Atardece en el tambo

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 FOTO: Julián Inhoff

 

Decía Borges que hay una hora de la tarde en que la llanura “está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música”. En la zona rural de Grutly, las lluvias lavaron el campo y apagaron la seca. Ellas, sabedoras milenarias de los secretos del llano, transitan hacia el bucólico descanso de otra jornada de campo.