El cuñado y un policía

Dos condenados en Formosa

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César Andrés Castagnino y Javier Maximiliano Domínguez fueron apresados el 12 de diciembre de 2015 en un puesto fronterizo de Formosa con 32,5 kilos de cocaína. Foto: Archivo El Litoral

 

La luz amarilla se encendió el 12 de diciembre de 2015, cuando Gendarmería detuvo en el puesto fronterizo “Fermín Rolón” de Clorinda, en la provincia de Formosa, al cuñado de Oscar Baigoria que viajaba junto con un policía santafesino de apellido Domínguez, a quienes se les incautaron 32,5 kilos de cocaína.

La causa tuvo su trámite y llegó a instancias de juicio oral, en el cual el Tribunal Oral Federal de Formosa condenó a César Andrés Castagnino (cuñado de Baigoria) a la pena de 4 años de prisión por transporte de estupefacientes; en tanto Javier Maximiliano Domínguez recibió una pena de 7 años de prisión por el mismo delito, agravado por su condición de funcionario policial.

Personal del Escuadrón Nº 16 de Clorinda los interceptó a fines de 2015 cuando cruzaron la frontera con Paraguay a bordo de un auto Mercedes Benz B200 patente GWZ318 con la sustancia de origen ilícito.

Producto de escuchas telefónicas posteriores, se supo que César Castagnino es el hermano de la esposa del policía Baigoria. Pero la relación no acaba allí. La Justicia determinó luego que el propio Baigoria había viajado a Paraguay el 27 de noviembre de 2015, es decir dos semanas antes de que su cuñado fuera detenido con la droga; y lo hizo a bordo de un vehículo que está a nombre de la hermana del detenido.

Luego, los informes de aduana señalan que el mismo automóvil había ingresado al vecino país un mes antes -el 11 de septiembre de 2015-, esta vez con Baigoria y quien sería su socio, Emanuel M. González.

Y como si eso no fuera suficiente, la Justicia detectó escuchas entre el policía Domínguez -detenido en Formosa- y su esposa, con Baigoría para solicitar asistencia económica luego de lo ocurrido, como parte de un pacto previo en caso de ser atrapado. Entre los pedidos se incluye el de ponerle un abogado para que lo defienda, labor encomendada a la Dra. Hilda Knaeblein.

Para la fiscalía santafesina, la distancia de “los jefes” con la droga los mantiene alejados de posibles infortunios, que luego padecen sus enviados, con los que existe una especie de pacto de confianza y futura protección familiar en caso de caer en desgracia.