Explosión en la redes sociales

El movimiento #MeToo llega a China donde empiezan a salir a la luz los casos de abuso

  • Gracias a una joven china, residente en Sillicon Valley (EEUU) que denunció en las redes sociales a un ex profesor que abusó de ella 12 años atrás, el movimiento #MeToo se impuso en China, donde se multiplicó el repudio al acoso, concentrado, según las denuncias, en el ámbito universitario.
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Una fotografía reciente de la actriz de “Vértigo”.

 

Redacción de El Litoral

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Télam

El 1 de enero pasado, la joven Luo Xixi decidió contar en la red social china Weibo y con el hashtag #MeToo cómo su profesor Chen Xiaowu había abusado de ella. Su posteo se viralizó y varias estudiantes rompieron el silencio con experiencias similares con Chen. La ola fue imparable y más de 10.000 estudiantes suscribieron 74 cartas a otras instituciones. Muchas compartieron sus propios relatos de acoso sexual de profesores universitarios. Fue una incipiente revolución. Y unos días después, la Universidad de Beihang, en Beijing, donde ocurrieron los hechos, anunció en su cuenta oficial de Weibo que iba a investigar el caso.

De manera solidaria, profesores de una treintena de universidades firmaron una carta abierta en la que pedían reforzar los reglamentos para estos casos en los campus.Finalmente, Chen fue despedido y el Ministerio de Educación chino lo despojó de un prestigioso galardón.

También las autoridades anunciaron mecanismos “para establecer un sistema eficaz para prevenir y tratar el acoso sexual en los campus universitarios”.

Las redes estallaron de alegría. Fue una pequeña conquista.

El portal chino, The Sixth Tone, de corte oficial y que enfoca los temas por medio de historias personales, publicó en las últimas semanas una encuesta de 2017 según la cual casi el 70% de 6.500 entrevistados dijeron que habían sufrido acoso sexual en la educación terciaria.

La encuesta, realizada por el Centro de Género y Educación Sexual de Guangzhou y la firma de abogados Beijing Impact Law, se reveló además que un 10% de los entrevistados dijo que el acoso tuvo un impacto en sus relaciones y estudios y, en algunos casos, sufrieron depresión e intentos de suicidio.

Sin embargo, casi la mitad de las víctimas permaneció en silencio y menos del 4% presentó denuncias.

Para los encuestadores, las causas de este silencio es que “algunas no lo consideran lo suficientemente grave; el estigma tradicional asociado al sexo puede hacer que se sientan avergonzadas o carecen de fe en los mecanismos para manejar los casos de agresión”.

También laboral

Pero si bien el ámbito universitario es el foco de denuncias, según la Universidad de Hong Kong, el 80% de las chinas sufren acoso sexual en algún momento de sus vidas laborales, publicó la consultora China Briefing.

“Es difícil emular el modelo de las universidades”, dijo al diario El País, la feminista china Feng Yuan, del Centro de Estudios de la Mujer en la Universidad de Shantou.

“Si una trabajadora promueve una carta, es difícil que logre un número de firmas suficiente para llamar la atención; y si protesta, es posible que tenga problemas con sus jefes”.

“El mundo laboral necesita un buen precedente, como el de la Universidad de Beihang, y conseguir que más gente esté protegida cuando se lance a hablar”.

Frente a la condena social y la denuncia, finalmente las campañas en las redes fueron la respuesta. En China, los acosos se denuncian con los hashtags #WoYeShi (Yo También, en mandarín), #MetooinChina.

Hay un avance que parece llegar para quedarse, algo impensable en un país donde en 2015, las autoridades arrestaron a cinco activistas por organizar protestas contra el acoso en el transporte público. Y, en 2017, Zhang Leilei, activista de Cantón que se hizo a sí misma un anuncio ambulante para denunciar acosos, fue compelida a que abandonara la ciudad.

“El acoso sexual es común en las universidades y centros de enseñanza superior; todo el mundo tiene una experiencia directa o indirecta. El 50% de los alumnos universitarios son mujeres y cada vez más concietizadas. Este sistema corrupto de abuso de una posición de autoridad para presionar y acosar es intolerable”, dijo Leilei a la prensa occidental.

Desde el portal Sixth tone, la bajada de línea fue clara: Impartir castigos y tolerancia cero ante el acoso. “La sociedad debe unirse”, pidieron.

“La protección para mujeres y niños en Estados Unidos también comenzó desde cero, progresando gradualmente con sangre y lágrimas”, escribió Luo Xixi en su posteo. “No hay ninguna razón para esperar que China no pueda hacer lo mismo”, remató.

En la política

En la arena política, hay una ausencia de participación a nivel nacional y es algo “que preocupa”, dijo Liu Meng, vice decana de la Universidad de las Mujeres de China. Entre los 25 miembros del Politburó chino, hay sólo una mujer.

“Creo que China tiene que fijar una cuota obligatoria del 50%, aún tenemos un duro camino por delante”, señaló a Télam.En China, sostuvo el especialista en relaciones internacionales, Zhou Xinyu, “las mujeres no se quedan cuidando a los niños, muchas son muy exitosas en los negocios y muy ricas, pero en el escenario político no hay tantas”.

Para un futuro cercano, Zhou apostó al empoderamiento en las universidades “donde las mejores estudiantes son mujeres”. El mismo lugar donde el silencio ya se rompió.

Problemática

La situación de la mujer en China no dista mucho de otros países, excepto que allí hay pocas organizaciones o referentes feministas, y tienen una ley de violencia doméstica en vigencia el 1 de marzo de 2016.

Aún así, entre ese mes y octubre de 2017 al menos 635 mujeres y niños murieron a causa de la violencia, según un informe de 2017 de la ONU y los tribunales emitieron 1.284 órdenes de protección en el mismo período, de acuerdo a estadísticas oficiales. Pero aún no están aceitados los mecanismos judiciales para denunciar a los violentos.

Kim Novak, otra de las víctimas

Sexy, rubia y fría: así puede resumirse la receta del éxito de Kim Novak, la “Sharon Stone de los años 50”. Hollywood encumbró a la joven modelo de fotografía hasta convertirla en un mito sexual y el director Alfred Hitchcock acabó haciéndola inolvidable en “Vertigo” (1958).

Pero la glamurosa carrera de Novak también tuvo su lado oscuro: poco antes de cumplir 85 años el próximo martes, la actriz se ha sumado a las víctimas del “MeToo” y al creciente número de mujeres que sufrió sexismo y abusos.

Novak escribió en diciembre en su Facebook que el debate internacional desencadenado por las acusaciones de acoso y abuso sexual la sacudió, porque nunca había aceptado de verdad “todos los sentimientos oscuros” experimentados en sus años de éxito. Ese dolor lo exterioriza ahora con una pintura que dice salirle del alma: “Tiempo del ajuste de cuentas”, así ha bautizado la obra que muestra a una mujer junto al perfil de un hombre de aspecto amenazador.

Novak se apartó pronto del mundo del cine. “Me querían cambiar totalmente”, dijo sobre sus años en Hollywood. Pero ella, como otras estrellas, no quería caer en una crisis y tener un fin trágico, escribió en su web.

En protesta contra lo mucho que la acaparaban los estudios de Hollywood, huyó primero a la región en torno al Big Sur en California, una zona apartada, para después marcharse más al norte, al vecino estado de Oregon.

Con su segundo marido, un veterinario, vivió en un rancho en los años 80. La pintura, los animales y la naturaleza eran sus hobbies. En Facebook colgaba sus pinturas, así como fotografías de paseos a caballo con su marido.

Marilyn Pauline Novak vino al mundo en Chicago en 1933, como hija de padres checos. Pronto trabajó en Hollywood como modelo de fotos y cuando tenía 20 años obtuvo su primer papel en “The French Line” junto a Jane Russell.

Harry Cohn, el poderoso jefe de los estudios Columbia, la descubrió y convirtió con éxito en una nueva estrella. Quería ponerle el nombre artístico de Kit Marlowe, pero ella sólo accedió a cambiarse el nombre por Kim, insistiendo en mantener su apellido. En seguida se hizo conocida con éxitos tales como “The Man with the Golden Arm” o “Picnic”.

En el festival de Cannes de 1956, Novak fue celebrada como una actriz revelación: tenía 24 años cuando protagonizó “Vertigo” de Hichcock, junto a James Stewart, poniendo la piel de gallina a millones de espectadores.

Con Billy Wilder rodó la comedia “Kiss Me, Stupid” y en 1978 rodó en Berlín “Just a Gigolo”. En 1997 acudió a la Berlinale, donde recibió el Oso de Oro por su carrera.

Pocas veces dejó verse en Hollywood, como en 2012, cuando ante la plaza situada delante del histórico Chinese Theatre dejó la huella de la mano en el cemento fresco junto a Charlie Chaplin, Frank Sinatra, Clark Gable y Marilyn Monroe.

No quiso aceptar en un primer momento la invitación a la gala de los Oscar dos años después, pero al final accedió a subir al escenario para recibir el trofeo. Tenía 81 años. Su aparición, con un rostro con aspecto casi de máscara, desató un alud de bromas en las redes sociales. “Kim debería denunciar a su cirujano plástico”, escribió el futuro presidente estadounidense Donald Trump en un tuit en la noche de los Oscar de 2014.

Semanas después, Novak tomó la palabra. “Sé lo que han dicho Donald Trump y otros”, escribió en una entrada en Facebook titulada “Oscar Bullying” (acoso en los Oscar). Y reconoció que se había puesto inyecciones en la cara para tener mejor aspecto y que los comentarios la habían afectado profundamente. Décadas antes se plegó a la presión de Hollywood y dejó el negocio del cine en lugar de denunciar a los acosadores, pero ahora, dijo, no callaría más.

Poco más de un año después, después de anunciar su candidatura a la Casa Blanca en 2015, Trump rectificó y dijo al “New York Times” arrepentirse del tuit sobre Novak. El comentario lo hizo de broma, pero estas cosas pueden ser hirientes, añadió.

Ella aceptó las disculpas en el programa “Inside Edition”, pero siguió su ataque. “Qué pena que los acosadores no piensen antes de romperse la boca”. ¿Votaría a Trump?, le preguntó el moderador. “¿Me tomas el pelo?, ¡Dios mío, no!”, respondió ella.