DANIEL DAY-LEWIS

Devoción por el oficio

  • Es, junto a Meryl Streep y Jack Nicholson, uno de los actores que ganó más cantidad de premios Oscar. Ahora, tiene una nueva nominación por su labor en “El hilo fantasma” de Paul Thomas Anderson. Es conocido el compromiso con sus papeles. Trabajó, entre otros, con Martin Scorsese, Steven Spielberg y Michael Mann.
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Day-Lewis en febrero de 2013, cuando recibió su tercer Oscar por interpretar al ex presidente Abraham Lincoln, en la película de Steven Spielberg. Foto: Archivo / EFE

 

Redacción de El Litoral

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Es un actor versátil, capaz de componer héroes activos, hombres desesperados, villanos despreciables de enorme complejidad y excéntricos entrañables. Pero lo que le permitió a Daniel Day-Lewis marcar diferencias, en la línea de Robert de Niro y Marlon Brando, fue el compromiso con los papeles que, muy selectivamente, se comprometió a desarrollar.

El actor, que ganó tres veces el premio, competirá nuevamente por el Oscar en la categoría Mejor Actor por “El hilo fantasma”. Para obtener su cuarta estatuilla deberá vencer a Gary Oldman, el que llega con mayores chances, a Timothée Chalamet, a Daniel Kaluuya y a Denzel Washington. En las líneas que siguen, un repaso por las actuaciones de Day-Lewis, que lo convirtieron, a los 60 años, en uno de los actores más aclamados del mundo.

Si bien ya había tenido papeles secundarios en películas de principios de los 80’ como “Motín del Bounty” y “Gandhi” y un interesante trabajo en “My Beautiful Laundrette” de Stephen Frears, fue “Un amor en Florencia” la película en la cual comenzó a desplegar talento. En esta obra de James Ivory, basada en la novela de E. M. Forster, Day-Lewis interpreta a Cecil, un joven remilgado que pugna con George (Julian Sands) por el amor de Lucy (Helena Bonham Carter).

Su siguiente trabajo, en “Mi pie izquierdo” sería definitivo para su carrera y le brindaría su primer Oscar. En este film de 1989 dirigido por Jim Sheridan, encarna con realismo al pintor y escritor británico Christy Brown, quien aquejado de parálisis cerebral (sólo podía controlar el pie izquierdo) producto de su tenacidad, consiguió derribar las barreras que impedían su integración social.

Tres años después le puso el cuerpo a Nathaniel Poe en “El último de los mohicanos”, dirigida por Michael Mann y considerada una de las cintas de aventuras más logradas de los ‘90. Formó con Madeleine Stowe una pareja muy lograda, con escenas de pasión desbordante. En “La edad de la inocencia” (1993), de Martin Scorsese, interpretó a un aristócrata neoyorquino del siglo XIX que se enamora de una condesa divorciada en una sociedad opresiva e hipócrita.

Destinos marcados

En 1993 realizó bajo las órdenes de Jim Sheridan uno de sus trabajos más elogiados: “En el nombre del padre”. Con Emma Thompson y Pete Postlethwaite como compañeros de elenco, encarnó a Gerry Conlon, un pandillero irlandés injustamente apresado junto a su padre en Inglaterra, acusado de un atentado terrorista que no cometió. Luego, en “Las brujas de Salem” (1996), basada en el libro de Arthur Miller, le tocó el papel de John Proctor.

Su siguiente trabajo le valió una nominación al Globo de Oro. Fue en “Golpe al destino” (1997), de Jim Sheridan. Aquí se convierte en Danny Flynn, quien sale de la cárcel tras una pena de catorce años por su participación en actividades del IRA. Para empezar una nueva vida, reabre en un viejo gimnasio para entrenar a jóvenes promesas del boxeo. Retoma también la relación con su antigua novia, cuyo marido está preso. Pero el pasado reaparece.

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El actor en su estupenda caracterización de Abraham Lincoln, que le valió un Oscar. Foto: 20th Century Fox

De pandillero a presidente

Un lustro después Martin Scorsese le ofreció uno de sus mejores papeles: Bill “El carnicero” Cutting, jefe de una de los grupos que luchan por el predominio en “Pandillas de Nueva York”. Day-Lewis explora el costado más humano del personaje, que se mueve entre la brutalidad, el humor, el odio, la compasión y la lealtad. Leonardo DiCaprio y Cameron Díaz, los otros protagonistas, palidecen frente a la presencia de Day-Lewis.

En “La balada de Jack y Rose” (2005), escrita y dirigida por la actual esposa del actor, Rebecca Miller, interpreta a Jack quien junto a Rose (Camilla Belle), su hija de dieciséis años, viven completamente aislados en una isla, en la cual él trata de protegerla del mundo exterior. Hasta que todo tambalea cuando Jack invita a su novia (Catherine Keener) y a sus dos hijos, Rodney (Ryan McDonald) y Thaddius (Paul Dano) a vivir con ellos.

Luego, en “Petróleo sangriento” (2007), escrita y dirigida por Paul Thomas Anderson, compuso a Daniel Plainview un implacable magnate cuyos principios y valores se van extinguiendo a medida que crece su ambición. Este trabajo le otorgó su segundo Oscar, en una gala en la que también estaban postulados para el premio George Clooney, Johnny Depp, Tommy Lee Jones y Viggo Mortensen.

Intervino luego en “Nine” de Rob Marshall, adaptación de un musical de Broadway de 1982 que, a su vez, era un remake modernizado del “8 y medio” de Fellini. Y en 2012 logró una impecable caracterización en “Lincoln” de Steven Spielberg, un retrato complejo y lleno de matices sobre el ex presidente norteamericano asesinado en 1865. Para esta actuación, Day-Lewis se preparó metódicamente, a través de un profundo estudio del personaje y su contexto. Lo cual le valió su histórico tercer Oscar.

En “El hilo fantasma” (2017), de Paul Thomas Anderson, interpreta al modisto Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) quien durante los ‘50 estuvo a la cabeza de la moda británica, vistiendo a la realeza, a estrellas de cine y a toda mujer elegante de la época. Su labor fue definida como “fabulosa” y “cautivadora” por la crítica. Habrá que esperar el dictamen de los miembros de la Academia. El favorito es Gary Oldman, pero con actores de la talla de Day-Lewis nunca se sabe.