Tribunales

Soldado acusado de violar a una compañera seguirá preso

La fiscal Yanina Tolosa lo acusó por el delito de “abuso sexual agravado” y el juez Jorge Patrizi le dictó la prisión preventiva sin plazos.

Redacción de El Litoral

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El juez de la Investigación Penal Preparatoria, Jorge Patrizi, dictó este lunes la prisión preventiva sin plazo para Adán Iván Suárez, un soldado voluntario de 26 años que se desempeñaba en el Batallón de Ingenieros 1, del Ejército Argentino de Santo Tomé. Así lo confirmó la fiscal de la Unidad Gefas, Yanina Tolosa, al salir de la audiencia en la que tuvo tratamiento la medida cautelar.

“El Dr. Patrizi acaba de dar por acreditado el hecho”, sostuvo la fiscal, que enmarcó el caso en un “abuso sexual con acceso carnal, agravado por ser el agresor miembro de una fuerza de seguridad y en ocasión de sus funciones”, delito que prevé una pena mínima de 8 años y máxima de 20 años de prisión, en caso de ser encontrado culpable.

El caso fue denunciado el miércoles de la semana pasada por la víctima, cuyos únicos datos son que tiene 20 años, que se desempeñaba como soldado voluntario en el mismo batallón que su agresor y que proviene de una provincia del norte del país.

“Hay un relato muy detallado y verosímil de la víctima”, sostuvo la Dra. Tolosa, que aclaró que aunque no haya “testigos directos del hecho en este tipo de abusos” , “tenemos varias testimoniales” y “todos coinciden en su forma de relato y sus emociones con el caso en sí”.

Soldados voluntarios

Según informó la oficina de prensa del MPA oportunamente “el abuso se concretó minutos después del mediodía del pasado miércoles en el depósito central de la Intendencia del Batallón. Y tanto el imputado como la víctima revisten la calidad de soldados voluntarios del Ejército Argentino”.

Según el relato de los hechos que hizo la funcionaria del MPA en la audiencia imputativa, “el ilícito fue cometido mientras el imputado y la víctima cumplían órdenes y realizaban tareas de doblado de uniformes”. También agregó que “según consta en el informe confeccionado por un médico de la Policía de Investigaciones (PDI), la víctima sufrió lesiones a raíz de la agresión sexual”.

La fiscal también se refirió a las diligencias investigativas ordenadas. Detalló que “se secuestraron las prendas del imputado y de la víctima, a los fines de practicar una pericia de ADN. Además, personal de la sección Científica de la PDI tomó fotografías del lugar del hecho y realizó informes de planimetría, huellas y rastros”.

Según consta en la carpeta judicial que fue materia de debate en los tribunales locales, víctima y victimario “estaban encerrados por orden de un superior por cuestiones de seguridad”.

Sólo compañeros

Consultada sobre cuestiones particulares, la fiscal detalló que si bien no hay diferencia de jerarquías, el agresor era mayor en antigüedad y también físicamente -mide 1,80 mts.-, en tanto “ella es menuda” y “presenta ciertas características y modo de ser que hacen a la verosimilitud de su relato”.

El origen del ataque se produjo en lo que la fiscalía interpreta como “una conversación tonta” en la que ella le enrostraba cierta “seriedad” en su trato al compañero. A lo que el varón le habría dicho: “Yo te voy a enseñar a ser serio” y luego la obligó a “hacer ejercicios físicos” para “después consumar el hecho”.

También aclaró la fiscalía que “ellos no tenían ninguna relación sentimental previa” sino que “eran simplemente compañeros”. Es más, “ella estaba de novia con un compañero desde hacía poco tiempo” que es a quien “pide ayuda” cuando ocurre el ataque.