Análisis del Movimiento CREA

Arqueología tambera: en busca de la rentabilidad perdida

Durante muchos años se asoció al aumento de productividad como el camino para la mejora del resultado económico, sin embargo hoy es la eficiencia de producción la que cobra mayor importancia. Del análisis se desprende que los sistemas son complejos y no hay un sólo indicador que por sí mismo defina el mejor planteo.

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En la fosa. Las empresas lecheras CREA más destacadas produjeron en promedio un 21% más de litros diarios por vaca en ordeño (VO) respecto del resto de una muestra representativa evaluada.

Foto: Juan Manuel Fernández

 

Campolitoral

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En un contexto caracterizado por el deterioro de las variables económicas, con la megadevaluación cómo último hito de una nutrida lista de factores que conspiran contra la sustentabilidad del negocio, la producción lechera en Argentina enfrenta por enésima vez el dilema sobre el futuro del tambo: ¿puede ser rentable? ¿donde está la clave para que las empresas sobrevivan en un “ecosistema” tan hostil?

Las últimas estadísticas indican que es muy difícil ganar dinero en el sistema. Según cálculos del Instituto de Economía del INTA publicados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), hace cuatro meses que el tambo promedio argentino dejó ser rentable por una combinación de estancamiento en el precio de la leche y un incremento sustancial de los costos de producción (es la actividad del agro con mayor “dolarización” de sus procesos internos). En mayo el precio promedio ponderado del litro de leche cruda a nivel nacional fue le mismo que el del costo de producirlo: $6,54. Así, el quebranto (rentabilidad promedio) que reflejan las estadísticas se incrementó hasta -0.7% en el quinto mes del año, tras escalar desde -0.1% en febrero, -0.2% en marzo y -0.3% en abril. La explicación inmediata se encuentra en el dispar comportamiento entre el encarecimiento de los insumos y la recomposición del precio pagado por la producción. Datos del INTA Rafaela muestran que en el último año (mayo/mayo) el valor promedio nominal de la leche recibido por el productor se ajustó en un 17.4%, mientras que el balanceado subió 91%, el expeller de soja un 85%, el maíz 80%, el verdeo de avena con fertilización 51% y la pastura de alfalfa sin fertilizar 47%, entre otros costos.

En semejante situación se replican las demandas sectoriales y se advierte sobre la caída de empresas. Pero también hay quienes apuestan por “ponerle cabeza” al problema y buscarle la punta al ovillo, para encontrar el camino hacia la supervivencia. Es lo que hacen en el Movimiento CREA al analizar la información recolectada entre sus miembros para entender cual es la clave de quienes logran logran mantenerse a flote en este negocio. El último de estos trabajos, en el que se analizó la gestión de 212 tambos de todo el país durante el ciclo comercial 2016/17, arroja datos reveladores para el diseño de estrategias de gestión. Por ejemplo, que no es necesariamente rentable quien más litros ordeñe por hectárea o tenga una mayor carga animal.

Top y resto

El estudio se difundió bajo la pregunta ¿Qué caracteriza a los tambos más destacados? y parte de la discriminación entre “tambos top” y “el resto”, según un indicador concreto: el el Resultado por Producción (RPP) en pesos por hectárea destinada al total de la actividad (ARS/ha/TT), que es el beneficio económico alcanzado mediante el proceso productivo al exponer una determinada cantidad de recursos (tierra, capital, trabajo, etc.) en juego durante un año. Así se ordenaron todas las empresas en un “ranking” de resultado por producción y se seleccionaron 137 que presentaron datos de carga animal, producción individual y producción por superficie. Se seleccionó el 10% de las empresas con mayor RPP a las que se denominó “top” y se las comparó con el 10% de más bajo resultado por producción (llamadas “inferior”).

En promedio las empresas “top” obtuvieron un resultado por producción 3,9 veces mayor que el promedio general del total de empresas y se aclaró que corresponden a empresas de diferentes zonas CREA del país (Centro, Este, Oeste, Oeste Arenoso, Sur de Santa Fe, Santa Fe Centro y Litoral Sur), lo que refleja que obtener los mayores resultados por producción por hectárea estuvo asociado a características inherentes a las empresas y no a particularidades zonales

Tampoco se encontraron correlaciones evidentes entre la carga animal y el resultado por producción. Sin embargo, al analizar el 75% de la submuestra de las empresas “top” versus el mismo porcentaje del resto de la muestra, se observó que las primeras produjeron en promedio más de 24,7 litros diarios por vaca en ordeño (VO) versus 20,4 litros/VO. “Durante muchos años se asoció al aumento de productividad como el camino para la mejora del resultado económico; sin embargo, hoy en día, debido al importante aumento en los niveles de productividad, es la eficiencia de producción quien cobra mayor importancia”, señala el documento de la Comisión de Lechería.

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Intensidad. El 3º cuartil (75%) de las empresas “Top” presenta cargas mayores a 1,75 VT/haVT frente a 1,55 VT/haVT que presenta el mismo porcentaje del Resto.

Foto: Archivo

Factores ocultos

En detalle, el estudio muestra una brecha considerable entre los tambos con mejor RPP y el promedio general del total de empresas (3,9 veces mayor). También se observó que el cuartil inferior, es decir el 25% de las empresas que integran el grupo “Inferior”, obtuvo un índice casi 2 veces menor que el promedio general.

Sin embargo también se evaluó cómo les fue a las empresas “Top” en otros indicadores que influyen sobre el resultado productivo de la empresa, comparándolas con el “Resto”. Se consideraron para dicho fin la producción anual, la carga animal y la producción individual.

La producción anual se analizó como los litros producidos por hectárea de Tambo Total, es decir todas las hectáreas destinadas a la actividad, en el año de dicho ejercicio. El 3º cuartil, es decir el 75% de las empresas “Top”, obtuvo 15.782 L/haTT/año mientras que el mismo porcentaje del “Resto” produjo 11.429 L/haTT/año. La mediana, valor sobre el cual se encuentra el 50% de los casos, para la producción fue de 14.357 L/haTT/año en las empresas “Top” y de 9.233 L/haTT/año para el “Resto”. Se destaca la gran variabilidad que existe en este último grupo teniendo en cuenta que lo compone un mayor número de empresas. Y se observó que algunas empresas del “Resto” tuvieron producciones mayores que la que más produjo de las “Top” a pesar de lograr un RPP menor. “Cuando vemos este tipo de situaciones es posible asociarlas a otras variables difíciles de cuantificar como el nivel de gerenciamiento, habilidades comerciales, etc- además de las analizadas en este informe, que pueden tener un alto impacto en el resultado final de las empresas”, advierte el trabajo.

También se menciona que históricamente se asoció el resultado económico de las empresas tamberas con el volumen de producción de leche (L/haTT/año). A pesar que en los datos presentados para este análisis no se encontró alta correlación entre éstos indicadores, según un análisis realizado sobre las gestiones lecheras históricas de CREA de 10 años aproximadamente, la productividad explica el 30 % de la variación registrada en el RPP. “Un aspecto interesante que podemos ver en aquellas empresas de alto nivel de productividad, es que se pierde cierta linealidad en la respuesta. En este sentido es evidente que hay otros factores, además del nivel de productividad, que afectan el RPP”, agrega.

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Caro. Empresas con mayor carga animal tienen un alto nivel de consumo de concentrados por litro producido: “podríamos asociar esta situación a ineficiencias en la alimentación constituyendo un factor de riesgo que repercute sobre la estabilidad económica. Podríamos inferir que alta carga animal no siempre se traduce en un alto resultado económico”, indica el trabajo. Foto: Archivo

Mucho no es mejor

Dos indicadores de relevancia, que definen la productividad y por lo tanto afectan -en cierta medida- el RPP son la carga animal (VT/haVT) y la producción individual (L/VO/día). De este análisis se desprende que el 3º cuartil (75%) de las empresas “Top” presenta cargas mayores a 1,75 VT/haVT frente a 1,55 VT/haVT que presenta el mismo porcentaje del Resto. Al evaluar el cuartil superior de este indicador, es decir el 25% de las empresas que presentan mayor carga animal, de ambos grupos vemos que no hay grandes diferencias entre el grupo “Top” y el “Resto” estando en 2,12 y 2,21 VT/haVT respectivamente.

Sin embargo, al evaluar los valores máximos vemos que del “Resto” está 1,38 puntos por encima de las empresas “Top”; siendo este último el de mayor RPP. “Bajo el supuesto caso de que empresas con mayor carga animal tienen un alto nivel de consumo de concentrados por litro producido, podríamos asociar esta situación a ineficiencias en la alimentación constituyendo un factor de riesgo que repercute sobre la estabilidad económica. Podríamos inferir que alta carga animal no siempre se traduce en un alto resultado económico”, se aclara..

Según el estudio a 10 años mencionado anteriormente, alto nivel de carga animal es una característica asociada a tambos más estables en términos de resultado económico, siempre que haya altos niveles de litros libres de suplementación por hectárea y de consumo de pastura (por TV/ día y por ha y por año) y total.

Por su parte, en el análisis de la producción individual medida como los litros producidos por cada vaca en ordeño por día, se destacan las empresas del grupo “Top”; donde el 75% de las mismas produce en promedio más de 24,7 litros/VO frente a 20,4 litros/VO que produce el mismo porcetanje del “Resto”.

Los datos aportados por miembros CREA respecto a sus gestiones lecheras de la campaña 2016/17 permitieron evaluar ciertos niveles económicos productivos de las empresas. Del análisis se desprende que los sistemas son complejos y no hay un sólo indicador que por sí mismo defina el mejor planteo.

Durante muchos años se asoció al aumento de productividad como el camino para la mejora del resultado económico, sin embargo hoy en día debido al importante aumento en los niveles de productividad, es la eficiencia de producción quien cobra mayor importancia. Será necesario entonces buscar otros indicadores que nos permita identificar variables relacionadas con el resultado económico.

Esto evidencia la importancia de medir y compararse para poder identificar aquellos casos exitosos de los cuales se puede aprender. En ese sentido, el ejercicio de diagnosticar la situación actual es de relevancia para el empresario en pos de identificar los potenciales productivos que puede alcanzar. “Saber lo que nos falta nos pone frente a todo lo que tenemos por ganar y así generar cambios para contribuir el futuro de nuestra cadena láctea”, concluye el trabajo.