Severas críticas al gobierno nacional

Menos gasto político: para Bonfatti es una “pantomima” que no imitará

Dijo que los anuncios de Macri son “una gran mentira”; que la derecha “siempre plantea achicar al Estado”, y que “estamos otra vez en los noventa”. Negó sobredimensionamiento de la planta legislativa; confesó su “sorpresa” por los vetos de Lifschitz a 12 leyes y advirtió que decrecen las chances de reformar la Constitución.

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“El cambio del gobierno nacional en materia de doctrina de seguridad es un retroceso; no se trata de más gatillo fácil sino de más derechos”, advirtió el ex gobernador.

Foto: Archivo/Mauricio Garín

 

Ivana Fux

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El saldo del reinicio de la actividad legislativa representó un alivio para Miguel Lifschitz. El Senado por unanimidad y Diputados sobre tablas convalidaron el Pacto Fiscal que había firmado con Mauricio Macri en noviembre. Fue una sanción con controversia desde la reconsideración de la votación hasta los posicionamientos políticos, que derivaron en la abstención de dos diputadas del oficialismo. La resistencia también la manifestaron los gremios antes de que se sesionara. Pero aún así, la ley salió. “Lo que nos preocupa es la pérdida de ingresos que está teniendo la provincia como consecuencia de esto que, para mí, no fue un pacto sino una imposición fiscal”, argumentó Antonio Bonfatti. En diálogo con El Litoral, el presidente de la Cámara Baja defendió la decisión legislativa, y aseveró que la provincia “estaba perdiendo recursos de la Caja (de Jubilaciones), del Fondo Compensatorio, del Fondo Sojero... Esto atenta contra las finanzas de municipios y comunas, y de la propia provincia... Además, la reforma previsional ya había sido sancionada, al margen de si en la provincia se votaba o no esta adhesión. Ésta es la situación que intentamos hacerle ver a los sindicatos”, planteó.

—¿Esa quita de recursos funcionó como una suerte de apriete?

—Por eso digo que fue una imposición fiscal. Más allá de que el primer borrador era infirmable, en la medida en que 22 gobernadores lo rubricaron, y Lifschitz lo firmó a último momento, no había otra posibilidad. Ese mismo pacto establece que el 31 de marzo se le dirá a la provincia cómo pagará Nación su deuda de coparticipación. Más allá del pacto, ésa es una resolución de la Corte. Mal haría un gobierno si no acata un fallo del máximo tribunal.

—¿Qué opina sobre el cambio de doctrina en materia de seguridad que ha anunciado la Nación?

—Es un disparate; van por el camino equivocado. La impronta y todo el esfuerzo deben estar puestos en reducir la pobreza del país; uno ve que en los países con menor desigualdad, si los ciudadanos tienen garantizados derechos, el delito es muchísimo menor. Allí hay que poner el acento; si seguimos profundizando la pobreza con la reforma previsional y laboral, la situación (de violencia e inseguridad) se va a seguir profundizando. Ello no se resuelve con más gatillo, sino garantizando los derechos de la gente. Esto es un retroceso; no tengo la menor duda. Más violencia genera más violencia aún. Está demostrado.

Visión crítica

-—¿Ratifica su diagnóstico inicial crítico hacia la gestión de Macri?

—Lamentablemente no me equivoqué; sigo sosteniendo que éste es un gobierno que piensa solamente en los sectores más concentrados de la economía. Todas las medidas van en ese sentido; no encuentro una a favor de los trabajadores o los desempleados... Hay que ver todos los decretos de Necesidad y Urgencia cuánta urgencia y necesidad tenían para modificar 159 leyes; para qué existe entonces el Congreso... Son todos negocios... Un ministro de Economía que dice que hubiese privatizado y dividido en dos YPF; están en venta 14 centrales termoeléctricas... Todo se privatiza; esto es los noventa con argumentos calcados a los que usaba (Domingo) Cavallo.

—¿Lo mismo sucede con el Estado?¿Hay una retracción simulada con los anuncios para reducir el gasto político?

—Todo es una gran mentira porque lo primero que hicieron fue incrementarlo. Y ahora, a partir del escándalo Triacca violando las normas laborales, hacen toda esta pantomima para tratar de minimizarlo. El achicamiento del Estado es correcto cuando se lo hace para la eficiencia; acá, con el discurso de la eficiencia, se achica el Estado para que se privatice todo.

—¿Deben los familiares de funcionarios ocupar cargos?

—Si fuera alguien idóneo y lo demuestra, no habría problema. Pero no en forma masiva como los ha tenido el gobierno nacional.

—En la provincia hasta hay un libro escrito sobre la Familia Socialista en referencia a los cargos que ocupan los familiares de los gobernantes. ¿Cómo explica esa situación?

—En primer lugar hay grandes mentiras en torno a familiares que en realidad no lo son; en segundo lugar, aquellos que lo son han sido militantes del partido y muchos de ellos han tenido cargos municipales o provinciales antes de que nosotros fuéramos gobierno.

—Como presidente de la Cámara ¿tomará alguna medida sobre el tema? Porque el gobernador dijo que revisaría la situación en el Ejecutivo, pero que esperaba que los otros poderes hicieran lo propio...

—De ninguna manera. Creo en lo que hemos hecho; hemos rendido cuentas de todo lo que hemos trabajado el año pasado con un récord de leyes sancionadas por la Legislatura. No creo en lo que plantea siempre la derecha; achicar la política y el Estado que en definitiva es atentar contra los bienes de la comunidad, para favorecer a los sectores concentrados de la economía. Siempre el ataque va para el mismo lado; yo me preguntaría sobre los negociados que está haciendo este gobierno con sus funcionarios tomando medidas que son legales pero que implican llenarse los bolsillos a partir de la construcción, el petróleo, el gas...

—¿No hay excesos en el Poder Legislativo de Santa Fe tanto por los fondos que se manejan como por los nombramientos?

—En la Cámara de Diputados hace años que está congelada la planta por ley. Tenemos la planta adecuada para el funcionamiento de la Legislatura.

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“Lo que nos preocupa es la pérdida de ingresos que está teniendo la provincia como consecuencia de esto que, para mí, no fue un pacto sino una imposición fiscal”.

Foto: Archivo/Guillermo Di Salvatore

 

Futuro y Frente

—¿Sigue en pie la idea de relanzar el Frente Progresista?

—No creo en un relanzamiento; el Frente es un cuerpo dinámico, vivo, que tiene que ir adecuándose a una realidad que es cambiante. Los valores y principios que pregona son siempre los mismos. Hay quienes de un día para el otro creen en otra cosa; allá ellos. Pero éste es un Frente abierto donde podemos sumar nuevas voces o sumarnos a un proyecto convocante para defender los intereses de los argentinos.

— ¿Se suma el PJ?

—Se suman todos aquellos que tengan voluntad de compartir ideas y valores.

—¿Va a ser candidato a gobernador en 2019?

—Eso no está en mi cabeza. Siempre las candidaturas las define el partido, y después se charlará dentro del Frente.

—No descarta ni confirma ¿está a disposición?

—Pero que ésta es la vida de un militante político.

—Un militante que fue gobernador...

—Bueno, pero yo no tomo decisiones personales; se toman colectivamente.

Reforma y veto

—¿Hay alguna chance de reformar la Constitución en lo que queda de gestión?

—Siempre hay posibilidades y soy el primero que voy a sostener la necesidad de esa reforma. Los tiempos, obviamente, en la medida que van pasando y no hay definiciones, acortan las posibilidades.

—Miguel Lifschitz sinceró su deseo de ser reelecto. ¿Esa actitud suma o resta?

—Creo que lo importante es plantear los aspectos centrales de la Constitución; la autonomía de los municipios, los nuevos derechos, el Consejo de la Magistratura... Lo otro es relativo y, en definitiva, no lo va a decidir ninguno de nosotros; lo van a decidir los eventuales constituyentes.

—¿Le sorprendió el veto casi masivo del Poder Ejecutivo a una docena de leyes votadas en la última sesión ordinaria de 2016?

—La verdad que sí. Pero creo que está también en el juego de los poderes. Hemos analizado los vetos; en algunos hay razonabilidad y en otros entendemos que no, por lo tanto esperaremos que ingresen y los trataremos.

—¿Evidencia que no hubo el diálogo suficiente entre los dos poderes?

—Las leyes para ser sancionadas pasan primero por una cámara y luego por la otra, por lo tanto, han tenido el tiempo suficiente dentro de la Legislatura para ser observadas por el Poder Ejecutivo e intentar dialogar en caso de pensar que no eran viables.

  • Lamentablemente no me equivoqué; sigo sosteniendo que éste es un gobierno que piensa solamente en los sectores más concentrados de la economía. Todas las medidas van en ese sentido; no encuentro una a favor de los trabajadores o los desempleados...”.