Comienzan este viernes

Todo listo en Brasil para los carnavales

Se desarrollarán en medio de una ola de violencia en las zonas más postergadas de Río de Janeiro.

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Turistas pasean por el sambódromo en Río de Janeiro antes del inicio de los carnavales. Foto: EFE

 

Pablo Giuliano - Telam

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Telam

En medio de una ola de tiroteos y de balas perdidas en las zonas más pobres de Río de Janeiro, la capital turística de Brasil se sumerge a partir de este viernes oficialmente en el Carnaval, que tendrá millones de personas en las calles y, en los desfiles del sambódromo, críticas a la política económica del presidente Michel Temer.

Tres balas perdidas mataron a dos niños y mantienen o otro agonizando en las últimas 72 horas a raíz de la ola de violencia en los barrios no turísticos.

La ciudad tiene la presencia del Ejército haciendo patrullaje interno luego de que el ministro de Defensa, Raúl Jungmann, declarara que la seguridad pública “fracasó en todo el país”, sobre todo en la principal imagen de Brasil al mundo, Río de Janeiro.

Este viernes, en el sambódromo de Rìo, el Rey Momo, un personaje elegido por la Liga de las Escuela de Sambas, recibirá las llaves de la ciudad para gobernar hasta el mediodía del próximo Miércoles de Cenizas.

Unos 250 “blocos de rúa” (comparsas callejeras) están programadas para llevar un oceáno de cariocas, brasileños en general y extranjeros por las calientes calles de Río de Janeiro.

Este año la más famosa de las comparsas callejeras, el “Cordao de Bola Preta”, cumplirá 100 años.

El alcalde de Río, Marcelo Crivella, uno de los más importantes “obispos” de la evangelista Iglesia Universal del Reino de Dios, prometió que este año irá al sambódromo recomendado por una empresa de marketing.

El año pasado no acudió y recibió un gran rechazo del público del carnaval y, al mismo tiempo, este año salieron a la calles comparsas evangelistas que rechazan tomar alcohol y cantan gospel.

Crivella, de todos modos, será repudiado por Mangueira, más conocida de las escuelas de samba que desfilarán el domingo y lunes en el sambodrómo Marqués de Sapucaí.

Mangueira desfilará con el tema “Con dinero o sin dinero, yo me divierto igual” para homenajear al carnaval de Río y cuestionando el corte de presupuesto hecho para la mayor expresión cultural de la ciudad por parte del alcalde evangelista.

La política estará presente en la escuela de Samba Paraíso de Tutuí, que se preguntará si realmente la esclavitud se terminó en Brasil, con una crítica a la reforma laboral promulgada en noviembre por el presidente Temer.

“¿Mi Dios, mi Dios, está extinta la esclavitud?” es el nombre de la canción -llamada enredo- con la cual desfilará Paraíso de Tutuí, que representará a un supuesto presidente con valijas con dinero distribuyendo libretas de trabajo llamado Vampiro del Neoliberalismo.

Habrá también un carro alegórico con “manifestantes títeres”, criticando a los manifestantes que pidieron el impeachment de Dilma Rousseff pero luego no salieron a las calles por la agenda económica de Temer.

Beija Flor tratarán temas espinosos: la primera mostrará una temática de monstruos como Frankestein igualado con dramas actuales como corrupción, odio y las víctimas de la pobreza con el título “Monstruo es el que no sabe amar, los hijos abandonados de la patria que los parió”.

Otra clásica, Portela, famosa por su vieja guardia de sambistas gloriosos, tratará la defensa de los inmigrantes y refugiados que son rechazados en varios puntos del planeta.

En Salvador, estado de Bahía, primera capital de Brasil, el carnaval ya comenzó este jueves con aires internacionales: en los escenarios del circuito entre los barrios de Barra y Ondina se presentaron Pitbull y Claudia Leite.

Pero lo que realmente causa polémica es la autorización de una jueza, que rechazó un pedido del Ministerio Público para prohibir a un bloque callejero llamado “Sótano del Dops”, que reivindica a la dictadura militar e hizo una convocatoria por Facebook para el fin de semana mediante el movimiento “Derecha Brasil”.

El inicio del carnaval en un año de elecciones exhibirá, como el año pasado, parte de la ebullición política que vive Brasil tras dos años de recesión y crisis económica.

Pero Río de Janeiro tiene su propia vida fuera del carnaval: el país están con los ojos puestos antes de la fiesta en lo que ocurre con Joao Pedro da Costa, de 4 años, quien se encuentra en coma tras recibir el disparo de una bala perdida en la favela donde vive.

Fue alcanzado por la bala cuando iba con su padre a la iglesia evangélica en el barrio Rio de Oro. Esta semana, dos niños, de 6 y 13 años, murieron también en el marco de balas perdidas productos de tiroteos entre bandas criminales que también se enfrentan con la policía.

En la favela Nova Holanda, en el complejo de favelas de Maré, famosas por la canción “Alagados” (Inundados) de Os Paralamas do Sucesso, fue enterrado el niño de 13 años que fue alcanzado por una bala mientras jugaba al fútbol. El carnaval no será para todos.