Por primera vez, Unión está afuera de las copas...

No está “muerto quien pelea”

Justo en la etapa de definiciones y cuando le quedan tres partidos bravísimos, el equipo de Madelón sale del lugar de privilegio en el que habitó durante toda la Superliga. Hay que borrar lo que pasó y jugársela en lo que viene.

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El equipo que jugó en Tucumán. De pie: Martínez, Balbi, Gómez Andrade, Vitale, Bottinelli y Nereo Fernández. Agachados: Soldano, Fragapane, Rodrigo Gómez, Mauro Pittón y Zabala.

Foto: Gentileza José Díaz Romero

 

Enrique Cruz (h)

Por primera vez, Unión está afuera de las copas y esto provoca, sin dudas, un cimbronazo. Por primera vez, también, Unión ya no depende de sí mismo. Se dieron todos los resultados que no debían darse. Ganaron todos. Y si algo le faltaba, era la goleada de Colón (condición indispensable para superarlo en diferencia de goles) y el triunfo de Defensa y Justicia ante un irregular Independiente. Ahora, más que nunca, se lamentan esos puntos que se perdieron. Sobre todo los de locales y ante equipos que han demostrado una mediocridad en el campeonato: San Martín de San Juan y Tigre. Y no quisiera tampoco obviar el partido del domingo en Tucumán, a priori un rival más complicado y temible que los anteriormente mencionados, pero frente al cual, Unión no supo de qué manera resolver favorablemente el partido.

Insisto en que el punto no será malo si es que lo revalida con un triunfo ante Talleres, como para “empezar a conversar”. Pero los otros resultados hicieron que a Unión, el empate que en otro momento podía sonar a positivo, hoy no tenga ese valor que podría haber tenido. Conclusión: Unión tendría que haberse alzado con los tres puntos y fue un partido como para conseguirlo, pero no jugando como jugó, está claro.

No vale la pena “llorar sobre la leche derramada”. Lo que pasó, pasó. Hay que pensar en lo que viene y en pelear hasta último momento lo que se fue gestando desde el mismo arranque de esta Superliga. Unión ha cumplido con esos objetivos que se plantearon en el arranque de esta historia. Vale insistir sobre eso, porque es la pura verdad. Ninguna pretensión bañada de realismo suponía, hace ocho o nueve meses, que la meta de Unión era clasificar para una copa, cuando cualquiera que miraba la tabla de promedios, lo hacía con justificados temores.

El tema es que el hincha vive el presente y la ilusión se fue gestando, amasando y concretando durante casi toda esta Superliga. Unión llegó a estar tercero y allí permaneció un tiempo. O sea que llegó a estar en clasificación para la Libertadores, manteniendo el invicto de local (condición que todavía ostenta) y convirtiéndose en una de las máximas “sorpresas” del torneo.

Lo bueno fue que Madelón mantuvo una estructura que permaneció inamovible, prácticamente, en nombres y esquemas. Fue lo bueno y malo a la vez, porque también quedó en claro aquello de plantel corto, concepto con el cuál algunos coinciden y otros no, pero que en mayor o menor medida se sintió. Ni siquiera una de las incorporaciones más rutilantes, como la del “Droopy” Gómez, sirvió para darle alguna variante superadora en los momentos en los que faltaron Gamba o alguno de los volantes.

El fútbol es muy propenso a dividir las aguas de manera terminante. Éxito o fracaso según se gane o se pierda, hacen que el potenciómetro de una campaña reviente los tímpanos o se convierta en algo inaudible. Unión no se armó en su momento para que el éxito o el fracaso se mida por la clasificación o no a una copa internacional. Se armó para salvarse del descenso. Ése fue el objetivo, lo otro fue una pretensión. Algo que se fue gestando con el paso de los partidos, con el funcionamiento del equipo y que ilusionó a todos.

No tiene que ver con el tan mentado salto de calidad que Unión jamás dio, en lo deportivo, en los últimos tiempos. Porque para dar el salto de calidad habría que partir de una base firme. Y no fue este el caso. Basta con recordar cómo se fue deshilachando el promedio con los malos resultados del primer semestre del año pasado, para entender que, en ese entonces, hablar de copa internacional en Unión, era una quimera.

Pero así es el fútbol: el hincha se ilusionó y fue el mismo equipo el que lo metió en el “baile”. Quedan tres finales comprometidísimas, con escaso margen para trastabillar y muchísimo para ganar. Lamentablemente, también en este derrotero pueden quedar heridas. Es la ley del fútbol.

... Y Toledo se “rompió”

El acto de negación de cada uno de los jugadores de Atlético fue algo así como la última esperanza del plantel. Nadie quería aceptar la noticia que parecía sentenciada después del examen clínico por el que Javier Toledo había pasado el domingo después de pedir el cambio en pleno partido contra Unión. Todo indicaba que el goleador se había cortado el tendón de Aquiles de la pierna derecha, pero faltaban los estudios. Finalmente, para dolor de un grupo que sigue sufriendo bajas importantes culpa de lesiones severas, el diagnóstico se oficializó.

“El Oso” será el tercer decano en la temporada de la Superliga 2017/18 en pasar por un quirófano. Antes lo hizo Cristian Lucchetti y hace unas semanas Franco Sbuttoni, quien sufrió la misma dolencia que el delantero. “Lamentablemente, sí o sí debe operarse”, fue lo que señalaron, antes de emitir el parte oficial.

Así como Lucchetti fue una baja sensible sobre el cierre de 2017, Toledo lo será hasta 2019, o al menos hasta que Atlético defina si en el mercado de pases del invierno sumará un goleador de su calibre o no. Casi seguro que sí.