Departamento Castellanos

Al filo de la tragedia

Una pareja de policías le salvó la vida a un pequeño que se había caído en una pileta. Todo ocurrió en la localidad de Bella Italia, durante el fin de semana.

23-A-BELLA ITALIA.jpg

Iván con su helado de “vainí” y a su lado sus ángeles de la guarda, el oficial Víctor Carpio y la cabo Diana López.

Foto: El Litoral

 

Joaquín Fidalgo

[email protected]

El oficial Víctor Carpio es “el comisario del pueblo”. Desde hace años, está al frente de la sub 23 de la localidad de Bella Italia, en el departamento Castellanos, donde también trabaja su mujer, la cabo Diana López. El sábado pasado, ella estaba disfrutando de su último día de licencia por vacaciones, en su hogar. Él terminó su turno cerca del mediodía y fue para la casa. Se quitó el uniforme, se vistió con ropa más “cómoda” y se preparó para prender el fuego. Iban a comer un asado. Todavía no tenían idea del drama que se había desatado a sólo unos metros de su domicilio, en una vivienda cercana. Eran cerca de las 13.15 cuando ambos escucharon los gritos de gente desesperada en la calle.

“En Bella Italia, nos conocemos todos. Somos unos 3.500 habitantes. Acá, el comisario sigue siendo el comisario. Cuando escuchamos los pedidos de auxilio afuera salimos a la puerta. Por la vereda venía a nuestro encuentro un vecino con un chiquito en brazos. Desvanecido. Le tomamos el pulso. No tenía. Sus labios estaban morados, su piel pálida. No tenía signos vitales. Con mi señora lo pusimos en el piso y comenzamos a practicar las maniobras de reanimación”, recordó ayer el oficial Carpio.

Este niño -de apenas cinco años- estaba jugando en casa de sus primos momentos antes y decidió arrojarse a la pileta, sin percatarse de que estaba saltando en la parte más profunda. Nadie lo vio tirarse y recién fue rescatado minutos más tarde, cuando alguien observó que estaba sumergido.

Primeros auxilios

“Por una cuestión de tamaño y de instinto maternal, mi mujer se ocupó de hacer los masajes cardíacos y en los pulmones. Siguió hasta que el nene empezó a despedir agua por la boquita. Después de que expulsó bastante agua, ella le hizo respiración boca a boca. Volvió a escupir más agua y escuchamos una pequeña tos. Diana continuó hasta que comenzó a toser y a despedir más agua. En ese momento, volvió en sí. Lloró, parpadeó, abrió los ojitos. Su llanto no paraba. Entonces respiramos todos. Nos volvió el alma al cuerpo”, relató Víctor.

Todavía se emociona al recordar los detalles del incidente y se quiebra su voz de tanto en tanto. “Luego llegó a mi casa la enfermera del pueblo, Nora Reinero, quien lo revisó ahí primero y después lo llevó al Samco -agregó el policía-. ‘En teoría está bien, pero vamos a llevarlo al hospital’, nos dijo. Así que cargamos al pequeño en mi auto y lo trasladamos al Jaime Ferré de Rafaela. En el camino, no queríamos que Iván (así se llama el niño) se duerma, así que con mi mujer le hacíamos chistes y le hablábamos constantemente. Le dijimos que íbamos a ir a la playa y que después de que lo atienda el médico tomaríamos un helado. Cuando le preguntamos, nos contó que su gusto preferido era ‘vainí’. Me quedó grabado. En el hospital nos estaban esperando, porque la enfermera ya había avisado. Ahí lo atendieron de diez, una barbaridad”.

Un hijo más

“Le practicaron varios estudios y tenía agua en el estómago y en uno de sus pulmones. Quedó en observación hasta el lunes, cuando le dieron el alta. Todos esos días estuvimos en contacto. Es más, el domingo por la mañana lo fuimos a visitar y le llevamos el helado de ‘vainí’. Estaba con su abuela y con el papá. Cuando nos vio, se le dibujó una sonrisa enorme en la cara. Nos dio besos. Al terminar el horario de visita me dijo: ‘Yo voy a ir a comer a tu casa. Te voy a mandar un audio para que me busques y en ese audio te voy a decir que te quiero mucho”, narró el oficial.

“También hablamos con el papá. Le dije que por favor me lo cuide, porque ahora era en parte hijo nuestro. Yo tengo ocho hijos entre los míos, los de mi esposa y las nenas que son de ambos. Ahora tengo el noveno, Iván. Nos une un lazo muy fuerte. La gente, muchas veces piensa: ‘¿Para qué me va a servir esto?’, durante los cursos de primeros auxilios. En 2016, yo organicé uno en Bella Italia. Lo dictó un paramédico de Rafaela llamado Carlos Durando. Nos sirvió. En este caso, pudimos salvar una vida. Gracias a Dios. A los tumbos, pero pudimos evitar la tragedia”, concluyó Víctor.