Ladrones impiadosos

Un robo que no tiene perdón

A través de un “cuento del tío” delincuentes se quedaron con los ahorros de dos jubiladas. El dinero estaba reservado para tratar una delicada enfermedad.

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Sin consuelo. “Esto es todo lo que me quedó para vivir”, dijo una de las víctimas mientras contaba los pocos billetes que quedaron. Fotos: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

dchiapello@ellitoral

Estupor... indignación... tristeza.... ninguna palabra alcanza para describir lo que ocurrió ayer con dos jubiladas, las que fueron despojadas de todos sus ahorros por un grupo de delincuentes que les tendieron una trampa.

La modalidad, ya se sabe, fue un “cuento del tío”. Un recurso tan viejo como efectivo y que, pese a las advertencias que cada tanto se hacen desde distintos ámbitos, sigue sumando víctimas.

El último hecho ocurrió ayer en barrio Guadalupe, más precisamente en la zona de Estanislao Zeballos al 700, donde residen dos jubiladas, madre e hija, de 89 y 71 años, respectivamente.

El teléfono... siempre

Como suele pasar en la mayoría de estos casos, todo comenzó con una llamada al teléfono fijo de la casa.

Eran cerca de las 11 cuando la mayor de las mujeres atendió. Del otro lado una voz femenina, que se identificó como una nieta, comenzó a dar una serie de instrucciones para “cambiar” el dinero que había en la casa porque se venía una movida del tipo “corralito”. El engaño ya estaba en marcha.

“—Vos no sos mi nieta. Ésa no es su voz -atinó a decir la anciana.

“—Claro que soy tu nieta. No me conoces la voz porque estoy un poco afónica, estoy media resfriada” -se defendió la embaucadora.

* Acto seguido esta última decidió subir la apuesta. Fue cuando dijo que estaba acompañada por otro nieto (incluso invocó el nombre correcto de esa persona). “Él ahora está haciendo la cola en el banco, por eso no te puede atender. Pero para ir ganando tiempo ahora va a ir hasta tu casa el contador del banco a buscar el dinero”, lanzó la ladrona.

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El atraco se consumó en la zona de E. Zeballos al 700, esto es, en el corazón de Guadalupe residencial.

Sin piedad

Algunos minutos después de esta comunicación un hombre joven (bien vestido y con “colita” en el pelo), llegó hasta el domicilio de las mujeres y se presentó como el “contador” del banco.

Este sujeto también actuó acorde al “manual” de los timadores. Con un hablar fluido enredó a sus víctimas en un confuso monólogo y en cuestión de segundos se apoderó de todo el dinero que las mujeres habían preparado sobre una mesa.

Acto seguido se alejó del inmueble con paso presuroso, alegando que debía llegar antes que cierre el banco.

“Nos dimos cuenta”

“Ni bien tomó el dinero nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. Pero actuó tan rápido que no nos dio tiempo a nada”, dijeron hoy las víctimas en diálogo con El Litoral.

Las mujeres se mostraron sorprendidas por el nivel de información que contaban las autores de la maniobra.

“Nos dijeron los nombres correctos de nuestros familiares. También sabían de nuestros movimientos, incluso hasta la comida que pensábamos hacer”, agregaron.

Más adelante, se refirieron al punto más dramático de este hecho. “Lo que más lamentamos es que ese dinero que se llevaron (unos 45 mil pesos además de algunos dólares) estaba destinado para afrontar los gastos de una operación quirúrgica por cuestiones de salud”, cerraron.