosamente faltó sinceridad. Pues aconteció que, habiendo los colonos, confiado en las palabras del ministro, depuestas las armas y retornando a sus hogares, procedió a arrestar a los cabecillas de la revuelta. Pero afortunadamente la mayoría de aquellos habían regresado en víspera a sus domicilios. De lo contrario “con toda seguridad habría corrido sangre”.

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RENUNCIA. Durante el año 1893, se produjeron dos estallidos revolucionarios en la provincia de Santa Fe, que provocó la caída del gobierno de Cafferata.

Aquel contingente armado que había partido en auxilio de los colonos de Humboldt no se hallaba integrado sólo por habitantes de San Jerónimo sino también por grupos provenientes de varias colonias vecinas y que -al enterarse durante la marcha de la actitud aparentemente conciliadora del ministro- retornaron a San Jerónimo.

Fueron arrestados aproximadamente 20 personas, entre ellas Mauricio Sattler. También el señor Berraz, uno de los dueños del molino harinero Berraz Hnos., de Franck. Todos ellos fueron obligados a marchar a la estación ferroviaria de Las Tunas, desde donde se los condujo en un tren especial a Santa Fe para ser allí encerrados.

Fue una medida acertada la que ese mismo día adoptó el gobierno: dispuso la libertad de todos los detenidos. (...) A las 10 de la mañana siguiente fueron conducidos en tren a Las Tunas, donde se les tributó una festiva recepción, con bandera y la banda de música de San Jerónimo. “El retorno a la colonia ha sido una verdadera marcha triunfal”.

Otros conflíctos

Vale destacar que durante ese mismo año, 1893, se produjeron otros dos estallidos revolucionarios en la provincia de Santa Fe: en julio, que provocó la caída del gobierno de Cafferata, y en septiembre; ambos, sobre todo el primero, con nutrida participación de las colonias extranjeras.

Luego de que los colonos fueran indultados, la situación se apaciguó pero los problemas que había originado la rebelión siguieron pendientes, hasta que al fin estallaron con las revoluciones radicales: el 30 de julio se produjo en Santa Fe el primer levantamiento general.

Se formaron cinco batallones de los cuales -según una nota publicada en el diario La Nación al mes siguiente de los sucesos- el 50 % estaba integrado por colonos extranjeros, quienes desconocían el idioma del país, ya que las voces de mando y la organización militar eran alemanas.

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RECORDATORIO. “Sabemos que las tropas de los colonos estaban del lado de la Escuela Pública, -donde hoy se ubica el Instituto Centenario de Humbodt-, y las tropas del gobierno provincial estaban apostadas donde hoy está la sede comunal”, aseguró Rohrmann. Foto: ARCHIVO

El gobierno mandó a desarmar las vías del ferrocarril sobre el Salado para impedir el paso de los colonos. La defensa de ese sector estaba a cargo de agentes de policías y bomberos, quienes se encontraban en gran desventaja frente a las armas de los revolucionarios, ya que poseían potentes y precisos fusiles a cartucho y estaban acostumbrados a practicar tiro en los polígonos. Las armas de la policía no llegaban mas allá de los 200 metros (tenían viejos fusiles) y sufrieron el nutrido y certero tiro de los suizos, con los cuales venían muchos criollos argentinos. Al no poder pasar vadearon el Salado y pasaron más al sur, por Santo Tomé, donde esperaron las fuerzas revolucionarias de Rosario que venían en tren.

Al ver que la situación estaba perdida el gobernador Cafferata presentó su renuncia a la legislatura y escapó de Santa Fe, quedando a cargo el vicegobernador Gollán. El 3 de agosto, a las 12, hacían una espectacular entrada: los integrantes de la junta revolucionaria del norte en primera fila, y a caballo lo hacían el doctor Martín Rodríguez Galisteo Carlos Gómez y demás jefes revolucionarios. Detrás de ellos venían los batallones de suizos y alemanes perfectamente armados y uniformados enarbolando las banderas de sus respectivos cantones suizos, flameando muy en lo alto el pendón del Vales. Después venían los colonos suizos y alemanes cargados con horquillas (mostrando el desdén con que miraban a las balas criollas argentinas), atrás venían 200 colonos desarmados, prisioneros escoltados por alemanes y suizos.